sábado, 31 de diciembre de 2022

Coronemos la esperanza

    Se me aparece la imagen del jinete sobre el burrito. El jinete con una golosina atada a una vara de pescar sobre el burrito que quiere alcanzarla, que avanza porque intuye que alcanzará a satisfacer su hambre. Más no la alcanza nunca porque todos -burrito, jinete, vara, golosina- se mueven a la vez. Y el hambre del burrito crece, se acumula, lo compulsa a trotar más rápido, a trotar automáticamente hacia su meta, a trotar con la visión cada vez más cerrada sobre la golosina hasta que el hambre se vuelve peso insostenible,  si el jinete no le acerca la vara con la golosina, y el burrito se espanta antes de morir.

     Hagámosla efectiva, perdurable sobre la mesa. Como impulso está muy bien que la esperanza habite los predios de los sueños. Aplaudo a quienes cada nuevo año hacen sus votos por la verde, roja o negra/pero con amor sin olvidar que,  si se demora demasiado en pasar a realización, la esperanza se troca en decepción, primero,  y luego en rabia. 

     Este 2022 que termina he sentido los indicios del año de la rabia en las discusiones en las colas, al subir a una guagua, la perplejidad del coronel retirado de las FAR cuando se entera que a una nieta, un delincuente con bata le pidió mil pesos por una cama para su estancia postparto en un hospital. No ha sido la rabia virulenta del estallido por el que han apostado aquellos que, por tal de derrocar el gobierno -o sustentarlo a ultranza- no les importa que los cubanos nos matemos los unos a los otros. No con la violencia sangrienta tan largamente esperada -y fomentada- por quienes alimentan odios, diferencias, divisiones. No así pero sí con el paroxismo de la desidia de muchos, el egoismo, ese mal vivir sistemático sobre la cuerda floja de la precariedad y el subdesarrollo largamente compartido.   

     Hace solo unos dias sentí los indicios de mi propia rabia. Allá, en un barrio llamado Juan de Dios Fraga ubicado en la frontera entre Playa y La Lisa, se inauguraba un anfiteatro y otras obras sociales. Allá estacioné mi bicicleta entre el montón de autos de dirigentes. Ellos decidían, como en medio de una maniobra militar, donde se pondrían las sillas para que no le diera el sol a la presidencia, quiénes cantarían y bailarían en el acto, cuántos oradores habría, que todo estuviera perfecto ante la mirada de la "visita de primer nivel". 

    Alrededor los obreros y operarios aun pintaban -incluso sobre el repello fresco, en algunos casos, pues "hay que terminar antes de que mañana, a las siete, se entonen las notas del Himno de Bayamo"-, una socióloga recogía escombros, un promotor cultural los llevaba para el camión... En realidad nunca llegué a saber la utilidad de mi estancia allí. Nadie pidió mi criterio sobre asunto alguno ni de mi competencia ni fuera de esta. Todo estaba decidido por un par de gentes sobre cuyas sapiencias y experiencias, en asuntos de actos e inauguraciones, no me estaba permitido dudar. 

     Allí mismo supe que, una vez terminado el acto de inauguración por las nuevas obras sociales: un gimnasio, una panera, una farmacia, el anfiteatro... la comitiva del "primer nivel" podía decidir hacer un recorrido por el municipio. Aun es un misterio para mi cómo sabrían los implicados los lugares específicos que, probablemente, visitarían del basto territorio de la demarcación. Ese probable recorrido generó aquel día varios reuniones y chequeos más. Uno de ellos me hizo llegar a casa, hambriento y cansado, cerca de las once de la noche. Al otro día se hizo el acto al que yo no fui pues me habían encomendado otras tareas, lo cual me reafirmó que, mi presencia allí el día anterior, jamás había sido necesaria. 

     Una semana después recibo la llamada de un compañero de trabajo. Me pedía que me ocupara de un asunto de su competencia planificado con semanas de antelación porque: "Tengo que estar hoy y mañana en función de Fraga"... "¿Pero ya no se terminó e inauguró el anfiteatro de Fraga?¿Salió algo mal?" Pregunté pensando en la fama de chapuceros que tienen algunos constructores. "No, es que tenemos que prepararnos para una visita de primer nivel...""¿Pero el día de la inauguración no fue la visita de primer nivel?""Ay, hermano, tú sabes cómo son las cosas en nuestro país...", fue la respuesta de mi compañero. 

     En mi caso, los indicios del año de la rabia se produjeron en el ámbito del modelo imaginal. Vi la secuencia omnipresente y repetitiva, desde tiempos feudales, de la comitiva, las cortes con sus dignatarios, caballeros, escuderos, pajes, ordenanzas, los perros dálmatas custodiando los carruajes, el pueblo arremolinado mas por curiosidad que por afecto o convicción. Y vi al burrito trotando ya casi desfallecido hacia la golosina. 

      Está muy bien que conservemos la esperanza. ¿Qué seríamos sin esta? Pero a estas alturas ya no nos basta. Hay que coronarla. Hay que coronarla con mayor coherencia y menos demagogia, con menos paneras sin suficientes panes, con menos farmacias sin suficientes medicamentos, con menos anfiteatros sin espectadores emocionados y felices...

     Yo también hago votos por la esperanza cubana este 2023. La esperanza cubana coronada. Ya no me sirve ninguna otra. 




 

viernes, 30 de diciembre de 2022

Una poetisa y dos poetas sobre Haydée

Conocí personalmente a Haydée, me parece que a principios de 1968. Supongo que en enero, porque en febrero fue que hicimos la primera actividad en Casa de las Américas. Unos días antes nos habíamos encontrado allí mismo para proyectar el concierto aquel, que según se dice, fue el estreno de la Nueva Trova como movimiento.
Por aquel entonces, el grupito de trovadores que éramos confrontábamos algunas dificultades: por un lado generacionales, y por otro lado, de incomprensiones pudiera decirse que políticas. Luchábamos porque se reconociera la legitimidad de nuestro canto; por probar que era válido ser jóvenes y tener opiniones, aunque algunas de estas opiniones fueran expresadas a veces con cierta desmesura, cosa que al fin y al cabo también suele caracterizar a los jóvenes.

Cuando Haydée se enteró de todo esto y escuchó nuestras canciones, inmediatamente nos llamó para brindarnos la Casa de las Américas como una tribuna o como una sede de nuestras actividades. Esto no sólo nos permitió tener un sitio donde cantar, sino que nos puso en contacto con la cultura de América Latina, y con sus creadores más revolucionarios y comprometidos. Algunos de estos creadores, como Roque Dalton o Paco Urondo, después no sólo trascienden por su calidad artística, sino que son parte de los mártires que abonan la causa de la liberación latinoamericana.
Más tarde nos hicimos muy amigos y comenzamos a trabajar, durante años, en varios proyectos, en diferentes colaboraciones. Hicimos programas de televisión, conciertos conmemorativos, de solidaridad, tanto entre cubanos solamente, como entre cubanos y cantores o artistas de Latinoamérica y el resto del mundo. También hicimos algunos discos y es imposible que se olvide que el primer disco donde quedan registradas canciones de la Nueva Trova fue un disco editado por Casa de las Américas, inspirado y alentado por Haydée Santamaría.


A Haydée siempre le gustaba hacer bromas; siempre estaba haciendo bromas; recuerdo que un 31 de diciembre se disfrazó de fantasma, se cubrió con una sábana y se puso una linterna bajo la barbilla, apagó las luces y se le apareció a Noel que estaba dormido en un sofá.
Con Julio Cortázar
La última vez que vi a Julio Cortázar, estábamos desayunando con Yeyé y ella se puso de acuerdo conmigo para hacerle una broma a Julio, que andaba en bicicleta con su mujer por toda la Habana. La cosa era que yo le tenía que decir a Julio que me hacía falta una bicicleta para ver qué él decía. Le pedí la bicicleta, y él, de lo más amable, enseguida me brindó la suya; y Yeyé como… vaya: muerta de risa.
También recuerdo cuando Vicente Feliú, Augusto Blanca, Lázaro García y Sareskita Escalona cayeron presos en Bolivia y los empezaron a maltratar; se creó una especie de Estado Mayor que Haydée organizó y dirigió personalmente en la Casa. Y desde allí se llamó a todo el mundo para que diferentes personalidades divulgaran la situación y exigieran la liberación de esos compañeros.
La solidaridad y el amor fueron constantes en Haydée.
Yo me siento parte de la obra de Haydée. Creo que lo soy en lo general y en lo particular. En lo general, porque me siento hijo de la Revolución que ella regó con su juventud, con su esfuerzo, con sus lágrimas, con su dolor y por supuesto que también con su alegría y con su esperanza. También porque una vez me dijo que “Fidel era el Sol” y eso se me quedó grabado.
Y en lo particular, porque soy trovador de una generación de trovadores que le deben muchísimo a Haydée.
Muy a menudo, tremendamente a menudo, ante el aplauso de miles de personas o ante cualquier éxito o reconocimiento, me acuerdo de ella, y en ese instante hago un tributo de gratitud y de compromiso a su memoria.

Testimonio de Silvio Rodríguez Domínguez publicado por Casa de las Américas en Homenaje a una Heroína de la Patria. Tomado del blog Cartas desde Macondo.



Pónganle a la suicida una hoja en la sien,
una siempreviva en el hueco del cuello.
Cúbranla con flores, como a Ofelia.
Los que la amaron se han quedado huérfanos.

Cúbranla con la ternura de las lágrimas.
Vuélvanse rocío que refresque su duelo.
Y si la piedad de las flores no bastase
díganle al oído que todo ha sido un sueño.

Ríndanle honores como a una valiente
que perdió sólo su última batalla.
No se quede en su hora inconsolable.
Sus hechos, no vayan al olvido de la yerba.

Que sean recogidos, uno a uno,
allí donde la luz no olvida a sus guerreros.
Ríndanle honores como a una valiente
que perdió sólo su última batalla.

Fina García-Marruz



¿Cuántas niñas van a llevar tu nombre en lo adelante?
¿Cuántas veces volverás a nacer
En un batey, en una aldea, en alguna provincia remota de un remoto país,
Donde no sabrán al escuchar tu primer llanto
Que de nuevo ha caído sobre la Tierra un cometa
De inmensa luz azul, de ávido fuego?
¿Cuántas veces volverás a crecer asombrada
Entre flores y penas, mirando a unas con ojos devorantes,
Y a otras inconsolable, como si tuvieras sin saber por qué la culpa
De esas lágrimas, de ese rostro marchito?
Y otra vez será el estallido, la cólera sagrada,
Toda ella de amor, para que cese
La desdicha del otro, que ahoga como el asma.
Y serán otra vez los combates, la sangre del hermano,
El olor de la pólvora, la montaña llena de estrellas y de sueños.
Y en manos como las tuyas empezarán las cosas otra vez,
Y habrá alegrías y escuelas y árboles dorados, y tristezas
Por quienes no llegarán a ver esos momentos,
Tristezas con frecuencia del tamaño del alma.

Todo será de nuevo, en tantas partes.
Lo sabemos.

Pero entrando cuando no se te esperaba, de repente,
Abriendo la puerta detrás de la cual la reunión se deshacía como una granada,
Deteniéndote para mirar con intensidad, afinando los ojos, un cuadro,
Y luego hecha toda risa, y toda angustia luego,
Evocando la madrugada terrible y hermosa,
O avizorando el porvenir de tus pueblos de América
(Ese porvenir en el que no estarás y estarás),
Moviendo la cabeza como la linda muchacha de pueblo que nunca dejaste de ser,
Así no te veremos ya más, sino en el corazón
Donde ahora vives junto a la madre y el hermano
Y los tesoros guardados en la pequeña gruta de la infancia.
Allí, multiplicada y única, estás, invulnerable,
Y en los días duros y en las noches difíciles
Desde allí nos hablas todavía con ternura y firmeza, porque sabes,
Querida niña, querida hermana, querida justicia, querido amor,
Sabes todo lo que te seguimos necesitando
necesitando.

Roberto Fernández Retamar.

miércoles, 28 de diciembre de 2022

Tarde de Mar

“¿Le duele la cabeza o algo, señora?”

El Chico se le ha acercado por el litoral manzanillero: es delgado, sonríe con dentadura blanquísima, lleva las manos más grandes que sus trece años. Lo acompañan su hermano  pequeño, y un tío que les cuida, un poco apartado.

“No, mi niño, es un recuerdo que se quiere escapar al mar, y deja una estela húmeda”, responde La Señora. Intenta acercarse a la orilla, pero las rocas y las piedras no se lo permiten, y “menos con esos zapatos caros de caminar por pasillos pulidos”, piensa El Chico.

Probablemente, se había fijado en La Señora desde que ésta llegara a la costa, caminara con dificultad hasta la orilla, e intentara mojar su cara con la tercera ola porque: vienen en tríos, y las olas/llegan casi hasta el galpón,/la primera da sus ‘holas’,/la segunda: el corazón;/la tercera es la razón/por la que el mar  arrebata,/es el misterio, y la nata/dulce para el ocaso/y de la ausencia, el abrazo/de una hermosa serenata.

 Así cantaba la mamá de La Señora cuando, hace más de 40 años, juntas iban al mar y, con su hermana menor, transitaban toda la distancia sobre el muro del malecón, llegaban al balneario y se mojaban los pies y la cara con sus manos. Eran entonces dos niñas y una madre humilde –de familia acomodada que había renunciado a todo patrimonio por el amor por su esposo, el padre de las niñas-,  que desandaban aquella ciudad chata con edificios de leyenda y un muro para que el mar no se bebiera las calles, y admiraban juntas las chalupas de los pescadores. Y a lo lejos el cementerio de barcos, allá por los cayos de tierra, donde vivían las iguanas y los mosquitos se picaban unos a los otros porque no tenían a quien picar.

La señora, de niña, miraba los autobuses que hacían la ruta “Acueducto-Nogueiro”, y les parecían enormes y llenas de magia; sentía la vibración de la fábrica de hielo y, a lo lejos, veía las barcazas remolcadas e imaginaba al capitán en el puente, con una pipa y una gorra marinera, que divisa el muelle donde le esperaban los grandes almacenes, y las casillas de los trenes. Aquellos estibadores muy fuertes -y muy pobres- que, al terminar la jornada, se iban a beber rones Pinilla o Pitirre o cerveza Hatuey o Polar, acompañados por Chorizo El Millo y el Jamón del Diablo.

Acá quedó la mamá de la señora. Cada tarde iba a la costa a recoger conchas y caracolas. A preguntarles cómo le iría a su hija y su nieto en los Estados Unidos; si les bastaba para ser felices la casa enorme, el auto que habla, la caja que friega sola, la piscina en el patio -en la cual ya nadie se baña porque los nietos se han ido a sus propias vidas- o el cine en la habitación de dormir que nunca se enciende después de una jornada de 12 horas entre trabajo y carreteea. 

Y la mamá de la señora se acercaba  las conchas y las caracolas  a su oído para escuchar la respuesta mientras silbaba un bolero acerca de los celos del viento, el mar y la distancia. Una tarde  nunca más silbó, y las conchas y las caracolas callaron hasta hoy que El Chico las recolecta para que La Señora las lleve a su propio oído, y escuche nuevamente el canto de su madre: En el pecho de quien clama,/de susto y sol  la lejanía/de la distancia,  cercanía/para quien sabe que ama./Soy la ternura que llama/para dejarte marchar,/soy mi verso desde el mar,/el beso que los protege,/la luz que en tu cara teje,/la luna sobre la mar…

Entonces, justo antes del ocaso, La Señora sonríe sin dejar de llorar: “¿Cómo te llamas?”, le pregunta al Chico que ha ido a la orilla, y ha regresado con sus manos -más grades que sus trece años- llenas de agua para la cara de La Señora: 

“Me llamo Andrés”.

“Y yo soy David”, se acerca el  pequeño. Reciben el beso. Dos días después La Señora regresa a Miami. Le han dicho que en la aduana, por motivos sanitarios, decomisan las conchas y las caracolas, así que las deja en Cuba, a buen recaudo, “para cuando regrese oír el canto de mamá". Otra vez vuelve a su rutina de ciudadana americana pero cada vez que recuerda a Andrés y a David, no sabe por qué, nota que todos los semáforos se ponen en verde, y se abren todas las esperanzas en el reencuentro con sus alegrías...


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martes, 27 de diciembre de 2022

Retazos del pensamiento.

 Hazlo, y si te da miedo: ¡Hazlo con miedo! Depende de ti.

                                 Dra. Noemí de Ortiz, psicopedagoga. 


Elegir: «La libertad es muy difícil. Porque es muy fácil dejarse llevar. El ser humano es un animal perezoso. Hay una frase maravillosa de Tucídides: hay que elegir, descansar o ser libre. Y Pericles dijo a los atenienses: Si queréis ser libres, hay que trabajar. No te puedes relajar».

Enseñar: «Si los maestros no son capaces de inspirar a los niños el amor tanto por lo que aprenden como por el hecho de aprender, entonces no son maestros. Sin esto, se puede eventualmente salir de un instituto como un animal de concurso, no como alguien abierto al mundo y apasionado por esta enorme dimensión de la existencia humana que es el saber."

    Cornelius Castoriadis, filósofo de     nacionalidad francesa nacido en Turquía.


Yo creo que la trova nos escucha enamoradamente y que todavía, a diferencia de otras pasiones que se fugaron con el tiempo, ella nos seguiría hasta el fin del mundo.

  Freddy La Fita, cantautor tunero. 


 Salud y Amor.


Por: Silvio Rodríguez Domínguez


 

viernes, 23 de diciembre de 2022

En narcisismo actual se basa en el vacío.

 

(Entrevista al filosofo coreano Byung-Chul Han  tomada de Phychopolitics)

Entrevistador: El "otro", dices, desaparece. ¿Cuáles son las causas de esta desaparición?


Byung-Chul Han*: El otro es algo que duele; sin embargo, hoy evitamos cualquier forma de lesión. No queremos arriesgar nada. Espolvoreamos energías libidinosas a medida que diversificamos nuestras inversiones, para evitar una pérdida total.

También nos comunicamos mucho. ¿No es esto una prueba de que las relaciones están más vivas que nunca?

B.-CH: La hipercomunicación actual solo establece contactos pero destruye relaciones. Elimina la distancia, pero al mismo tiempo destruye la cercanía y la amistad. En un poema de amor, Paul Celan escribe: “Estás tan cerca como si ya no estuvieras aquí. »La proximidad está ligada a la distancia. Si el alejamiento se destruye por la ausencia de distancia, la cercanía e incluso el amor se destruyen.

En tus obras acusas de narcisismo. Pero no es una invención de nuestro tiempo ni de nuevas tecnologías. ¿Cuál crees que es la especificidad del narcisismo contemporáneo?

B.-CH: El narcisismo actual se basa en el vacío. El ego se ha empobrecido mucho en formas de expresión estables con las que podría identificarse y que le darían una identidad firme. Hoy nada dura, nada persiste. Este carácter efímero actúa sobre él, lo desestabiliza, lo hace perder las certezas. Es precisamente esta incertidumbre, este miedo por uno mismo lo que conduce al funcionamiento “vacío” del ego. En reacción, el individuo intenta en vano que ocurra. Esta es, por ejemplo, la manía por las selfies. En realidad, estos no se generan por vanidad o enamoramiento, sino que ilustran con precisión este vacío interior. En lugar de un ego narcisista estable, se trata de un "narcisismo negativo".

Internet y las nuevas tecnologías también permiten la creación de comunidades de intercambio y el desarrollo de redes de ayuda mutua ...

B.-CH: En todas partes, la gente habla de compartir y de comunidad . Se supone que la economía de "compartir" reemplaza a la economía de propiedad. Un centro de carpooling digital como WunderCar en Alemania, que nos convierte a cada uno de nosotros en taxistas, también está promocionando la idea de “comunidad”. Pero nos equivocamos al creer que la economía colaborativa, como afirma Jeremy Rifkin en su libro The New Society of Zero Marginal Cost(Los Vínculos que Liberan), es un paso hacia el fin del capitalismo, hacia una sociedad global, donde lo colectivo tendría más importancia que la propiedad. Es lo contrario: la economía colaborativa conduce en última instancia a la comercialización total de la vida. Airbnb, por ejemplo, una plataforma comunitaria que convierte cualquier hogar en un hotel, llega incluso a proporcionar un marco económico para la hostelería. En una sociedad basada en la evaluación mutua, todo se comercializa, incluida la amabilidad. Nos volvemos amables para tener mejores apreciaciones. Incluso en el corazón de la economía colaborativa reina la dura lógica del capitalismo. En este hermoso compartir, paradójicamente, nadie se deshace voluntariamente de nada.

Los recientes movimientos de concentración, provocados entre otras cosas por los atentados en Francia, ¿no son una prueba de que en la menor oportunidad estamos dispuestos a encontrarnos de nuevo y que la solidaridad persiste?

B.-CH:No veo ninguna señal de verdadera solidaridad aquí. El sujeto neoliberal no es capaz de tener relaciones con otros que serían inútiles. Porque es su propio emprendedor: optimiza y opera él mismo de forma voluntaria. La autoexplotación es más eficaz que la explotación por parte de un tercero: produce mejores frutos porque va de la mano del sentimiento de libertad. El sistema neoliberal sigue destruyendo la solidaridad. En el pasado, las empresas competían entre sí. Dentro de la organización, en cambio, la solidaridad era posible. Hoy en día, todos compiten con todos los demás, incluso "en" el negocio. Esta competencia absoluta ciertamente aumenta la productividad, pero destruye la solidaridad y el espíritu de comunidad.

¿Cómo escapar de este oscuro futuro?

B.-CH: El neoliberalismo conduce a un vacío y angustia existencial. Y siempre destruye más seguridad, más y más enlaces. Ninguna profesión es inmune hoy. Nadie se siente seguro en este sistema puramente competitivo. Muchos padecen ansiedades difusas: miedo a no estar a la altura, a fracasar, a abandonar. Nada es sólido, nada es duradero. Vivimos en una sociedad de miedo. Surge así una nostalgia por el vínculo obligatorio que utilizan tanto el fundamentalismo islámico como el extremismo de derecha. En una entrevista, Michel Houellebecq dice que varias muertes a su alrededor en poco tiempo lo impulsaron a escribir su novela. Sumisión.. Su ateísmo no pudo digerir la muerte de su amado perro ni la de sus padres. La pérdida fue, para él, casi insoportable. El protagonista de su novela, François, impulsado por un nostálgico deseo de vínculos, de obligación, también se lanza en busca de sentido. El título original de la novela no iba a ser Sumisión , sino Conversión.. En el proyecto inicial, el narrador se convirtió al catolicismo. En la versión final, se aleja del Occidente decadente y exhausto y se convierte en musulmán. Lo que necesitamos hoy es otro tipo de vida capaz de crear obligación y vínculo, sin que esto se traduzca en violencia y exclusión. Una especie de vida en la que se le dará espacio a la espiritualidad más allá del esoterismo, visto como una forma de terapia que solo repara los daños causados ​​por el sistema. Un tipo de vida en la que un verdadero don, un verdadero espíritu de compartir será posible más allá de compartir.




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jueves, 22 de diciembre de 2022

Del autoritarismo a la participación*

 La campaña de alfabetización es aún el hecho de mayor trascendencia cultural de la Revolución Cubana

Enfrentados a las intenciones hegemónicas imperialistas, los actores políticos cubanos intentan conciliar la ética martiana con el carácter clasista de una revolución socialista a través de procedimientos de persuasión y coerción social, ensayados exitosamente por el socialismo estalinista según la teoría de las masas de Ortega y Gasset. La herencia libertaria de la intelectualidad cubana entraría en contradicción con tal empeño lo cual se agudiza, paradójicamente, con la resistencia de la propia intelectualidad creadora forjada por la Revolución.

No fue posible en Cuba la sovietización de la cultura, pero tampoco nos hemos podido desprender aun del todo de esa especie de rémora ideológica autoritaria que enquista las prácticas de comunicación política del Estado cubano. Las relaciones de correspondencia en nuestra sociedad aun se configuran, desde la institucionalidad, a través del control en detrimento de la participación.  Aun prevalece la tendencia a que el profesor, el padre, el ideólogo o jefe, asuman que les corresponde escoger el repertorio temático, establecer pautas, castigar o premiar con sus evaluaciones y decidir a qué mensajes adjudicarle relevancia social y cuáles no.

Sin embargo, el “trabajo político-ideológico» no parece estar a la altura del éxito burgués en convertir los individuos en sujetos y luego en masa, según los propósitos de los ideólogos,  con el uso de los aparatos del Estado, según la definición de Louis Althusser. Porque si bien funciona así en contextos que Martin Serrano define como “sistemas cerrados”: la relación entre el sacerdote y los creyentes, en la iglesia; el profesor y sus alumnos en el aula, el jefe y sus subordinados en el centro de trabajo; la irrupción de las redes sociales y sus soportes tecnológicos, rompe cualquier noción cerrada de los procesos comunicativos a pesar de la tendencia a crear islas comunicativas alrededor del ego.  

Los imperialistas se superan cada día en el ámbito de la manipulación ideológica y política. Las luchas por los derechos civiles y el fin de la guerra estadounidense contra Vietnam demostraron que ya no funcionaba la coerción ni la inyección de propaganda a una audiencia pasiva para lograr que actuara segun propósitos preconcebidos. Entonces los conservadores, paradójicamente, actuaron de forma dialéctica. Se pasó a la seducción consumista y la absorción mercantil de la contracultura. Así, la agudización de las asimetrías entre los productores de mensajes y sus receptores, dejó de ser un problema para ellos.

Neutralizaron las críticas con el fomento del hedonismo y sustituyeron la relevancia de la respuesta racional por la reacción emotiva. El sujeto interpretante de Umberto Eco, ya no importa. Importa que el consumidor se sienta incómodo hoy, y mañana sabroso. Que se emocione de un modo u otro. Vaya del llanto a la alegría, de la desesperación a la tranquilidad, y viceversa, en un ciclo adictivo. La fórmula del culebrón, inventada por Félix B. Caignet, a escala global multimedia. Nada como el recien finalizado mundial del futbol de Qatar, y la reacción paróxica de los argentinos ante la victoria, para mejor ejemplificarlo. 

Paulo Freyre advirtió la crisis del paradigma de transmisión informacional autoritaria en la comunicación. Mas no parece que los partidos de izquierda en el poder prestaran atención a su propuesta alternativa de acción-participación. En el discurso de inauguración del Festival de Cine de La Habana, apenas a un año de Telesur iniciar sus transmisiones, Alfredo Guevara explicó el peligro de replicar, desde la versión de los oprimidos, las mismas fórmulas de la CNN. Pero nuestros ideólogos estaban demasiado entretenidos con “Propagandas silenciosas”, el libro de Ignacio Ramonet que, ya para entonces, era un texto meramente descriptivo de las técnicas que los imperialistas habían estado aplicando desde los años sesenta del siglo XX. Los enunciados de Ramonet adquirirían valor histórico pero no tendrían trascendencia proactiva. Entonces, cuando los políticos socialistas comienzan a entender los mecanismos de seducción, aparecen la blogosfera y las redes sociales, el reguetón, el pop latino, los memes y la gestión robotizada de las reacciones.  El universo de la comunicación humana vuelve a mutar como un virus al que le descubres la vacuna cuando ya se manifiesta una nueva cepa.

La blogosfera y las redes sociales igualmente trasiegan información, pero esta no es bidireccional, sino omnidireccional. Lo que antes se propagaba en una dirección (el oyente que telefoneaba a la emisora, el lector que escribía al periódico, el elector que hablaba en la Asamblea de Rendición de Cuentas) ahora se propaga en una compleja urdimbre donde lo virtual prevalece sobre lo interpersonal, se distorsiona, genera tendencias e induce a determinados comportamientos pre-configurados, y ni siquiera nos percatamos del fenómeno.

Se trata de un problema cultural de orden tecnológico, simbólico y discursivo cuya resolución pasa, sobre todo, por lo político. ¿Cómo crear nuestro discurso y superar los métodos hegemónicos imperiales hacia una ética de la emancipación? ¿Cómo adelantarnos a la actualización de los métodos de control capitalistas y crear algoritmos propios para la construcción de una sociedad nueva? El único modo es el aumento y mejoría de las competencias comunicativas de la nación cubana según, precisamente, nuestra herencia ética martiana y libertaria. Y para lograr esos aumento y mejoría necesitamos con urgencia una segunda campaña de alfabetización, esta de índole cultural y digital. 

Lo primero sería aprender a leernos a nosotros mismos. Entender el lenguaje del siglo XXI para modificarlo a nuestro favor. Volvernos a alfabetizar, ya no para convertirnos en interpretantes-simpatizantes y segudiores de un proyecto político, como en 1961, sino para alcanzar la categoría de participantes proactivos y generadores de alternativas. Luego que el gobierno tenga la humildad de guiar, administrar y propiciar la ejecución de las ideas conciliadas socialmente. Dejar de considerarnos y ser considerados sujetos de cambio para convertirnos en agentes de cambio. Romper el nudo gordiano de una educación orientada al acatamiento -que se manifiesta en los seguidores acríticos del periódico Granma y en la legión pretoriana de siervos del odio fomentado desde un sector minoritario y putrefacto de Miami- para convertirnos en instrumento de los propósitos conciliados de nuestra nación. 

Y para lograrlo, el primer paso es superar dialécticamente nuestro modelo pedagógico basado en el autoritarismo -el maestro, el profesor, el director de la escuela o el rector como entes indiscutibles e indiscutidos- y fomentar desde la propia academia un nuevo modelo activo-participativo en que profesores y estudiantes concilien los repertorios temáticas a partir de pautas flexibles, y puedan sintonizar el arsenal simbólico de unos y otros. En ese modelo sobraría todo lo que conduzca a la uniformidad -incluyendo los uniformes y un Reglamento Escolar inflexible- en aras del reconocimiento fáctico de lo diverso. 

El maestro, el profesor, actual en Cuba que no tenga la capacidad de comprender o lidiar, sobre todo, con las expresiones y conductas de sus estudiantes que no comparta, o que tenga la coerción y el castigo como métodos de resolución de esas diferencias, está en todo caso promoviendo el mismo círculo de sometimiento más favorecedor de la manipulación imperialista. 

A la libertad de expresión, tanto como la de pensamiento, sólo se le lleva a buen puerto si se le fomenta desde la edad prescolar con la acción-participante. No hay libertad sin su ejercicio sistemático desde edades tempranas. Y sin individuos libres, no hay sociedades libres ni mejores sociedades. 


*Texto revisado y actualizado a partir del original publicado hace un par de años en La Joven Cuba.

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martes, 20 de diciembre de 2022

El globo no aguanta más.

 Por: Juan M. Ferran Oliva.


Según estimados de la ONU la población humana llegó a los 8.000 millones en noviembre de este año. En 1798 ascendía a cerca de mil millones. En esa época Thomas Malthus[1] publicó su Ensayo sobre el Principio de la Población[2] argumentando que  esta crecía en progresión geométrica mientras que los alimentos lo hacían aritméticamente.

Los pensadores de la Ilustración, de las revoluciones decimonónicas y el propio Marx consideraron al progreso técnico como nivelador de tal aberración demográfica.

Al siguiente siglo el tema no perdió interés.  En 1972 el Club de Roma[3] encargó a un equipo de 18 profesionales interdisciplinarios  un estudio que se titularía Los Limites al Crecimiento. Su dictamen fue que en un planeta limitado las dinámicas de crecimiento no son sostenibles[4]. La explotación de los recursos naturales –la tierra cultivable incluida-  impone límites al crecimiento demográfico. El sistema es incapaz de absorber la polución provocada por la actividad humana. Algunos consideraron alarmistas dichas conclusiones.

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En el año 2014 la australiana Universidad de Melbourne comprobó que casi todo lo previsto se había cumplido. En particular lo referido al aumento de la temperatura global y al consumo de energía. El estudio del Club fue actualizado en 1992 y de nuevo en 2004 reafirmando que no puede haber un crecimiento poblacional, económico e industrial ilimitado en un planeta de recursos limitados.

El debate  sigue en pie y en los proyectos de investigación del espacio sideral, de manera implícita, se da crédito a las agoreras afirmaciones cuando se conjetura la posible explotación minera y la vida en otros planetas.

Hace unos meses SINE DIE se refirió al tema que ahora replica. Su importancia lo merece[5].

La ambición constituye generalmente la causa de los males sociales. Algunos gobiernos defienden el orden o desorden vigente. Otros buscan soluciones alternativas y fijan como desiderátum un modelo aun inexistente al que llaman socialismo. Muchos de los que lo intentan hubieran calificado de revisionistas o algo peor según las reglas del juego estipulados por  los viejos manuales.

A las reivindicaciones habituales se suma el fenómeno de los movimientos migratorios masivos. También inciden el amenazarte cambio climático y las epidemias. Como tendencia, la población tiende a decrecer en los países ricos y a multiplicarse en los más pobres.

La explotación económica del planeta Tierra deja boquetes. Llenarlos costó millones de años y el petróleo es líder en tal  carrera. Hará unos 150 años  era extraído casi a flor de tierra. Millones de toneladas han sido arrancadas desde entonces y como resultado cada vez es más costosa su extracción. Después  queda un feo hueco en la tierra.  Algo  similar puede decirse de los demás combustibles fósiles. En contraposición existen otras energías renovables. La hidráulica, la eólica, la voltaica,  etc. pero todas dejan también  agujeros, puede que en menor grado. Utilizan metales  y materiales arrebatados por la minería para construir instalaciones, maquinarias y enseres. Desarrollo Sostenible es la expresión que sugiere una

POBLACIÓN mundial

Año

Millones habitantes

1800

978

1850

1.262

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1.650

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2000

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2022

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aproximación al maltusianismo. También lo es la propia intención de explotar la minería en otros planetas. La tierra es un  recurso no renovable.  A riesgo de ser tachado de maltusiano, lo cual no tendría importancia, afirmo que  la evolución de la población humana desde 1798 es aberrante. ¡Da miedo!

La población ha llegado a una masa crítica, El Globo no aguanta más. Pero ¿Cómo ponerle cascabel al gato?. Condones, diafragmas y otros medios no parecen suficientes anticonceptivos. Más que un problema físico lo es social y político. En su momento China impuso algo parecido a un racionamiento en tal sentido.

La solución la pueden dar los movimientos reivindicativos que luchan con el potente frente de los conservadores. Paradójicamente estos últimos no conservan sino que aceleran la catástrofe.  Ojalá que los buenos lleguen a tiempo. Gran parte de  la población planetaria sufre de inequidades. Acaso sea el precio exigido por el avance tecnológico. No se me ocurren soluciones, pero hay que hallarlas so pena  de la sobrevivencia.

Los hechos son obstinados. Discúlpenme si apelo a la dosis de pesimismo a la que tengo derecho.



[1] Thomas Robert Malthus (1766-1834), además de demógrafo fue sacerdote,  profesor y economista

[2] Ver SINE DIE no.78 de diciembre 3 de 2021, titulado Optimismo, pesimismo y realismo.

[3] Organización privada fundada en 1968 por científicos y políticos.

[4] La explotación de los recursos naturales –la tierra cultivable incluida-  impone limites al crecimiento demográfico y, por otra parte, el sistema es incapaz de absorber la polución provocada por la actividad humana.

[5] Ver La concausa de la causa. Tercera serie de SINE DIE. No. 35. Agosto 4 de 2022


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