Por: Jorge Braulio Rodríguez.
Ayer, en la sede de la revista Tensamiento Críptico, se desarrolló la mesa redonda: “Economía delicuescente: una provocación para el debate”. Fungió como moderador Genaro Elafilao, director interino de TC y, como ponentes, tuvimos el placer de contar con expertos muy conocidos en este campo: Cándido Oscar Pilot, G. Minnie y Chad G. Petais. Compartimos con nuestros lectores una síntesis de las intervenciones.
Genaro Elafilao:
Buenas tardes. Para la revista Tensamiento Críptico constituye un honor contar en esta jornada con tres especialistas de altísimo nivel en el campo de la economía delicuescente, una disciplina que está en su etapa germinal, pero que ya provoca apasionadas polémicas. Descubro que en el público están distribuidos estratégicamente representantes de la Gloriosa Reserva de Enfrentamiento a la Delicuescencia en Alamar: mis respetos a ustedes, esforzados siervos de la GREDA. (…) No se ofenda ninguno de los presentes si me permito recordar lo que ya todos saben: ¿qué significa la palabra delicuescente? Según el diccionario de la RAE, es sinónimo de evanescente, sin vigor. Es lo que se disgrega, los que se descompone. Entonces, pregunto a los especialistas: ¿Qué se entiende por economía delicuescente?
Cándido Oscar Pilot:
Gracias por la invitación de la revista Tensamiento Críptico. Delicuescente se refiere a una sustancia que absorbe humedad hasta el punto de disolverse. Aplicando este concepto a la economía, podríamos estar hablando de una economía que, por absorber demasiados recursos o depender en exceso de ciertos factores externos, empieza a descomponerse o perder su estructura sólida.
Una economía delicuescente es aquella en la que se patentiza:
Excesiva dependencia: No tiene éxito sin el suministro constante de recursos externos que, en exceso, llevan a una debilidad estructural.
Desintegración gradual: La economía empieza a perder su capacidad de mantenerse cohesiva y funcional debido a una sobreexposición a influencias externas.
Falta de solidez: Se observan signos de decadencia o falta de robustez, tanto en los fundamentos económicos, como en la infraestructura, la fuerza laboral, o las instituciones financieras.
G. Minnie:
La economía delicuescente no es un término comúnmente utilizado en la literatura económica, pero si lo desglosamos, la palabra "delicuescente", como nos ha recordado el colega Cándido, se refiere a algo que se disuelve o se descompone en un líquido. En un contexto económico, podríamos interpretarlo como una economía que se está desvaneciendo o debilitando, quizás debido a factores como la inflación, la falta de inversión o la inestabilidad política.
A pesar de los políticos y economistas ortodoxos y de sus otros detractores, la economía delicuescente se ha ganado un lugar porque, dada su transparencia, constituye una herramienta útil para comprender la situación en que se encuentran muchas comunidades.
Entonces, estamos hablando de:
Economía en decadencia: Una economía que se está debilitando progresivamente, perdiendo fuerza y vitalidad.
Economía desestructurada: Una economía que ha perdido su orden y estabilidad, caracterizada por la incertidumbre y la falta de confianza.
Economía corrupta: Una economía en la que la corrupción y las prácticas ilegales socavan los mecanismos de mercado y pervierten la asignación de recursos.
Economía dependiente: Una economía que está excesivamente ligada a un solo sector o a un pequeño número de socios comerciales, volviéndola vulnerable a shocks externos.
En resumen, "economía delicuescente" podría utilizarse para describir una situación económica crítica y precaria, en la que los fundamentos se están erosionando y el futuro es incierto.
Chad G. Petais:
Me gustaría referirme al tema desde otra arista: no podemos entender la economía delicuescente sin considerar la existencia paralela de políticas delicuescentes que apuntalan sus extravíos.
La idea de una política "delicuescente" puede ser una metáfora poderosa para describir un sistema político que muestra signos de desintegración o decadencia. Aquí hay algunas interpretaciones posibles:
Falta de cohesión: Una política en la que la falta de consenso y colaboración entre las diferentes partes lleva a una fragmentación y debilitamiento de las instituciones.
Dependencia externa: Cuando un sistema político depende en exceso de la influencia o recursos externos, perdiendo su independencia y capacidad de tomar decisiones soberanas.
Corrupción y debilitamiento: La corrupción generalizada y la mala gestión que erosionan la confianza pública y la efectividad de las políticas.
Incapacidad de adaptación: Un sistema político que no puede adaptarse a los cambios y desafíos modernos, resultando en una estructura obsoleta y disfuncional.
Podríamos pensar en una política "delicuescente" como una que, al igual que una sustancia que se disuelve, pierde su integridad y cohesión bajo la presión de factores adversos.
(¿Continuará...?)