jueves, 25 de septiembre de 2025

Una extraña asintonía


Gustavo Petro le cantó las cuarenta al Agente Naranja y sus asesinos sionistas en la sesión de alto nivel de la ONU. Han sido tantas las verdades disparadas por el presidente colombiano ante las mismas narices de los representantes de la nueva guarida del lobo, que uno tiene que ver poco a poco su intervención, pausarla, asimilar y dejarla seguir porque, más que un discurso, lo que hizo fue un ametrallamiento moral del supremacismo, el terrorismo de Estado -el de verdad, no el que nos inventan en una lista para asfixiarnos- y la indignidad. 

Cualquiera hubiera esperado que las palabras de Petro, al menos divididas por tópicos, hubieran sido ampliamente divulgadas en los medios estatales cubanos. Si yo dirigiera el periódico Granma -que me siga librando el Dios de los Ateos- las hubiera reproducido íntegramente en primera plana, como hacían con los discursos de Fidel. Porque en verdad, Petro, ha dicho de modo descarnado y sin metáforas, la condición de este feudalismo supertecnológico que vivimos. Yo, si fuera el Jefe del Departamento Ideológico del PCC, -lo cual es y será imposible- hubiera orientado se dabatieran en cada clase de cultura política de cada centro estudiantil de este país. 

"Pero, no, negativo, compañera Florecita" -como decía aquel personaje, Lindoro Incapaz. Prensa Latina, por ejemplo, ofreció una nota muy escueta sobre el discurso de Petro. El artículo, titulado "Concierto de voces en ONU por Cuba y contra el bloqueo", se centra en recopilar las muestras de apoyo a Cuba contra el bloqueo estadounidense expresadas por varios líderes durante la Asamblea. Y bajo esa premisa menciona a Petro, como de soslayo. Ese mismo enfoque editorial aplica Juventud Rebelde

Los periódicos Trabajadores y Granma apenas lo citan en resúmenes escuetos relacionados con las sesiones de la ONU y enfatizan en, quizás, lo más controvertido de la intervención: el llamamiento a enfrentar "por las armas" a Israel, omitiendo las notas que, en el párrafo anterior, Petro se había referido a las llamadas fuerzas de paz de la ONU. 

Cubadebate, por su parte, se limita a reproducir la descripción -sin análisis, ni podcast a propósito ni especiales- que hace Rusia Today del discurso del colombiano, como para poner en evidencia su orfandad de buenos analistas de hechos internacionales que padece su plataforma Ideas Multimedios

Lo bueno, lo esperanzador, que han tenido los acontecimientos de los últimos días es que nosotros: Los Nadies a los que se refiere Eduardo Galeano, hemos visto claramente las cartas sobre la mesa de La Humanidad. A un Petro sin cortapisas, que rompe toda noción hipócrita de la diplomacia y llama asesinos a quienes lo son en vez de mandarle carticas casi suplicantes, se le intenta oponer un Agente Naranja que recuerda los peores arrebatos de Adolf Hitler desde su narcisismo, histeria y espíritu vengativo. 

Pero el mundo -y en él nuestra Latinoamérica y Cuba- se ha vuelto extraño, al menos en las urdimbres digitales y mediáticas. Hay en cierta izquierda una extraña asintonía entre realidad y editorialismo que, tal parece, ha sido aprendida de la derecha. 

Mucho de los integrantes criollos  de lo que autodenominan "la izquierda de verdad", de los que usan como estandarte ideológico su "inclaudicable postura clasista y antimperialista a favor de los trabajadores", mientras escriben tratados sobre lo mucho que nos agreden -que es verdad que nos agreden los narcorubianos- en habitaciones climatizadas sin apagón; muchos de esos: han callado o han expresado someramente juicios más bien mojigatos sobre el discurso de Petro, cuando suelen, nos tienen acostumbrados, a poner sus juicios sobre lo humano y lo divino en materia de política internacional.  

El colofón de esa extraña asintonía entre realidad y editorialismo es el podcast Chapeando bajito, que publica Cubadebate.  Por la transcripción que hacen, -tengo que priorizar los megas, no los escucho- un par de referentes del periodismo estatal cubano, pretenden centrarnos en los ataques de un youtuber miamero y los llamados en las redes a lincharnos -que, por reiterativos a mi, por lo menos, me aburren- y, de paso,  tratan el concierto de Silvio en la escalinata de la Universidad de La Habana, casi  como un mero divertimento, "un  dulce alivio a las angustias cotidianas" que nos distrae de la realidad -sutil reducción del enorme simbolismo de lo sucedido ante el Alma Mater en la situación actual de Cuba, Latinoamérica y el mundo- y no como el colosal aldabonazo, desde lo bello -como solía promulgar Alfredo Guevara-  en las conciencias de cada uno de los que amamos las canciones que, desde la imagen poética y la música,  nos hizo el cantautor. 

Porque mientras Petro devela a rajatabla ante La Humanidad los peores males del mundo, Silvio nos devela toda la posible Humanidad del mundo con sus canciones. Dos modos complementarios de salvar la esperanza que, al parecer, nuestros ideólogos no alcanzan a comprender o, si lo hacen, por alguna razón no se atreven a enfatizarlo, ni a orientar que se enfatice en los turnos de debate y los matutinos de nuestros centros educacionales ¡Vaya usted a saber por qué no lo hacen!




martes, 23 de septiembre de 2025

Anatomía del fanatismo

Para Hitler y su nacionalsocialismo, la mayor prueba de lealtad de un alemán era que la persona denunciara a un miembro de su propia familia, o a un amigo cercano. Hitler y sus ideólogos sabían que aquel que lograra resolver el drama de ir contra su pertenencia, su propia comunidad, en aras de seguirlos, ya tendría un grado tal de incondicionalidad -fanatismo- que le evitaría la más mínima disidencia. 

Stalin  entendió lo  mismo que los fascistas alemanes pero lo aplicó de modo distinto. Si bien Hitler manifestaba su paranoia al poner el hermano contra la hermana, el hijo contra el padre, la esposa contra el esposo en función de la lealtad a su liderazgo y el régimen, al extremo de que se denunciaran entre sí; el georgiano, cuando mandaba a  La Siberia a algun alto oficial del Ejército Rojo en 1937, se aseguraba -a través de aquel macabro Yhezov, antecesor de Lavrenti Beria- de que lo acompañaran esposa, hijos, parientes más cercanos, y de que alguna represión punitiva se aplicara a sus amigos, subordinados, vecinos hasta que dejaran constancia clara y bien explícita de su repudio al "enemigo del pueblo". 

Desmembrar sistemática y sostenidamente el caudal axiológico de la familia y la comunidad, en función de la fidelidad al régimen, es un método orientado a la demolición de cualquier conjunto de valores y/o lazos que potencial o efectivamente pueda oponerse a los propósitos ideopolíticos del totalitarista. Son la familia y, su más cercana proyección social: la comunidad, los arraigos y sentidos de pertenencias más sólidos que un Ser Humano pueda tener. 

En los estados totalitarios, todo proceso instructivo-educativo se caracteriza por la exacerbación del autoritarismo de quien tiene la responsabilidad de conducir y tiene como objetivo fundamental el reconocimiento y acatamiento acrítico de la autoridad estatal: diviniza el ejercicio del poder, lo mitifica, lo idealiza. Esto, inevitablemente, hará  que, en general, el Estado totalitario tienda a entrar en contradicción con los valores familiares y comunitarios porque imponga -o pretenda imponer- un conjunto de valoraciones en oposición a las familiares y comunitarias, cuando estas se sustenten en valores que el Estado aspire a negar, digamos, a superar o enriquecer desde su punto de vista, su ideología.  Los resultados psicosociales, a corto plazo, de ese afán de "superación" y "negación" desde el autoritarismo totalitario -también no totalitario pero ese es otro problema que no abordo aquí- son el fanatismo y el oportunismo.

El fanatismo es una macabra combinación de ignorancia, intolerancia y negación de la realidad aderezada con una buena dósis de cobardía ante la ideación de "lo superior". No hay que confundir al fanático con el oportunista. El oportunista puede simular, y simula; actúa como el fanático pero sin llegar a desarraigarse totalmente, aprende a parecer sin ser, de modo que aparente ser un incondicional del poder totalitario pero, en su ámbito privado, disiente y hace "concesiones" a su pertenencia aunque, cada vez, se sienta más obligado -alienado- a restringir esa pertenencia. Dependerá de sus habilidades, su pericia oportunista, que tenga mayor o menor éxito en condiciones de ejercicio del poder totalitario. El problema es que un oportunista frustrado, un oportunista que perdió el camino del éxito, casi siempre se convierte en un fanático porque ya tiene instalada la necesidad de estar a tono con el poder. Digamos que el oportunismo funciona como droga portera de la adicción a la ignorancia, la intolerancia y la negación.

El fanático ni siquiera tiene conciencia de que lo es. Puede acumular mucha información, saberes, pero desarrolla un peculiar mecanismo de decantación y acomodo a los "principios" que el poder ha establecido como sus  valores, que no le permite operar esos saberes más allá de los límites que la autoridad del líder,el poder, le han configurado. El fanático, pudiera decirse, es un adicto a la alienación, a la pérdida del control sobre si mismo, porque se lo ha cedido todo a una ideopolítica, un producto cultural, un líder, una figura pública, una determinada teoría

Los estadistas totalitaristas necesitan y fomentan fanáticos, gente que crea que sin el liderazgo de aquel, sin las condiciones que aquel impone, jamás alcanzará el éxito ni la realización personal. Gente cuyas motivaciones dependan de su objeto de adoración más que de las necesidades familiares y comunitarias. 

No quiere decir que todo el que sacrifique la familia o los lazos familiares por un propósito sea un fanático, no. Sino quien lo haga acríticamente, sin espacio al autocuestionamiento y al cuestionamiento al liderazgo, en función de un proyecto o sistema de relaciones que ni comprende bien, ni se aplica a comprender bien, porque el solo hecho de sentir que va en favor de lo que han preconcebido para él, ya le da sensación de placer aunque, en realidad, esté negando su propio aniquilamiento del albedrío.

Así se explica que cuando el sujeto elienado por el trabajo ideológico -la educación instituida a través de los aparatos ideológicos del Estado- "cambia de aires", ya sea porque emigra o porque cambia la estructura de poder que rige la sociedad en que vive, comienza a proyectar en su comunidad su fanatismo de manera que, o crece -proceso duro, agónico, estresante-, o sea, vence su adicción; o encontrará bolsones afines, seudoliderazgos, objetos de adoración en los cuales proyectar su ignorancia, su intolerancia, su negación. 

¿Conoces a algun fanático? Seguro que unos cuantos. Las sociedades en las cuales el fanático y el oportunista conforman vectores con cierto grado de determinismo, ya están enfermando y ya van tendiendo a la autoaniquilación... Pero ese será el tema de otra entrada. 




sábado, 20 de septiembre de 2025

Esperando el P15

Tiene cerca de setenta años: 

"Yo vine de Guanabacoa a verlo. Mi nieta me insistía mucho en que oyera sus canciones. Esa... Venga la esperanza era como un himno cada vez que limpiaba la casa..." 

Todavía no me atrevo a preguntarle por qué habla en pasado de su nieta. Estamos sentados sobre un banco rudo casi en la esquina de 23 y G. Enfrente: un parque apenas desolado. Ya no aquel lleno de Emos, Vampiros, Hippies, Mickeys, Raftafaris, Reparteros. Quiero creer que no los veo pero aun existen, que están más abajo por la misma avenida de los presidentes de ninguno de ellos, adonde Alfredo Guevara quería dialogar dialogar

Llegan cinco chicos y preguntan si estamos para el P15. Flacos todos. Desgarbados, algunos. Ocurrentes. Huelen a ron barato pero no están ebrios, por el contrario, emanan lucidez, responsabilidad. Regañan al que, el primer día de clases, trató de sampingo a uno que hablaba mucho sin saber que era un profesor, hasta que una vicedecana detrás de él lo enteró.  Debaten qué hacer con uno de ellos que vive en Campo Florido y mañana temprano debe estar en su aula: "Asere quédate en mi casa, aquí mismo en El Vedado, que no se sabe cuándo vas a llegar..." "Sólo si tu abuela nos prepara el desayuno..." "Te lo preparo yo...""No, tu abuela..." Y se ríen. Me pregunto cuál será el misterio de la abuela. Y del abuelo de Guanabacoa que ahora dormita al lado mío y que, cuando llega la chica con el pulóver que dice ISRI, aún no le he preguntado por qué habla en pasado de su nieta. 

"Último para el P15", pregunta la muchacha. Cuando voy a contestarle me percato de que me está trajinando. Ella sabe que sus compañeros son los últimos, y casi los primeros: 

"¡La chica de la bandera de Palestina!", dice uno de ellos, de bigotico y barbita a lo Aramis, el mosquetero de Dumas. "¡Y tú, mi cargador!" Ella responde. Otro le recrimina un pisotón, o un empujón, no logro precisar, y la chica lo abraza a modo de disculpa. 

El P15 se demora. El que se parece a Aramis dice que llamó al paradero de Guanabacoa y le dijeron que la guagua va a salir de allá a las once. "Llegará como a las doce y cuarto", comento. Y el de Campo Florido: "Si llega..." Eso desata una discusión acerca de cómo llegar de madrugada de Guanabacoa a Campo Florido. 

En eso pasa una patrulla. Una de las muchas que veo la noche en que Silvio canta en La Escalinata. El que parecía mas comedido dice: "¿Y si los ofendemos? A los patrulleros, a lo mejor nos adelantan hasta Dragones""Sí, pero te aseguro que no vas a llegar esta noche a la casa", dice el ultraflaco. "A mi me conviene. Duermo ahí, mañana me dan desayuno y me sueltan para ir al seminario de Filosofía como castigo", dice el de Campo Florido.  Se ríen. Uno habla de películas y otro propone un debate acerca de si debieron dejar dinero para regresar en máquina, comer algo o comprar la botella de ron. 

Por fin el de Campo Florido accede a quedarse con el del Vedado aunque la abuela no sirva el desayuno: "Pero después que todos estos se monten en la guagua", aclara. Recuerdo aquel axioma de mi juventud: "Salimos juntos, llegamos  juntos", aunque aquí "llegar" sea montarse en el P15. 

Una hora después al fin aparece el ómnibus. El abuelo despierta. Subimos. Cuando me bajo en Regla veo a la muchacha de la bandera de Palestina y a Aramis que bien parece un mosquetero protector. Miro cómo se aleja el P15 y me percato de que jamás le pregunté al abuelo por qué habló en pasado de su nieta. Se alejan. Ya no veo una guagua azul sino el ala batiente de un multicolor colibrí... 




viernes, 19 de septiembre de 2025

El concierto al que quiero ir

 Prefiero pensar que Silvio nos convoca hoy a lo que, dependerá de cada uno de nosotros, sea o no el último aldabonazo poético y musical por la unidad en la diversidad de una nación al borde del imperio de la desesperanza. 

La unidad auténtica basada en el respeto a las diferencias ideológicas que, en definitiva, no son más que diferencias culturales. La unidad que no busque aplastar a quienes escojan quedarse en los lindes sino entenderlos, para andar "sumando a los demás".  La unidad revolucionaria sustentada no en posturas seudoclasistas -como aquella que se refleja en "Canción en Harapos"- sino en la visión martiana de "Con todos y por el bien de todos".

Porque, como he dicho antes: LO REVOLUCIONARIO, ahora, es hacer, propiciar, la participación de todos y entender que no sólo depende de los revolucionarios, o de los que se crean -nos creamos- como tales sino LO REVOLUCIONARIO ahora es hacer y entender que depende de todos o de la mayoría, de todos menos de los "incorregiblemente contrarrevolucionarios" o apátridas o traidores. LO REVOLUCIONARIO ahora es aprovecharlo todo, y convocar a todos honradamente, todo lo válido, todo lo creativo, todo lo constructivo, todo el que desee producir no sólo porque tenga o diga tener una vocación socialista o altruista, también el que desee producir porque quiera comprarse una camioneta chevy o viajar las vacaciones a Cancún. Lo revolucionario ahora es sentarse dialogar con los más críticos, con los que piensan o se expresan distinto a lo esperado por la jerarquía militante, y trabajar para alcanzar compromisos recíprocos en aras del país.

Cuando el SEN se cae, por ejemplo, no se cae sólo para la militancia comunista o sólo para los que se identifican con otras ideopolíticas. ¡Se cae para todos! Cuando los ascos miameros y su representante en La Casa Blanca Narcos Rubio toman una medida contra Cuba, no afecta solo a la militancia comunista -a su jerarquía, a la que menos afecta- sino a todos  independientemente de la ideopolítica que defienda entonces es, como nos alumbró Martí, CON TODOS, y no solo con los que digan estar de acuerdo con el gobierno y el Partido, y no solo con los revolucionarios. Que el consenso posible sea la nueva Revolución, y estoy seguro de que saldremos adelante. Pero de verdad, no como retirada táctica sino búsqueda perdurable y honrada de la participación para recuperar la esperanza y los resultados concretos.

Me gusta pensar que Silvio: el humano, el poeta, el intelectual, cuando anuncia que escoge la escalinata por la FEU que peleó los gigas, no es para que se le dispute como estandarte, como el presunto símbolo que él no aspiró nunca a ser, y menos exclusivo de unos ni de otros; sino para que se reflexione, se piense con el corazón en que no hay esperanza posible sin suma, compromiso, integración más allá de nuestros egos y miserias individuales. 

Y es al de ese Silvio de mis sueños -quizás mi último sueño-, al concierto que quiero ir... 






miércoles, 17 de septiembre de 2025

Otra falsa expectativa

 El anuncio de que China "llevará a otro nivel" la colaboración militar con Cuba, es exactamente lo que necesita la banda de fascistas narcosrrubianos para argumentar su hostilidad contra el pueblo -que no contra gobierno que esos no tienen apagones ni viven al día- cubano.

A lo mejor el opinante de una esquina en La Habana Vieja, entre tragos de Ronda, cree que se trata de un anuncio de efectos disuasorios vista la escalada agresiva de trumpeta en El Caribe, como diciéndole a Putin: "Tú allá, yo acá". Pero cualquier servicio de inteligencia sabe que un país al borde del colapso estructural de su industria pesada, como Cuba, incapaz de generar el mínimo de energía que necesita ya no para desarrollarse sino para sobrevivir, no puede aumentar su capacidad militar defensiva ni siquiera a mediano plazo por mucha colaboración con China que se tenga. Y si alguien cree que la CIA y la NSA imperiales son la caricatura de fracadados esa que nos mostraba "En Silencio ha tenido que ser" está muy equivocado. Ellos saben. Aquí también saben: sólo que "dejan hacer" para que, con el auspicio de seudoperiodistas, jugar a la esperanza. ¿Qué otro sentido -que no sea el de jugar a la esperanza-  tendría "filtrar" una información con el anuncio de que habrá un aumento de la colaboración militar entre Cuba y China?  Y, de paso, alentar la actuación hostil contra el pueblo cubano, de un extremo, y una falsa expectativa de cohesión ante la presunta agresión militar, desde el extremo nuestro.

Los imperialistas no nos han metido mano militarmente -con todo y las rabietas beligerantes de algunos cubanos o descendientes de cubanos desmadrados en Miami- porque quedaría expuesto su afán histórico de controlar la isla; le darían la razón histórica a quienes han sustentado su proyección ideopolítica -entre ellos a Fidel- sobre la base de la ambición conquistadora y expoliadora de los gobiernos estadounidense respecto a Cuba y América Latina. Y porque los que de verdad mandan y  controlan aquel país -que no son los cuatro yutuberos pendejos de Miami-  han sacado sus numeritos: las probables ganancias de un proceso de destrucción-reconstrucción de Cuba, para su oligarquía, serían irrisorias comparables con lo que pueden obtener en el Medio Oriente o Venezuela, por ejemplos. Simple y llanamente. 

Si un día a los mandantes yanquis dejara de importarles "cuidar la forma"  -como a Netanyahu le importa un bledo que medio mundo lo sepa un genocida, un asesino tanto como lo fue Hitler- nos metían mano y punto. Y ni este ni ningún otro convenio de colaboración con los chinos evitaría que nos tuviéramos que inmolar -al menos yo, que no me voy a rendir ante la alegría del odio miamero, no sé los demás- ante el poderío militar y económico norteamericano.

Pero sospecho que ese día nunca va a llegar no por voluntad o "benevolencia" de los malosos sino por la propia disfuncionalidad de nuestro sistema socioeconómico y político, por los males internos que venimos arrastrando durante años y años que vienen los mandantes criollos  tratando de solapar dentro de la tormenta de la agresividad foránea, y que ahora como El Saratoga, los supercargueros de Matanzas, la producción agrícola incluida la azucarera, los millones invertidos en inmobiliarias para la baja tasa de ocupación turística de los últimos cincuenta años  y el Sistema Electroenergético Nacional, nos explotan en la cara....

Está bueno ya de bluff. Si China quiere ayudar a Cuba, al pueblo cubano, que logre su partido omnipotente que sus empresarios pasen por encima de nuestra burocracia retranquera y corrupta -cosa harto difícil, lo reconozco-, y que inviertan en nuestra producción agropecuaria, en nuestra industria pesada y energética. Todo lo demás es arrorró mi niño en apagón. 





sábado, 13 de septiembre de 2025

Las no-respuestas

La novela En Nombre de la Rosa, de Umberto Eco, es para mi una monumental  parábola de las relaciones entre la sociedad precaria y el poder rígido, dogmático, autoritario que no admite alternativa a lo que considera el deber ser. 

En uno de sus pasajes, el joven Adso de Mello cuida el fuego en la cocina de la abadía. Está fatigado luego de un día de acontecimientos perturbadores para su alma novicia: otro asesinato que su maestro Guillermo de Braskesville debe resolver y el encuentro sexual consensuado que,  en un arrebato entre animal y candoroso, el amanuense ha tenido con una paupérrima joven campesina.   Y en medio del sopor entre el letargo y la culpa, el chico tiene la visión empañada del monje Salvatore: el sujeto deforme, repulsivo, que goza del favor de la carne lozana a cambio de deshechos y restos de comida: traficante de dogmas y de lenguas.   

Salvatore, en la alucinación de Adso, es la simbolización de esos micropoderes corruptos que en toda sociedad rígida aprovechan las "puertas traseras" para medrar.  Como el burócrata inútil y oportunista que no aporta ni riquezas materiales ni menos espirituales -en cambio entorpece su producción- pero desarrolla una notable habilidad para mantenerse a la vera del basurero que él mismo contribuye  a que prolifere como resultado de los descartes de la opulencia concentrada en unos pocos.  Y todo eso lo hace -el monje deforme lo mismo que el girovagante- mientras pueda mantener sus beneficios y prebendas, por mínimas que sean sus ventajas. 

Acontece en una de las abadías mas ricas de aquella Europa -y aquí está la parábola- mientras los monjes -el gran poder- pretenden debatir acerca de la legitimidad o no de la pobreza apostólica, y Jorge de Burgos -anagogía de Jorge Luis Borges, según algunos críticos- un monje extremista -e insano, como todo extremista- pretende negarle a Cristo la capacidad de reír, y se autoproclama defensor de esa seriedad aun a costa de violentar uno de los mandamientos: no matarás. Pero ni el contencioso teológico que reúne a Franciscanos y Benedictinos, ni el falso dilema de Jorge, que por demás es ciego, significaría absolutamente nada en términos prácticos  para la joven que cambia placeres por sobras,   ni para los miles de campesinos misérrimos que como ella inframueren al límite de la putrefacción. Tampoco para el deforme Salvatore quien, llegado el momento de las culpas, es condenado por aquellos pecados que nunca cometió y jamás por los que sí, presuntamente, habría cometido. 

A mi los innumerables reuniones, encuentros, asambleas, simposios, conferencias, congresos  que en Cuba se realizan -a pesar de los apagones y la agonía económica- me remiten a esa gran parábola de Eco. 

No me sorprende entonces que las preguntas que aparecen en el Mensaje de Joaquin Benavides publicado por Silvio en su blog Segunda Cita, no tengan respuestas concretas de parte de los aludidos.  Por mi parte: me retrotraen a la imagen de Bernardo Gui "resolviendo" la disputa teológica a su modo, usando la oportunidad que le dan los asesinatos perpetrados por Jorge -el extremista- y las conductas de los inframuertos en vida -acaso eso que llaman pueblo ya que no sería políticamente correcto llamarles vulgo- como la joven que Eco nunca nombra a quien acusa Gui de brujería para arrastrar consigo a Remigio de Varagine, un fraticello convertido a benedictino que, por su pasado mendicante, resultaría un mal precedente para una iglesia -más bien una curia- dueña de riquezas colosales.

Bernardo Gui es la simbolización del poder.  Sacrifica el ganado expiatorio de la precariedad y la alienación, o sea, la representación social de la misma marginalidad que su propio ejercicio  del poder provoca. Al inquisidor, al fiscal, al juez y parte, no le importa demasiado que Jorge de Burgos asesine en nombre del falso dilema de si Cristo rió o no, o si es menester que viva la hilaridad entre los monjes. Lo que le importa es que sobre el púlpito no se exponga la verdadera contradicción: ¿Aceptaría Jesús una curia opulenta rodeada de miseria o sería una iglesia mendicante lo verdaderamente coherente con la fe cristiana? 

"¿Por qué confundir mas el debate nacional?" - se pregunta Benavides en Segunda Cita.  Entonces me respondo: para que Adso de Melo se sienta culpable  de lo humano y, en medio del caos, de la confusión,  aparezcan los herejes y las brujas a quienes escaldar sin que el verdadero poder se exponga ni se sienta, por lo esencial, cuestionado. 




jueves, 11 de septiembre de 2025

El homenaje de Armando a su padre

Descansa en la tierra que aró, cultivó, surcó, aporcó; la que pisaron sus pies y las de sus nueve hermanos menores que se fueron antes. Y junto a sus animales preferidos, aquellos bueyes a los que palmeaba sus lomos como amigos : Perla Fina, Navegante, Platero y Ojinegro.

Descansa después de 107 años y 10 meses de vida, de dura vida campesina.  Que inició en Santa cruz del sur, 15 años antes que un ras de mar arrasara pueblo y vidas. Después siguió viviendo y sobreviviendo, al duro trabajo y al atropello, a más de 25 presidentes. Menocal fue el primero.

Se me fue al no más estar aquí excepto en las vivencias, en el recuerdo, en el corazón..




miércoles, 10 de septiembre de 2025

La prolongación de la agonía

Lo que pasó en Nepal no va a incidir en Cuba. Probablemente, uno y otro extremos de los bandos lo sepamos: todos. 

Algunos asustadizos, temblorosos por la mentalidad de ejambre que se cataliza ahora por las redes sociales -siempre existió la mentalidad de enjambre sino dialóguese con Juana de Arco- se dejan arrastrar por las comparaciones y pretendidas analogías entre la crisis de Nepal y la policrisis cubana. Y las aclaraciones con las cuales hemos amanecido hoy -que confirman la preocupación de ese supraente velado que maneja los hilos- respecto a que si en Nepal no había un régimen comunista, que si lo que derrocaron los jóvenes era un sistema neoliberal, que si no quebraron un sistema sino a un primer ministro... 

¡Qué entusiasmo analítico el de mis coterráneos! ¡Qué manera más contundente la del enjambre, sí, de apartarnos de lo esencial y trascendente para nosotros como nación en caída -no puede decirse que "libre"- hacia el colapso! ¡Cuánta parafernalia que, como el apagón de más de veinte horas, inmoviliza la acción transformadora!

El titular acerca de Nepal, en apenas unas horas, eclipsó el del uso por Cuba de la moneda china de nombre musical. En definitiva, la mención del comercio en renmimbi parece ser lo mejorcito que tiene el departamento ideológico para intentar solazarnos como "resultado" directo de la gira del presidente por Asia. 

Como si los unos y los ceros, y casi todo el que aun logre conservar  dos dedos de frente,no supiéramos -aunque no todos lo digan públicamente atenidos a ideologismos, oportunismos, miedos o la combinación de cualquiera de estos- que lo decisivo para nosotros, como nación, no está en que si nos cambiamos para acá o acullá en términos comerciales o financieros sino en si transformamos o no nuestras estructuras obsoletas, incluidas la gobernanza, la gestión empresarial y la coherencia política. Y esos no son retos ni problemas que nos vayan a resolver los del Cantón, Shangai o el Tibet rebelde ni su moneda fronteriza -tampoco el pretendido ejemplo de los nepalíes- sino nosotros mismos. Cualquier retórica de la consolación, sustentada en promesas externas, lo único que hará será prolongar la agonía hasta que la realidad -siempre más dura incluso que los jueces y carceleros de Juana de Arco- nos obligue a ponernos ropa de hombres aun a riesgos de que nos acusen de relapsos, y va y hasta nos quemen vivos...

¡Hasta el próximo alumbrón!