domingo, 30 de julio de 2023

Mi corazón es verano

Compilado por: Dianelys Saldívar


 Tengo un corazón grande para amar,

y necesito amar como necesitan las flores del rocío,

como necesita la tierra del calor del sol.

Que me importa que el mundo sea hipócrita,

que me importa que todo tenga un estío, yo necesito

amar pues mi corazón es verano y al compás de sus

pulsaciones, siento que late mi vida, demandándome amor.

Vértigo, rapidez, embriaguez, suaves

melodías, senderos misteriosos, que

se yo de la vida, que se yo de la nada,

sólo se de mi amor, sólo se que necesito amar,

con la desesperación del que muere,

con la avidez del que vive.

No un minuto, no un momento, siempre, más y más,

porque me ahoga el cariño en el pecho.

¡Que más quisiera que vivir tranquilo!,

pero no puedo, necesito amar,

pues mi corazón es verano y

al compás de sus pulsaciones, siento que

late mi vida demandándome amor.


                         Frank País García




Hay muertos que, aunque muertos, no están en sus entierros;

Hay muertos que no caben en las tumbas cerradas

Y las rompen, y salen, con los cuchillos de sus huesos, para seguir guerreando en la batalla…!

Únicamente entierran los muertos a sus muertos!

Pero jamás los entierra la Patria.

                      Manuel Navarro Luna, agosto de 1957.


Hoy Frank es una Isla violenta

un surco

el canto de una semilla reventando la tierra

porque Frank está ahí, encima de la muerte

montado sobre una muerte que solo logró regarlo

por la Isla, convertirlo en escuelas.

Ya sus pies no son una angustia sobre los techos

pero aún están sonando las balas del Moncada

y Frank sigue naciendo de la Ciudad

saliendo de las calles

creciendo de los techos

repartiendo el corazón

como único pan posible para matar la muerte.


                               Waldo Leyva, 1974

martes, 25 de julio de 2023

La economía cubana en la Asamblea Nacional: dos criterios.

 ¿Y por qué no podemos fijar los precios si hay ejemplos en otras economías?

Por: Oscar Fernández. 

Profesor de la Facultad de Economía. 

Universidad de La Habana. 


La mayoría de los ejemplos que se pueden encontrar de países que han adoptado este tipo de mecanismos son economías restringidas por la demanda. 

Pero la nuestra tiene una característica diferenciadora, recurrente en las economías tipo "sovietico", la nuestra está restringida por la oferta. Algunos economistas le llamaron la dictadura del oferente. Aquí en lugar de los productores competir por vender son los consumidores los que compiten por comprar. Esa es la característica principal. La escasez, o mejor, el desabastecimiento, es crónico, no está necesariamente asociado a situaciones de crisis, es el estado natural de cosas.

En ese contexto ninguna medida de control de precios es efectiva a mediano plazo. Porque no hay forma de acorralar el desenlace natural del mercado. Cualquier restricción de precios termina siempre por generar distorsiones mayores, crear incentivos para la corrupción y a la larga los productos que se intenta regular, el cliente termina pagandolos a precios mayores en la segunda economía. Ahora, en medio de esas condiciones, intentar fijar precios que son libres por definición, es una utopía. 

Para impactar de verdad, mas allá del objetivo de mostrar acción ante un reclamo popular, habría que movilizar enormes recursos financieros y humanos para ponerlos sólo en función de un ejército del control. Y no es esto lo que necesitamos en este momento. 

Es mucho más efectivo intentar generar incentivos para desarrollar una oferta que combata, desde el mercado, la naturaleza crónica del desabastecimiento. Y esto, justamente este rasgo, el de movernos hacia una economía restringida por la demanda, es el principal indicador de transformación del modelo económico que se suponía que estuviéramos implementando con la Conceptualización.

¿Y entonces debemos dejar que el mercado se autorregule? 

No! Absolutamente no!! No podemos dejar que el mercado se regule solo! Pero debemos acabar de entender que el único modo que tenemos para regularlo es jugando su juego

Coincido en que el tema de los precios en Cuba merece un tratamiento regulatorio, pero nunca pretendiendo topes generales que ya sabemos a dónde conducen. Es hora de aceptar que el mercado existe y que el único modo de regularlo es entendiendo su funcionamiento y jugando su juego. El Estado tiene que aprender a regular con mecanismos indirectos. No hay otra opción.

Y..  ¿deberíamos, por ejemplo permitir que una Pyme ofrezca un cartón de huevos en 18 usd?

Este caso, lejos de restringir o perseguir a los vendedores de huevo caro, lo que habría es que generar incentivos para que otros comerciantes se animen a importar huevos, y para que productores nacionales se animen a intentar producirlos. Es el único camino. Y más, considerando que existe una oferta subsidiada de ese producto (Bodega) que ofrece un mínimo de protege mínimamente a los más vulnerables.

Ah, si se detecta que hay un grupo de comerciantes que han logrado la exclusividad para importar huevos y están coludiendo para fijar precios más altos, entonces ahí sí se les debe acusar de abusadores y se les debe poner límites. Pero en ese caso, sería porque el cartel creado les daría un poder cuasimonopólico, con obstáculos a la entrada de otros competidores lo cual impediría bajar el precio a partir de incrementar la competencia. Cada vez que el Estado detiene la creación de negocios privados (a ocurrido en varias ocasiones en la historia reciente) lo que hace es crear barreras a la entrada y facilita que los existentes adquieran poder de mercado sin tener que competir.

En la mayoría de los lugares del mundo esa es la lógica. El mecanismo de regulación que predomina es indirecto. El mercado no se autoregula en prácticamente ningún lugar del mundo. Pero el Estado en estos países hace muchísimos años aprendió a ejercer la regulación indirecta. 

Pero no se acaba de entender que los males de la economía son tan mortales como los de aquella súbita pandemia que nos vilipendió hace dos años. Solo con el concurso sistemático y comprometido de nuestros científicos de la economía, tal como se entendió entonces con la Covid, se pueden producir las vacunas que necesitamos ahora.. 

Los egos, las soberbias, y hasta quien sabe si algunos intereses, tienen que ceder paso a la responsabilidad.


Más dudas que certezas

Por: Oniel Diaz Castellanos

Co-Fundador de AUGE


La última sesión de la Asamblea Nacional me dejó mas dudas que certezas. Se analizan por enésima vez los problemas que nos aquejan pero no se formulan soluciones ni se muestra un plan. Se habla de hacer las cosas diferentes pero continúan los mismos discursos. Se alerta sobre la urgencia del momento pero el tiempo sigue siendo una variable subvalorada a la hora de la toma de decisiones. Se discute la implementación de medidas económicas aprobadas en congresos, lineamientos y conceptualizaciones pero se habla de la necesidad de CONSENSO para seguir avanzando. ¿Consenso con quién? ¿Hay alguien dentro de las instituciones que se opone al curso económico que intentó seguir este país desde el 2011? ¿Por qué lo hace cuando, como todo lo que se aprueba en Cuba, se adoptó por UNANIMIDAD? ¿Cuáles son sus motivos? ¿O debe usarse INTERESES, bendita categoría de las ciencias políticas? 

Y así de repente en estas meditaciones sosegadas y posteriores a una asamblea aparece la palabra “política”. Y llega, no puede ser de otra manera, porque político es el momento que vivimos. Como empresario cubano, quisiera desplegarme en propuestas técnicas, en diagnósticos, en recomendaciones prácticas para superar esta crisis. Lo he hecho en otros momentos y lo han hecho otros mil veces más capaces que yo. Gente en las instituciones y gente al margen de ellas. Pero tanto “titubeo”, tanto “regresar a donde ya estuvimos”, tanta superficialidad en el análisis me confirma que el problema nacional que vivimos no es de diagnóstico. El problema es de voluntad. Voluntad para hacer cumplir lo aprobado, voluntad para arriesgar, voluntad para asumir las responsabilidades, voluntad para cumplir el papel que nos toca jugar

Hay algo que tengo bien claro: Ni la empresa estatal, ni la privada, ni las cooperativas, ni la inversión extranjera avanzarán si los análisis y visiones que se aplican son los que predominaron en la sesión de hace una semana.

Yo creo en la regulación de los mercados, en la justicia social, en la responsabilidad del Estado y del ciudadano pero detesto el pretendido análisis económico lleno de vacíos, de medias verdades y de facilismos. Este no nos llevará a ningún lugar que no conozcamos ya.

Yo entiendo, porque la tengo en mi casa (parte del pueblo soy) la mirada de nuestros ancianos cuando ven el país en el que viven. Ellos no quieren escuchar hablar de oferta y demanda, apenas entienden las leyes del mercado porque intentaron construir y vivieron en un país diferente. Comprendo el malestar de la gente que sostiene a este país desde un aula, un hospital, una institución pública necesaria para el buen funcionamiento de la vida. Pero lo justo para con ellos, lo verdaderamente revolucionario no es otra cosa que asumir la responsabilidad y hacer lo que en verdad hay que hacer. Construir un espantapájaros para darle candela en una hoguera no bajará un centavo el dólar, no pondrá comida en nuestros platos ni medicinas en nuestros hospitales. Solo lo hará una economía moderna, eficiente, debidamente regulada y con competidores en igualdad de condiciones. 

Las nubes en el aire se mueven para conformar, todo indica, una tormenta perfecta para el mercado y para el sector privado. Un vez más, de nuevo. Hay quienes claman por “ofensivas revolucionarias” o “procesos de rectificación de errores”. La última reunión del poder legislativo ha dejado pista abierta para que en la cercana  modificación del Decreto Ley de las Mipymes se escriba en piedra el desastre. No ganará la población vulnerable, ni nuestros viejos, ni la independencia, ni la soberanía, ni el país. Perderemos todos.

miércoles, 19 de julio de 2023

Declaración de los Premios Nacionales de Cine.

 Los abajo firmantes, premios nacionales de cine, rechazamos categóricamente, en forma y espíritu, la decisión de aceptar la renuncia de Ramón Samada Suárez de su cargo de Presidente del ICAIC. 

Consideramos que se ha aprovechado una coyuntura y un incidente para, de manera unilateral y muy dañina para el prestigio de las instituciones estales responsables de la decisión, removerlo de su cargo. Agreguemos que este es el peor de los momentos, cuando la Asamblea de Cineastas se organiza para exponer demandas y buscar diálogos para los cuales Samada es un interlocutor natural. 

No vamos a reseñar sus logros y no logros, sí dejar constancia de que él ha sido, a nuestro juicio, un compañero que se ha empeñado con total honestidad, gran esfuerzo y resultados concretos, a lo que ha sido el pensamiento creador del ICAIC hasta colocarlo en un nuevo camino de acuerdo a las necesidades actuales.

Se imponía rechazar la renuncia de Samada a su cargo y comenzar un nuevo rumbo de entendimiento, enfrentando errores y torpezas cometidas en las últimas semanas y que, en la medida de sus posibilidades, él trató de evitar. 

Somos herederos de una tradición y no vamos a renunciar a ella porque es eso lo que queremos trasmitir a otras generaciones. El primer punto de esa tradición es luchar por una cultura cinematográfica alejada del dogmatismo y asentada en las realidades de Cuba y América Latina. Un cine de voluntad artística, enriquecedor de nuestra vida nacional, que no ignore las complejidades del momento; incisivo, profundo que analice a fondo la realidad para no quedarse en la epidermis. 

Sabemos que Samada no volverá mientras no cesen las causas de su partida, lo lamentamos profundamente y nos preocupamos por el futuro del ICAIC y del cine cubano.

“El ICAIC no es un modo de vida, es una actitud ante la vida”.


Firman: (de los 23 Premios Nacionales otorgados, solo once son presentes)

Arsenio Senel Paz Martínez  (2020)

Daysi Granados López (2007)     

Eslinda Esther Núñez Pérez (2011)              

Fernando Pérez Valdés  (2007)

Jerónimo Ramón Labrada Hernández (2019)

Livio Delgado Camacho   (2019)

Magaly Pompa Batista  (2023)

Manuel Ángel Herrera Reyes  (2022)  

Manuel Pérez Paredes  (2013)                            

Miriam de los Ángeles Talavera Fernández  (2018)

Raúl Armando Rodríguez Cabrera (2017) 

Leo Brower se encuentra de viaje y estamos en trámite de localización. Al recibirse su respuesta la incorporaremos.

domingo, 16 de julio de 2023

Cáscara hervida no mata hambre

 Mi abuelita  Elba nos contaba a los nietos que, como costurera, antes de 1959  tuvo una cliente muy presumida.  Solía la encopetada mujer encargar vestidos, aunque baratos, con regular frecuencia. Cuando mi padre, apenas un adolescente, iba a casa de la señora a dejarle el aviso para que se fuera a probar alguno de esos vestidos, siempre regresaba al hogar "trancío" del hambre, no tanto por la distancia recorrida a pié -a veces no tenían los cinco  quilos que costaba Acueducto-Nogueiro-, sino por los deliciosos olores que expedía la cocina de aquella señora. 

Divertida, mi abuelita Elba, narraba cómo  descubrieron que la señora, al no poder conciliar sus afanes de buenas ropas ni los antojos alcoholísticos de su marido con el trabajo más o menos próspero de este, muchas veces ponía a hervir cáscara de camarones para que "oliera" , y así los vecinos tuvieran el olor de su bonanza



Años después de aquellas charlas de niño con mi abuelita Elba, vi en el espacio "Teatro" de la Televisión Cubana, una magnifica puesta de la obra "Contigo pan y Cebolla" del dramaturgo cubano Héctor Quintero, en la cual se presentaba una alusión a ese modo de la "doble moral burguesa" -según nos diría  Mario Rodríguez Alemán   en la Tanda del Domingo  -, al referirse a la presumible decadencia del modo de vida pequeño burgués, según la interpretación soviética de los clásicos del marxismo. 

"Diaz-Canel, por lo menos pintaron y limpiaron El Correo porque usted venía": más o menos así le dijo una señora al presidente cubano durante su primer recorrido como tal por la ciudad de Manzanillo, a lo que él respondió: "Eso es bueno, significa que tendré que venir a Manzanillo más seguido". Y es verdad que El Presidente y sus segundos van mucho por los municipios de Cuba aunque parezca, a ojo de buen cubero, que la mejora no pasa de dar un poco de lechada. 

"La lechada no resuelve el repello bofeado, ni la pared agrietada ni el acero explotado por la humedad" -me ha dicho El Indio, un constructor baracoense que se la busca en La Habana, a fuerza de trabajar como un mulo y de ser honrado. La pintura no arregla los problemas estructurales, sólo los camufla. 

Esta madrugada, casualmente mas o menos a la misma hora en que días antes se violaba la Ley de Derecho de Autor por nuestra televisión estatal al poner íntegramente sin autorización de los productores un documental por el Canal Educativo el Consejo de Dirección del Ministerio de Cultura de Cuba ha "liberado" al ahora extitular del ICAIC, Ramón Samada. La nota  explica que fue por la propia solicitud del funcionario pero no da sus argumentos. No se sabe si consideró que ya cumplió con su "ciclo vital como consagrado cuadro en ese puesto que le confió La Revolución" o si "metió la pata por permitir que el Fondo de Fomento respaldara a un director tan problemático como el del documental de marras" o si, en definitiva, tomó la decisión luego de tirar conchas y caracoles los babalawos de Regla y Guanabacoa. Nosotros, los humildes oledores de la cáscara del camarón, no merecemos la enjundia. 

Esta madrugada también supe que El Presidente anda por Bélgica. Va a participar en la cumbre CELAC-Unión Europea en un contexto en el cual la eurocámara ha aprobado una resolución que acusa a Cuba de hacer, grados más grados menos -yo diría que menos- lo mismo que algunos estados de su comunidad como Francia y España. 

Será por eso que esta mañana recordé la anécdota de mi abuelita Elba, aquella señora que ponía a hervir cáscara de camarones para el olor, la obra de teatro de Héctor Quintero, y las charlas sobre la doble moral burguesa de Mario Rodríguez Alemán que, según la propia lógica de la dialéctica materialista,  aún no se supera por estos lares. 

Por cierto, siempre he tenido la duda. Si había cáscara de camarones para hervir es porque habría masa. ¿Quiénes se comerían la masa de camarones? Porque "cáscara hervida no mata hambre, mijito, no mata hambre". 

martes, 11 de julio de 2023

Azucenas para Paulino

 Hoy Manzanillo cumple 231 años y su historiador, Delio Orozco González, me ha enviado como cada trimestre el Boletín Cultural De Manzanillo que desde hace años él gestiona y publica por su cuenta, con escaso apoyo institucional. De este boletín, extraigo y reproduzco este texto sobre Paulino, un músico callejero manzanillero, de esos que pasaban "el cepillo" que fue símbolo de mi niñez y la de muchos de mis coterráneos. Sirva también este texto para ilustrar acerca de lo que una comunidad, sus instituciones culturales, pueden hacer por reconocer a sus artistas populares sin formación académica, en estos tiempos en que a un funcionario de una Casa de Cultura de Arroyo Naranjo se le ocurre prohibir la actuación de un destacadísimo titiritero cubano.  (Nota del Administrador del blog)


Por: Virginia de la Caridad Fernández Fornaris*.

Los recuerdos se remontan a mi época escolar; llegan al correo y se detienen en la breve figura de un anciano ciego con sombrero, bastón y, colgando del brazo, una bolsita como estuche de sus instrumentos musicales. Estos eran una armónica y una latica que, tocada con un pedacito de madera, le servía de percusión. Paulino era su nombre. Día tras día, se le podía encontrar junto a la puerta del lugar cantando y esperando la ayuda que la sensibilidad humana le hiciera llegar. 

Con extraordinaria habilidad tocaba la armónica, la latica y cantaba logrando una forma de interpretar que sólo se parecía a sí misma. Su repertorio lo componían canciones de la trova tradicional cubana y guarachas picarescas que resultaban divertimento y reclamo de muchos jóvenes. Cuentan que su recorrido comenzaba por la cafetería 1906 y que los viernes lo hacía con una invitación especial, “señores, cooperen, que hoy es viernes, día de carne, y Paulino quiere comer”.

Por aquel tiempo yo cursaba el sexto grado muy cerca del correo, en el segundo local de la entonces primaria Paquito Rosales. Con el paso a la secundaria y luego al preuniversitario en el campo, me alejé de allí y no volví a verlo, ni supe más de él hasta que leí un artículo que la revista Revolución y Cultura le dedicó para regocijo de mi orgullo manzanillero.

A su inspiración se deben las canciones “Deuda externa”, “El Puntillazo”, “Cuba es un eterno verano”, “Un palito en el agua”, “La perra y sus perros”, “Los mangos de Niquero”, así como la dedicada a las populares talúas de los carnavales. También amenizaba fiestas infantiles por encargo de familiares o amigos, que recuerdan cómo entonaba “El gato y el ratón” para los pequeños. En las tardes, recibía en el patio de su pequeña casa de la calle Loma entre General Benítez y Caridad, a Niña la Rosa y Mario, integrantes del trío de Niña y a Sergio (Titín) Barrios, que iban a cantar con él. Allí era atendido por su hermana Caridad, una de los ocho hijos de Adolfina Leyva, su madre. 



Testimonios e investigaciones recientes me han permitido conocer que participó en un paseo de carnaval organizado por la Casa de la Trova, junto a varios trovadores montados en un coche de caballos con la vestimenta típica de la ocasión. Cantó en Radio Bayamo y compartió con Manolo del Valle por mediación de la Casa de la Cultura. El maestro Wilfredo Pachi Naranjo instrumentó el pregón “Caserita”, hecho por Paulino por encargo del dueño de una fábrica de dulces de la ciudad.

No tengo idea de cuándo dejó de venir al correo. Ni cuál fue la causa de su muerte en enero de 1992, al parecer deprimido por la separación de Caridad, su ángel, que se había mudado a La Habana e intentó infructuosamente llevar a Paulino a la capital, de la que él regresó por no poder adaptarse.

En el Museo Municipal se encuentran las armónicas que Celia Sánchez le regaló, sombrero, bastón, las distinciones que recibió en 1985 y 1988 por su contribución a la cultural tradicional y al movimiento de artistas aficionados y el Pergamino de la Ciudad, otorgado a este músico singular en 1991. 

Pau, como algunos le llamaban, solía decir “mi pueblo es muy grande y yo camino con los ojos de mi ciudad”. Hoy, que ese pintoresco manzanillero ha regresado de la mano de mi memoria, quiero hacer de estas líneas un homenaje y decirle trovando, “…aún guardo las dos blancas azucenas en mis recuerdos...” 

 * Virginia Fernández Fornaris. Nació, vive y de seguro morirá en Manzanillo, porque como muchos de sus hijos, está atada a la ciudad. Con cerca de 70 años y recuperándose de una segunda fractura de cadera, esta hincha del Real Madrid, es discípula de Cervantes en tanto ama el buen decir y se duele como ninguno de las fealdades de la ciudad y canta con alborozo sus alegrías. Este 11 de julio, a pesar de los pesares, estará de plácemes porque su Manzanillo, que no es París, cumple 231 años. (Nota enviada por Delio Orozco)

martes, 4 de julio de 2023

God bless america... O el más triste epílogo de una tertulia.

La entrada anterior, la asamblea de los cineastas, la condena a Fernández Era, la reacción furibunda de los llamados ultrarrevolucionarios en ciertas sectas virtuales y una foto familiar que he visto en facebook, me han recordado la siguiente crónica escrita por allá por el 2016. El epílogo es de hace tres días. 

Lo mismo que de aquel amor adolescente sólo me queda un gesto vago, cierta inflexión de voz… de aquella fe sólo queda algunos apuntes, casi  borrosos, en una agenda cubierta de mugre y desencantos…

El Joven Amigo, al hablarme de la visita del asesor del Presidente a su facultad de pedagogía donde estudia para profesor de inglés,  me recuerda uno de aquellos trazos: ¨La censura es incompatible con el socialismo¨, había escrito yo allá por el 2002, pletórico de entusiasmo trasformador. Se trataba de cierta  frase lapidaria dicha en un consejo nacional de la AHS,  por un ministro de cultura melenudo y barbudo, contador de chistes sobre Europa del Este,  con fama de haber ejercido su derecho a ser honesto y discrepar con el mismísimo invictus Fidel Castro. 

Más  de diez años después, El Joven Amigo me cuenta acerca del análisis que el asesor hace sobre la penetración cultural, proveniente del imperialismo norteamericano, a través del denominado ¨paquete semanal¨, y de los riesgos que entraña para la cultura cubana el nuevo escenario de relaciones entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos. 

Utiliza –el asesor- términos que me son hartos familiares: seudo-cultura, banalidad, superficialidad, manipulación. Los mismos términos que usábamos nosotros –jóvenes de aquel ya lejano 2002- al denunciar -en aquellas asambleas presididas por el ministro melenudo-, la proliferación de la vulgaridad rítmica en las escuelas, los telecentros municipales que no exhibían –no exhiben-, películas cubanas por considerarlas subversivas y, en cambio, transmitían lo peor y más sanguinario del cine de Hollywood, el bloqueo a los cortos de las muestras de jóvenes realizadores en la programación del ICAIC y la Televisión Nacional, el uso del reguetón más pedestre para atraer jóvenes a los actos políticos, la censura a aquel por hacer tal crítica en una emisora guantanamera y a este por escribir una comedia sobre los promotores culturales salidos como morcilla desde combinado cárnico.  

El Joven Amigo tiene preguntas –me dice-, quiere preguntar por qué, si tanto daño nos hace el paquete semanal, el gobierno no se preocupa por mejorar nuestra televisión desde el punto de vista cultural, por incentivar la producción de audiovisuales nacionales con contenidos polémicos, cuestionadores,  de auténtica vanguardia, atractivos y modernos, acerca de la realidad y la cultura cubana. Quiere preguntar por qué no  salen en programas estelares de nuestra televisión grupos portadores de tradiciones como Guasimal, la Tumba Francesa o la Steel Band de El Cobre;  por qué no hay una emisora de radio que, desde el centro y el oriente del país transmitan una programación netamente cultural –no panfletaria ni propagandistóide- para toda la nación; por qué no acaban de invertir en una fábrica de órganos; por qué no se enseña a los estudiantes de la Escuela de Música de Manzanillo a picar piezas de cartón al estilo tradicional… Tantas preguntas tiene El Joven Amigo, que alguna vez también eran las mías, aquella vez del 2002 cuando el ministro melenudo dijo -creo que fue en la Biblioteca José Martí, allí mismitico, sí-: "La censura es incompatible con el socialismo". 

Lo miro, al Joven Amigo. Me cuenta todo eso mientras nos ayudamos a hacer cuclillas con peso en el gimnasio de Ramirito, en Barrio de Oro, y creo verme a mi mismo, a su edad. 

¨Pero a última hora me arrepentí y no levanté la mano¨, me dice el Joven Amigo. Entonces le suelto que se tiene que volver a leer La Edad de Oro de Martí, que de nada le sirve tanto conocimiento, tanto razonamiento, tantas preguntas, si le falta lo principal: cojones para hacerlas.

Dos días después nos volvemos a encontrar. El Joven Amigo sonríe y me dice: ¨Ya sé por qué me mandaste a leer La Edad de Oro¨, y nos ponemos a ejercitar los músculos…   

Epílogo escrito hace tres dias:

A mi muro de facebook llega la foto de El Joven Amigo siete años después de aquellas tertulias en el gimnasio. Posa junto a una muchacha. Ambos llevan un pullóver con la bandera americana y un cartel: "God Bless America". Celebran su nueva ciudadanía mientras yo ya no puedo ejercitar los músculos en el gimnasio. No me alcanza el dinero para pagarlo.