Mínimo ensayo sobre la Patria (2)

 La Patria es un resultado de la acción humana y nuestra condición social. Es aquella porción de la cultura que nos apega a una identificación de lo propio desarrollada, en la contemporaneidad, en dos esencias: la tangible -la nación- y la ideal -la consciencia de lo nacional. Como tal, La Patria existe en el ámbito de lo físico, se manifiesta en cierta porción de La Humanidad conviviente en espacios compartidos. Es el conjunto de los bienes y patrimonios de los entornos con los cuales poseemos una adhesión identitaria.

La Patria también  existe en la actitud de los seres que la asumimos, en la predisposición psico-social a reconocerla como tal y en la pertenencia  no sólo desde lo racional sino, además, desde lo emocional. Hay entonces una Patria Psicosocial emanada de la Patria Física. Es en esta dimensión de la Patria Psicocial donde lo político, que se ha vuelto propio del ser social, adquiere relevancia e influye en la valoración que hacemos de La Patria al definir  lo patriótico y enunciar el patriotismo. Pero esa relevancia e influencia no es determinante puesto que lo político depende de la circunstancia específica de un período, se ajusta a un conjunto singular de condiciones, tiene carácter histórico-concreto. Y La Patria es un constructo imperecedero porque siempre habrá una porción del entorno con el cual nos identificamos esencialmente, prioritariamente ante el resto. Eso que reconocemos "más cercano" de generación en generación.   Eso que ha estado desde la caverna en la cual el homínido se guarecía del frio y los depredadores, hasta los estados multi o plurinacionales actuales.

El hombre primitivo no marcaba un territorio a su alrededor como propio porque se lo enunciara una política o porque lo obligara la fidelidad a ejercicio del poder alguno sino porque ahí, en esa porción cercana a su Humanidad, su experiencia directa compartida con el grupo, le indicaba que estaba menos expuesto que en otros sitios. Ha sido la búsqueda de cierto status de seguridad lo que ha impulsado al linaje humano a establecer su pertenencia con un lugar y a un grupo. Cuando la política -y los políticos- han contribuido a esa noción de seguridad -aunque en muchísimos casos y, cada vez más, resulte más engañosa y manipulada esa noción- han tenido éxito en la reproducción de una ideología que les permita mantener ese ejercicio del poder. Un caso evidente el rescate que hace Hitler del orgullo alemán tras perder la Primera Guerra Mundial. Pero eso no quiere decir ni remotamente que los nazis restablecieran la Patria para los alemanes en tanto constructo sino que la secuestraron ideopolíticamente acorde a sus propósitos como grupo en el poder: usaron el ideal patriótico alemán para someterlo bajo la noción -falsa noción- de que su seguridad resultaría de su supuesta superioridad. 

De modo que hay una semiosis -ideación-  de la Patria que trasciende cualquier mera definición ajustada a preceptos o dogmas ideopolíticos. Una semiosis va más allá del empaquetamiento en  términos de la política entendida ésta  -la política- como el conjunto de acciones y expresiones que lleva a cabo un grupo para establecerse y perdurar en el poder.

Ciertamente "lo que hoy entendemos por Cuba no existiría si hubieran triunfado las ideas anexionistas*". Tal aseveración, a mi juicios, es indiscutible -y de perogrullo, por cierto-  pero eso no significa que no tuviéramos Patria sin el triunfo del independentismo. La demostración más contundente está en la identidad puertorriqueña quienes, libremente asociados -anexados- a los Estados Unidos, dan muestras ejemplares de orgullo de pertenencia y de reconocimiento de su Patria. 

Entender que la Revolución Cubana haya sido un proyecto nacional no debería  sugerrinos que sin revolución no tuviéramos Patria. En primer lugar porque La Patria trasciende lo nacional aunque tenga en la nación una de sus esencias. Lo demostró el pueblo Israelí durante siglos de éxodo y diáspora. Y en segundo lugar,  para mi factor determinante, porque las revoluciones son procesos, herramientas a través de las cuales se obtienen fines concretos -el fin concreto de la Revolución de Céspedes era la independencia y el de la Revolución de Martí era, además de la independencia, La República con todos y para el bien de todos- pero no el surgimiento de la Patria porque cuando un conglomerado humano adquiere necesidades tales de autodeterminanción, de soberanía, es porque ya tiene Patria, ya tiene una semiosis de La Patria, ya tiene un ideal de La Patria, ya está identificado con esa porción física y de congéneres de La Humanidad que llama Patria. La Patria comienza por un sentimiento, aunque no baste el sentimiento para su plenitud, y no se acaba hasta que ese sentimiento muere. No tiene carácter clasista. 

No hubo Patria porque hubo Primero de Enero del 59. Sugerir eso es un disparate y una manipulación descomunal. Hubo triunfo el Primero de Enero del 59 porque ya había -hay- Patria. Comenzó a forjarse  desde que Del Monte organizaba sus tertulias, brotó con Féliz Varela,Mendive, ya existe desde que Céspedes conspira y se teje la primera bandera. Hubo Patria con Enmedienda Platt y la hubo con dependencia del CAME. La habrá con o sin proyecto de revolución socialista.

Obviamente, La Patria, como todo constructo, como toda resultante de la acción humana, no es un ente estático sino cambiante. Que las revoluciones -o La Revolución, no voy a entrar a cuestionar la posible continuidad histórica en el caso cubano- impulsen, catalicen, potencien ese andar hacia una menor o mayor soberanía respecto a otras naciones, respecto a las pretensiones de los imperios, es incuestionable pero eso no significa ni que sean las revoluciones el único ente pontenciador ni, menos, que sean sólo proyectos de revoluciones ajustados a los preceptos ideopolíticos de un grupo ya establecido en el poder por herencia más que por méritos fundacionales. 

Entiendo que la contradicción entre soberanía e independencia ha sido el motor de nuestra nacionalidad. No se pierda de vista entonces que hay una diferencia fundamental entre la soberanía como resultado de la acción social consensuada y la soberanía usada en la retórica política para que un grupo perdure en el poder. Van contra la Patria, tanto como quien agrede a sus hijos en un campo de pelota, aquellos otros que piensan o sugieren que todo aquel que no resuene en los términos de su retórica política, estaría atentando contra la soberanía. 

No hay que confundir babosas con caracoles. 

*La aseveración fue tomada de aquí.