Pueden considerarlo un ruego: por favor, alguien debe sugerirle a Polanco, el jefe del Departamento Ideológico del CC del PCC, que promueva con urgencia un Consejo Editorial en Cubadebate. Si en ese medio algo quieren y respetan la tradición periodística cubana: ¡Por el Dios de los Ateos! ¡Tienen que parar de publicar disparates por mala corrección o peor edición!
Ahora no se trata de una nota informativa críptica, o con faltas de ortografías y errores de redacción, como otras veces, sino de dislates estilísticos, errores históricos y uso inadecuado de categorias antropológicas en un texto que catalogan de artículo basado en una investigación, nombrado Agroindustria azucarera cubana: Historia, cultura e identidad, firmado por Liobel Pérez Hernández, un coterráneo, si es la misma persona que conocí una vez.
Y ya en el propio planteamiento aparece la falta de rigor, cito:
"Cuba, con una tradición demás de más de 500 años, y de ellos casi 200 como la más grande productora y exportadora mundial de azúcar..."
Error. La nación cubana no tiene quinientos años de tradición en la producción de azúcar. Aunque el cultivo de la caña se introdujo, procedente de La Española, alrededor de 1516, y se fomentó por Diego Velázquez entre los colonos, no puede considerarse que ya ese hecho en si mismo fuera la causa desencadenante del auge de la producción azucarera cubana, ni que ya se convirtiera en raíz identitaria. En esa época ni siquiera teníamos una incipiente conciencia nacional. No puede hablararse de "Cultura cubana" hace quinientos años ni menos de práctica arraigada y generalizada en la nación que serían las condiciones mínimas para el surgimiento de una tradición en Cuba, segun la antropología.
Si vamos a andar claros, los protocubanos eran porquerizos. Criadores de cerdos para satisfacer las demandas de carne de los marineros de la flota española, siempre de paso por la isla. Eso, criar puercos, sí fue una práctica que rápidamente se arraigó y que, dicho sea de paso, nos queda como tradición el anhelo por comernos los cerdos -si asados en púa, mejor- pero vamos perdiendo la pericia para producirlos, comercializarlos y exportarlos.
Mucho después de 1516, en el siglo XVII, se convirtió el cultivo y producción de caña de azúcar en una práctica con un potencial sociocultural que la volvería trascendente para modelarse ideológicamente -mentalmente- como valor heredable, transmisible y perdurable más allá de la generación que generaliza la práctica. Ciertamente nuestra tradición agroazucarera surge con el inicio de nuestros sentimientos nacionales pero no tienen mas de quinientos años. O el autor del artículo, y los editores de Cubadebate, hacen una interpretación festinada de las definiciones de tradición, o no se han leído en su vida, ni siquiera en reseñas de redes sociales, las referencias a Arango y Parreño o las compilaciones y tratados de Historia de Cuba de Fernando Portuondo o Eduardo Torres Cuevas.
¿Doscientos años Cuba como la más grande exportadora mundial de azúcar? Una falacia. En primer lugar porque, para ser exactos, no fueron doscientos años de liderazgo mundial de Cuba en la producción y exportación de caña. Es verdad que a partir de la inestabilidad en la isla La Española, la guerra de independencia de Haití del dominio francés, y la proclamación de la llamada independencia efímera en Santo Domingo, a partir de 1821, se desploma la producción azucarera de aquellos y llegan refugiados que contribuyen al aumento decisivo del cultivo de caña y producción de azúcar en Cuba, y se pasa a ser, en 1836, el país mayor exportador de ese momento. Pero esa condición no se mantuvo durante 200 años, ni menos ininterrumpidamente como sugiere el párrafo.
Apenas ciento veinticuatro años después de 1836, por ejemplo, desde 1960 y hasta 1987, el país mayor productor de azúcar -de remolacha, eso sí- fue la Unión Soviética, aunque hubo dos o tres años que fueron superados los bolos por Brasil.
De hecho, aunque la producción azucarera cubana aumentó desde 1970 hasta 1989, durante esos 20 años de auge no fue el primer exportador mundial de azúcar, ni siquiera de azúcar de caña pues Brasil y la India se nos fueron delante en varias ocasiones como lo demuestra este gráfico dinámico de la FAO. Ni siquiera aquella famosa zafra que no se cumplió, entre 1969 y 1970, contribuyó a que esos años fuéramos la nación líder mundial en la producción azucarera.
¿Cómo un artículo que se presenta como resultante de una investigación -no dice si investigación periodística o histórica- desde su propio planteamiento incluye inexactitudes conceptuales e hiperbolización de los datos?
Dice el autor: "...el protagonismo de la agroindustria azucarera en la vida nacional, no fue menor desde el mismo inicio y durante toda la pseudo-república inaugurada el 20 de mayo de 1902". ¡Claro que no fue menor, hermano! ¡Cómo iba a ser menor si éramos monoproductores, segun nos enseñaron en la escuela, y estábamos -estamos aunque ahora no nos lo enseñen en la escuela- terriblemente subdesarrollados.
Claro que estoy de acuerdo con la tesis del artículo, o sea, la afirmación de que "el sector azucarero ha marcado, como ningún otro, la historia, la cultura y la identidad nacional" (Aquí hay un error de concordancia, debió escribir "nacionales"). Pero esa es una verdad de perogrullo, compay, que cada cubano conoce, o al menos intuye, y que tenemos arraigada en nuestro imaginario social. No le veo la pertinencia periodística de tratar de argumentarla en un contexto de franco deterioro de lo que fue una tradición -¡Ya no lo es, y no aceptarlo es un autoengaño, entre otras cosas porque nuestros campos están cada vez más despoblados y nuestra industria está en ruinas-, y menos omitiendo que han sido prácticas que han caído en coma por una decisión gubernamental, -a la postre, mala- debido a la falta de pericia y coherencia con la propia estrategia de actualización y renovación de la agroindustria anunciada cuando se tomó esa decisión y, sobre todo, por la administración y gestión deficiente y hasta dolosa, en no pocos casos, en las estructuras que han regido el sector. Y es ese estado de coma actual, y sus causas, lo que necesita el lector de Cubadebate se discuta, debata, se exponga públicamente, y no la relación anecdótica y epidérmica de sucesos que se estudian en cualquier secundaria básica cubana.
Entonces: ¿Quiénes necesitamos que Cubadebate nos argumente lo que cada cubano, casi desde la cuna, sabe? ¿Y a partir de cuáles presupuestos periodísticos de pertinencia necesitamos de un texto, escrito con un estilo que por momentos parece el informe monográfico de un estudiante de Metodología de la Investigación Social y, en otros, la composición de tarea para la casa de un adolescente en la asignatura Lengua Materna? ¿Para convencernos... de qué? ¿Para emocionarnos, segun los cánones del periodismo digital, con qué....? ¿Con verdades de perogrullos? ¿O es que creen en Cubadebate que algun cubano, incluso sus lectores no cubanos asiduos, no sabe que Demajagua era un ingenio, o que nuestros próceres independentistas, en su mayoría, conformaban nuestra sacarocracia. Si a estas alturas hay que escribir un artículo periodístico, y publicarlo en un medio de alcance mundial, para que algun cubano sepa cosas como esas, entonces nuestra enseñanza de la historia en nuestras instituciones ha sido un rotundo fracaso.
La Rumba no es una manifestación artística en si misma, aseres de Cubadebate, es uno de los cinco complejos genéricos conformadores de la música popular y tradicional cubana: el Punto, el Son, la Canción, el Danzón y la Rumba, compay. Y todos ellos, son expresiones estéticas de la música y, por extensión, de la danza que sí son manifestaciones del arte. Entonces usted puede decir en la esquina de Toyo, en una conversación de barrio, que "Sin embargo, de entre esas tantas expresiones culturales de la cubanía, han sido dos manifestaciones artísticas intrínsecamente ligadas a la tradición de la agroindustria..." y luego, en otro párrafo, con una ruptura de la idea central que es un vicio de redacción, referirse a la rumba. Pero no, compay o comay, así no se escribe ni se publica un artículo periodístico ni científico. No equipare "expresión" con "manifestación". En rigor no son lo mismo aunque vulgarmente se usen una y la otra. Así puedo escribir yo aquí para quienes se obstinan en leerme y comentar, yo que soy gestor de camiones, pero no usted en Cubadebate.
Y entonces sucede lo que en estos casos: cuestiones interesantes y poco conocidas, que es a lo que se dedica el buen periodismo desde su surgimiento hasta nuestros días, se diluyen y pasan de largo, de larguísimo. Cuestiones como el dato de que aun existen 223 locomotoras de vapor en Cuba, o que instituciones culturales y científicas surgieron por iniciativa de azucareros, cada una de las cuales merecería un buen reportaje.
Agroindustria azucarera cubana: Historia, cultura e identidad podrá ser cualquier cosa pero no es periodismo. Y menos el periodismo ese ágil, profundo, acucioso, cautivador que en los congresos de la UPEC, se cacarea y cacarea, hay que hacer. ¿Es que no lo saben los editores de Cubadebate? ¿Es que, en definitiva, hay editores en Cubadebate? Porque: ¿Qué editores o correctores son esos que no se percatan de que el texto marca entre paréntesis siete citas o notas y luego sólo especifica cuatro al final? Cualquiera de los que, en este blog, me señalan con amor o sin amor mis erratas, pudiera ser mejor editor o corrector de estilo en Cubadebate, y mostrar un mejor resultado.
Esta entrada no es un descargo contra el autor ni mucho menos. Es una argumentación personal de la superficialidad y la falta de rigor profesional que Cubadebate no debería seguir permitiéndose como medio de prensa que, se dice, alternativo. ¿Puede ser efectiva la alternativa al odio y el merceranismo desde la falta de rigor? No.
¿Se ayuda a un escritor o periodista, asumo que joven, al publicarle textos con problemas estilísticos e inexactitudes en un medio de alcance mundial? Menos.
Por eso Polanco, nagüe, métete ahí en Cubadebate.... Revisa su consejo editorial. Una sugerencia de corazón, de un cubano, de un casi camionero...