Imaginemos que un amanecer, confundido y frustrado por los pocos visitantes que tenemos en este blog comparados con otros, me de por poner de logo, en vez del dibujo del ángel meditabundo creado por Silvio, los rasgos de la bandera de los Estados Unidos. Imaginemos que, un periodista de Cubadebate, seguidor de este blog -los hay, yo sé que los hay- me dedique un artículo. ¿Qué pasaría?
Si uno profundiza un poco, pudiera concluir que en Cubadebate se han tomado muy en serio el asunto de la resistencia creativa. La pragmática enseña que todo texto posee lo que, con el uso de términos más o menos vulgares, llamaríamos un potencial ideologizante. Eso significa que todo texto, una vez sedimentado en el perceptor, establece una relación sintónica-asintónica con éste para producir un mínimo de semiosis, vaya, pa no andar enredando tanto: que uno goza la fiesta según la expectativa que tenga de esta.
Debió ser por eso que a mi, el texto de Cubadebate sobre la hamburguesa con la banderita de los Estados Unidos, por el Dios de los Ateos, lo que me dio fue deseos de comérme la exquisita chatarra. No hambre, hambre ya tenía. Llevaba todo el día pedaleando la vida cuando lo leí. No hambre si no deseos de comer, precisamente, esa hamburguesa.
Porque seamos serios, más allá de que nos guste o no Cubadebate, el comentario de Talia Fuentes Puebla De Símbolos y Banderas que no nos representan, es una aplicación de librito del principio del efecto boomerang con sentido publicitario.
Hagamos un desmonte según el modelo semiótico textual de Eco, como aquellos que nos enseñaba a hacer el profe de semiótica Julio César en la FACMA de Holguín:
Actante 1: HAMBURGUESA AMERICANA.
Actante 2: NEGOCIO REY AND GABY.
Actante 3 (Contextual) PRECIO DEL PRODUCTO
Actante 4 :(Contextual) CALIDAD DEL PRODUCTO
Actante 6: Banderita americana.
Actante 5: Efecto previsible en el consumidor.
Desde el primer párrafo, Talía nos presenta el Actante 1. Nos indica dónde encontrarlo (en el Actante 2 sito en Calle G y 25 en El Vedado), cuáles son sus características distintivas: Huevo frito, queso gouda, bacón, lechuga, tomate y vianda frita, establece el Actante 3, o sea, su precio. Aquí cumple con un principio básico del texto publicitario: PRESENTACIÓN SINTÉTICA Y DESLUMBRANTE.
Desde que se superaron estilísticamente aquellas óperas de jabón transmitidas por la radio estadounidense a principios del siglo XX -les llamaban así porque eran programas de música lírica patrocinadas por marcas de jabones y detergentes- se sabe que existen dos modos fundamentales de plantearse el mensaje publicitario: el modo directo-motivador y el modo indirecto-desafiante.
El modo directo-motivador es el más usado en las televisoras esas que nos llegan a los cubanos por el cable más o menos clandestino que en La Habana un montón de gente tiene. Usted primero presenta un producto, lo describe, expone sus virtudes y por qué es mejor que compre este y no otro. Luego enseña su precio y cómo adquirirlo. Por último reafirma la presentación del producto al sugerir las vías para llegar a alcanzarle.
El modo indirecto-desafiante es más sutil y creativo. También parte de presentar el producto, etc pero inmediatamente establece un falso dilema en la perspectiva del consumidor. Manipula desde nuestra resistencia perceptiva a lo correctico, y nuestra tendencia a rebelarnos contra lo prohibido, lo proscrito, lo que va contra las normas, o contra determinada moralidad. Malboro siempre usó el arquetipo del macho alfa sureño para publicitar sus cigarrillos, cuando se les ocurrió usar una mujer hippy hubo críticas y escándalo por el spot pero aumentaron las ventas.
Entonces Talía hace un giro creativo con su texto después de presentarnos de modo directo-motivador la hamburguesa americana. Después que con un párrafo introductorio nos muestra sus virtudes, nos crea un falso dilema ideológico: ¡está coronada por una bandera del hegémono, coño! ¿Será que por eso que no me la puedo comer? ¿Y si me la quisiera comer de todos modos... ? Ahí comienza a operar el modo indirecto-intrigante.
Talia y Cubadebate logran completar el esquema persuasivo básico de la publicidad según el modelo de Gerhard Maletzke :
1.- Presentación del Actante 1 Principal.
2.- Ubicación del Actante 1 (en el Actante 2)
3.- Establecimiento del Actante 6 (opositor, antagónico)(la banderita americana)
4.- Giro hacia el Conflicto Actancial entre 1 y 6 (Me gusta pero tiene un elemento tabú: la banderita americana y, por lo tanto, puede ser mal visto que la coma, o puedo estar siendo "penetrado", cosa que a algunos no nos gusta)
5.- Descripción de la calidad del producto (En oposición al elemento tabú por lo que establece lucha de contrarios, hay drama y donde hay drama hay motivación por saber más, y saber más en este caso es ir al Actante 2 y comer el Actante 1, o al menos olerla, vaya)
6.- Establecer un efecto previsible en el consumidor como resolución del conflicto entre 1 y 6.
Este último elemento, el 6, es el quid del éxito publicitario: ¿Qué pasa si, a pesar de la banderita, voy y me como la hamburguesa? ¿Qué me pasaría "ideológicamente" si hago eso? La respuesta es simple: Ideológicamente no me va a pasar NADA.
Porque Talía, los que dirigen Cubadebate, todos ustedes y nosotros deberíamos saber que una banderita sobre una hamburguesa en un lugar, hasta ahora, prácticamente desconocido de La Habana, no cambia por si solas una postura ideopolítica ni la cabeza de un guanajo (He ahí el uso creativo del falso dilema). ¿Ah? ¿No lo sabían? Pues a estudiar que esa asignatura no lleva remedial.
Antes de que Cubadebate publicara este texto: ¿Qué porciento de cubanos sabían de la existencia de Rey and Gaby? ¿Qué porciento de turistas que visitan Cuba sabían de la existencia de Rey and Gaby? O: ¿Qué porciento sabían de la existencia de una hamburguesa con huevo frito, queso gouda y demás exquisiteces, con el tabú ideológico (para un sector de los cubanos) de una banderita americana? ¿Qué porciento de perceptores que antes jamás pensaron en ir a ese lugar del Vedado, ahora quisieran ir por curiosidad o morbosidad o porque, como a mi, se me hace la boca agua cuando pienso en el queso y la carne molida a la plancha? O sea: para que una banderita americana sobre una hamburguesa incida ideológicamente en la sociedad cubana, la condición básica sería que muchos cubanos conociéramos la existencia de esa banderita indexada a algo tan sabroso como una hamburguesa, queso gouda, huevo frito.... ¡Ay si me corre la saliva!. Y es precisamente lo que ha lecho Cubadebate: dárnosla a conocer.
Si yo fuera Rey, o fuera Gaby, estaría feliz. Muy feliz. Y ya les hubiera mandado de regalo de agradecimiento una hamburguesa a Talía y a su jefe de redacción de Cubadebate por la genial publicidad que han logrado.
Pero yo soy Giordan. Un tipo perteneciente a la generación que escuchó a Hector Rodríguez anunciando unos rodamientos en cada juego de pelota de aquella Serie Nacional de los noventa hasta que -segun dicen- a Fidel le molestó "y mandó a parar". Y no vi que nuestra pelota dejara de ser nuestra por eso, en aquella época... Soy un tipo al que no le asusta ni escandaliza la bandera americana porque también es la de Lucius y Alice Walker, Harry Belafonte, los estudiantes que trae Carlos Lazo a donar maquinaria, medicamentos e insumos a nuestros hospitales, los congresistas y empresarios que abogan por quitar el bloqueo y se reúnen con Díaz Canel, aquellas madres y padres honradas del pueblo de los Estados Unidos que se emocionaron cuando Juan Miguel González les habló para que le devolvieran su hijo....
Hace unos días recibí un email de una científica cubana, ya jubilada, en el que me cuenta:
"Es increíble que, con 78 años, habiendo alfabetizado, sido miliciana y recibido numerosos reconocimientos, los más importantes (Orden Finlay y Diploma de la OMPI de la ONU) [...] hoy esté condenada a vivir con 1500 pesos y lo que puedo ir malvendiendo. No hay que tener muchas luces para darse cuenta que es imposible. No puedo ni ir a mis chequeos médicos, pues, de mi casa a cardiología y de regreso, cuesta casi dos veces lo que recibo de jubilación..."
He ahí el verdadero dilema por el cual yo, y millones de cubanos como yo, no podemos pagar 1500 pesos por una hamburguesa aunque a veces, en mi caso, tenga ese dinero en el bolsillo. Tampoco las decenas de miles de peso que le vale una excursión de Transgaviota, empresa estatal socialista, a una familia de médicos. Menos esos mismos quesos goudas en las tiendas por MLC, operadas también por una empresa estatal socialista. ¿Tiene que ver ese dilema real con las formas de propiedad o las variadas formas de gestión de la economía?
El verdadero dilema tampoco está en los símbolos indexados por ingenuidad o dolo -si es que no las vamos a dar de semiotas- sino en la relevancia que nuestra precariedad económica, que ya va siendo social, le adjudica a esos símbolos desde el subdesarrollo. Invito a los grandes teóricos de la comunicación de este país, académicos y funcionarios del nuevo Instituto de Comunicación e Información, a que reflexionen sobre este verdadero dilema y le envíen sus textos a Cubadebate.
El problema no es que haya uno, dos o cien lugares en Cuba donde vendan una hamburguesa a 1500 pesos. El problema es que no haya suficientes lugares en Cuba donde alguien que no pueda pagar ese precio, pueda comer cualquier otro tipo de hamburguesa o una frita habanera o un pan con lechón. En Bayamo, por ejemplo, en una esquina de su paseo que da a La Plaza del Himno, hay una hamburguesería. En 1996 cualquier por dos pesos podía comerse una hamburguesa sabrosa y bien elaborada aunque no tan sofisticada como la americana de Rey and Gaby. Hace tres días estuve allí, y una "hamburguesa" con queso de 120 pesos es una vergüenza, un atentado a la decencia y la gastronomía de la cual Bayamo fue referente positivo en Cuba. Y ese establecimiento no pertenece a una mypime ni a ninguna gestión privada.
Cubadebate debería definir a qué se va a dedicar en lo adelante. Si se va a dedicar a luchar contra el terrorismo mediático, si va a ser -y hacer- lo que promulga: un medio tecnológico alternativo.... O va a usar más o menos sutiles métodos publicitarios para vender en el subtexto lo mismo que dice combatir con sus textos. He ahí el verdadero dilema al que ellos están abocados que, quien sabe, ni siquiera lo sospechen. Y no es que no hagan publicidad ni mucho menos que no sean un medio alternativo a las formas hegemónicas de dominación cultural, nada de eso. Es que lo hagan con coherencia, con hondura conceptual, con el respeto que este pueblo culto diseminado por el mundo, se merece.