miércoles, 28 de febrero de 2024

La profecía de un tipo ahí

 Reitero lo que antes dije acerca del aumento del precio del combustible: no va a resolver ningun problema económico y, por el contrario, va a provocar no sólo más inflación sino, además, más corrupción, mas gastos en inspectores, operaciones policiales, cárceles y más reclusos. Más familias fracturadas. Más personas en el borde de la miseria, y en la miseria misma. Porque deberían saber que por cada hombre o mujer humilde, que está luchando la vida como puede, que el gobierno acuse ante los tribunales, multe, encarcele por delitos económicos, hay una familia que queda en peor situación, hay más niños y niñas en desventaja, hay más ancianos desprotegidos. ¿No han sacado esa cuenta, compay? 

Porque el problema que el gobierno tiene que resolver -o propiciar y supervisar que los actores empresariales resuelvan no es de precios ni de mercados en Cuba sino que cada gestor económico tenga suficiente independencia para romper por si mismos las barreras -bloqueo imperialista incluido- de la falta de financiamiento, el desabastecimiento, la obsolescencia tecnológica y los bajos índices de procesamiento de combustibles y lubricantes, y de distribución existentes hoy en el país.

Mientras nuestros gobernantes y dirigentes políticos sigan viendo la gestión de la economía en función del control estatal e ideopolítico, en aras de la reproducción de un sistema social utópico que ya no existe, compay, no existe; en vez de ver esa gestión en función de la gente misma -eso que llaman el pueblo- y la urgente supervivencia de la nación, el camino hacia nuestra haitianización será cada vez más expedito, y sólo habremos logrado el extremo opuesto de lo soñado. . 

Hagan captura de pantallas de los comentarios del anuncio de Cubadebate de que en marzo suben los precios del combustible para cuando, en unos seis meses -si seguimos con los niveles actuales de desabastecimiento- haya otro 11 de julio, no le vayan a echar la culpa del descontento y la explosión a los odiadores y mercenarios, que no niego existen y joden, pero que ninguno de ellos desde youtube o facebook toman las decisiones económicas en Cuba. 

Esta es solo la profecía de un tipo ahí... 

martes, 27 de febrero de 2024

La extensión de lo perdido

 Por: Juan Antonio García Borrero*

Tenía razón Molière cuando escribió aquello de que: “𝘔𝘦 𝘢𝘭𝘪𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘥𝘦 𝘶𝘯𝘢 𝘣𝘶𝘦𝘯𝘢 𝘴𝘰𝘱𝘢, 𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘭𝘦𝘯𝘨𝘶𝘢𝘫𝘦 𝘩𝘦𝘳𝘮𝘰𝘴𝘰”. 

Marx también pensaba en eso cuando leía a su admirado Hegel, pero la verdad es que la genialidad hegeliana supo vislumbrar parte de lo que nos está tocando vivir hoy, ahora mismo, al escribir en 𝘍𝘦𝘯𝘰𝘮𝘦𝘯𝘰𝘭𝘰𝘨í𝘢 𝘥𝘦𝘭 𝘦𝘴𝘱í𝘳𝘪𝘵𝘶: 

“Hubo un tiempo en que el hombre tenía un cielo dotado de una riqueza pletórica de pensamientos y de imágenes. El sentido de cuanto es radicaba en el hilo de luz que lo unía al cielo; entonces, en vez de permanecer en este presente, la mirada se deslizaba hacia un más allá, hacia la esencia divina, hacia una presencia situada en lo ultraterrenal, si así vale decirlo. 

Para dirigirse sobre lo terrenal y mantenerse en ello, el ojo del espíritu tenía que ser coaccionado; y hubo de pasar mucho tiempo para que aquella claridad que sólo poseía lo supraterrenal acabara por penetrar en la oscuridad y el extravío en que se escondía el sentido del más acá, tornando interesante y valiosa la atención al presente como tal, a la que se daba el nombre de experiencia. 

Actualmente, parece que hace falta lo contrario; que el sentido se halla tan fuertemente enraizado en lo terrenal, que se necesita la misma violencia para elevarlo de nuevo. El espíritu se revela tan pobre, que, como el peregrino en el desierto, parece suspirar tan sólo por una gota de agua, por el tenue sentimiento de lo divino en general, que necesita para confortarse. 𝗣𝗼𝗿 𝗲𝘀𝘁𝗼, 𝗽𝗼𝗿 𝗹𝗼 𝗽𝗼𝗰𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹 𝗲𝘀𝗽í𝗿𝗶𝘁𝘂 𝗻𝗲𝗰𝗲𝘀𝗶𝘁𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗲𝗻𝘁𝗮𝗿𝘀𝗲, 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲 𝗺𝗲𝗱𝗶𝗿𝘀𝗲 𝗹𝗮 𝗲𝘅𝘁𝗲𝗻𝘀𝗶ó𝗻 𝗱𝗲 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗵𝗮 𝗽𝗲𝗿𝗱𝗶𝗱𝗼”. 

Ser pobre en lo material es una desgracia, pero si a ello sumamos la pobreza del espíritu que se conforma con la gota, entonces sí que estamos condenados. 


* La imágen que acompaña esta entrada no fue escogida por el autor, el crítico, promotor y académico camagüeyano Juan Antonio García Borrero, sino por el administrador del blog, y fue tomada por un usuario de las redes durante el sepelio de la célebre artista cubana Juana Bacallao.

domingo, 25 de febrero de 2024

¿Qué dijo José de la Luz sobre Félix Varela?

Por: Pedro de Jesús López Acosta.


José de la Luz y Caballero escribió en 1840, como remate de un texto salido en la prensa camagüeyana: «mientras se piense en la tierra de Cuba, se pensará en quien nos enseñó primero en pensar». Al menos es así como se reproduce en «Historia del pensamiento cubano». Y es así como el autor de este libro, el Dr. Eduardo Torres-Cuevas, ha defendido que se reproduzca: con la preposición «en», tan rara en ese contexto, y que, en razón de tal extrañeza, tendemos a sustituir por la preposición «a».

Explica Torres-Cuevas su criterio de este modo: «Si yo digo que fue el primero que nos enseñó a pensar, Luz habría cometido una verdadera injusticia con su tío José Agustín Caballero, que sin lugar a dudas, cronológicamente, fue el primero en hacer filosofía moderna en Cuba. Pero si yo digo que fue el que "nos enseñó primero en pensar", estoy hablando de una cuestión epistemológica, no cronológica; estoy refiriéndome a que antes de actuar hay que pensar». («En busca de la cubanidad», t. III, p. 223.)

Comencemos por el final. Si De la Luz hubiera querido decir lo que Torres-Cuevas pretende, de todos modos, estaba obligado a utilizar la preposición «a». Porque el verbo responsable de la predicación sigue siendo «enseñar», que exige esa preposición, y no otra: NOS ENSEÑÓ A PRIMERO PENSAR ANTES DE ACTUAR. Asimismo, no se comprende por qué omitió «antes de actuar», complemento necesario si era esa la idea que quería trasmitir sin generar ambigüedad alguna.

En cuanto a la observación sobre la injusticia hacia el tío, considero que no es un argumento objetivo. De injusticias está lleno el mundo intelectual y familiar. Si lo que importa es dirimir lo que dijo De la Luz, y no si fue justo o injusto, vale leer un enunciado revelador, que aparece antes del final, en el propio texto que analizamos.

Dice De la Luz: «VARELA FUE NUESTRO LEGÍTIMO CARTESIO [René Descartes], en más de un sentido, ya por haber destruido el principio de autoridad con el consejo y el ejemplo de palabra y obra, ya por HABER INTRODUCIDO EN SU CONSECUENCIA LA LIBERTAD FILOSÓFICA DE PENSAR». (V. imagen.)

Más claro ni el agua: injusto o no, para De la Luz, Varela fue el primero.

Ahora bien, ¿por qué, en vez de «a», aparece «en»? Lo más simple y probable es que se trate de una errata de impresión, que siempre las ha habido.

Lo otro que se me ocurre es atrevido —si no descabellado—: un anglicismo sintáctico, el calco de la construcción inglesa «to teach on» (que puede usarse en esa lengua para introducir un complemento de materia o asunto ‘enseñar sobre alguna materia’), mediante la traducción de «on» > «en». 




lunes, 19 de febrero de 2024

Descarga amistosa

Por: Pedro Luis Ferrer Montes.


Siempre que comento sobre la realidad de Cuba, o sobre mis vivencias y experiencias específicas, lo hago con las herramientas más constructivas que mi vocación de amor sugiere; intentando neutralizar el odio y la violencia que proliferan y no promueven el clima de respeto indispensable para la convivencia. Evito «echar más leña al fuego». Así me proyecto, independientemente de cómo se comporte el entorno que, por momentos, puede ciertamente mostrarse letalmente hostil. Porque el amor es más que un hermoso sentimiento: también constituye una rigurosa disciplina. Martí enseña. 


Entonces, algunos amigos bien intencionados (que viven en el exterior) cariñosamente me aconsejan «no te confíes, no seas ingenuo. Acaba de ver las cosas tal y como son» —repiten ansiosos, creyendo adivinar cabalmente mi  percepción supuestamente errada; como si existiera una única lectura acertada de la realidad (la suya). Hablo de excelentes amigos emigrados que ya no esperan nada bueno de los gobernantes criollos; amigos que se sienten agobiados «hasta el último pelo»— como suelen decir. Y están en su legítimo derecho.

Solo quiero abrazarlos y tranquilizarlos. Decirles que no necesito calcar su punto de vista para entender el contexto isleño, pues cualquier visión, la mía también, por momentos puede no captar a plenitud la verdad. Y recomendarles que, tal y como desconfían del entorno criollo, de vez en cuando pongan en duda su propio pensamiento (método indispensable para acercarnos a la objetividad). Sería saludable que renuncien a ese paternalismo protector y subestimador, pues me siento capaz, como lo hacen ellos, de procurar una percepción propia de la vida isleña, cuya fisonomía es diversa, fraccionada y contradictoria. Asegurarles que —aunque no lo hago— también podría llegar fácilmente a pensar y creer lo peor de lo peor acerca de cualquier tópico o persona; y que estoy consciente de que no transito por el Reino de los Cielos, rodeado de Santos y Arcángeles. 

¡Duerman tranquilos!

Los quiero mucho. 


sábado, 17 de febrero de 2024

¿Cuadrando la caja?

Tomado del  FB de Oscar Fernández.*


No se puede defender proyecto alguno sobre la base de argumentos carentes de rigor y que cercenan y manipulan la verdad a conveniencia. 

Todos los montos que se pagan por concepto de aranceles subieron al menos 5 veces. Excepto los de los productos bonificados que subieron 2.5 veces. No es un fake news. Es un hecho concreto. Es muy favorable que esto entre como ingreso al presupuesto, pero aunque se cobra a los importadores, téngase por seguro que lo paga el consumidor final.

El incremento del importe arancelario ni va a bajar los precios, ni va a aumentar la producción nacional, como se repitió una y otra vez en este programa.

La economía no va a crecer como resultado de la cantidad de veces que se repita el verso de que las medidas impulsarán la economía

El problema no es de incomprensión de las medidas anunciadas. El problema es que no producen el efecto que se les quiere atribuir.

No se puede seguir engrosando el déficit fiscal despilfarrando presupuesto en programas de adulación como este



* El título de la entrada lo puse yo. El autor, Oscar Fernández, fue profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana. 

martes, 13 de febrero de 2024

Cumple de Juventina

Hoy cumple años la poetisa manzanillera Juventina Soler Palomino. Y con este poema de su autoría, le deseo mis parabienes.


13 DE FEBREO DE 1970

          (fragmento)

  

Ayer nací con las campanadas del parque

hoy vuelvo de este amanecer sin camisa

a buscar la nostalgia de mi primer nacimiento.

Como una oscura bandera

me recibieron tal vez en una fecha

donde las arañas abandonaban sus casas

solo una casa para arrasarme del vientre

porque habría de ocurrir la tormenta

y mi alumbramiento.


Confieso que mi corazón se detuvo en 1970

cuando abrí los ojos y sostuve el beso de mi madre

que cegaría mi cuerpo

mi madre se hundió en mis mejillas tibias y blandas

y desapareció su boca.

Vivió callada mirándome crecer

sabía que morí un trece de febrero

y amoldó mi piel    secó mi nariz

me rodeó de palabras a las cinco de la tarde

porque mi padre nunca llegó a tiempo.


Sé que nací ayer

donde las campanadas y trece cuchillos

penetraron mis lágrimas

después llegaron mis hermanas

la boca de mi madre seguí en las mejillas

y mi padre perdido tras mis setenta nacimientos

desgarrando una a una las herencias del horizonte…


Sé que nací ayer

mis hermanos llegaron después

con el mar en la boca y el insomnio

cabalgando en el pecho

sus hijos guardarán en sus mejillas

el amargo vino que fabrican al crecer.

Gracias por acomodar mi cabeza en las piedras

por no comprender y sonreirá

con la última historia que me invento

por coser a sus pestañas

las innumerables maldiciones de mi existencia.


Ayer nací     solo nací

después que mi corazón se detuvo en 1970. 






jueves, 8 de febrero de 2024

Polanco, nagüe, métete ahí, en Cubadebate

 Pueden considerarlo un ruego: por favor, alguien debe sugerirle a Polanco, el jefe del Departamento Ideológico del CC del PCC, que promueva con urgencia un Consejo Editorial en Cubadebate. Si en ese medio algo quieren y respetan la tradición periodística cubana: ¡Por el Dios de los Ateos! ¡Tienen que parar de publicar disparates por mala corrección o peor edición!

Ahora no se trata de una nota informativa críptica, o con faltas de ortografías y errores de redacción, como otras veces, sino de dislates estilísticos, errores históricos y uso inadecuado de categorias antropológicas en un texto que catalogan de artículo basado en una investigación, nombrado Agroindustria azucarera cubana: Historia, cultura e identidad, firmado por Liobel Pérez Hernández, un coterráneo, si es la misma persona que conocí una vez.

Y ya en el propio planteamiento aparece la falta de rigor, cito: 

"Cuba, con una tradición demás de más de 500 años, y de ellos casi 200 como la más grande productora y exportadora mundial de azúcar..."

Error. La nación cubana no tiene quinientos años de tradición en la producción de azúcar. Aunque el cultivo de la caña se introdujo, procedente de La Española,  alrededor de 1516, y se fomentó por Diego Velázquez entre los colonos, no puede considerarse que ya ese hecho en si mismo fuera la causa desencadenante del auge de la producción azucarera cubana, ni que ya se convirtiera en raíz identitaria. En esa época ni siquiera teníamos una incipiente conciencia nacional. No puede hablararse de "Cultura cubana" hace quinientos años ni menos de práctica arraigada y generalizada en la nación que serían las condiciones mínimas para el surgimiento de una tradición en Cuba, segun la antropología.

 Si vamos a andar claros, los protocubanos eran porquerizos. Criadores de cerdos para satisfacer las demandas de carne de los marineros de la flota española, siempre de paso por la isla. Eso, criar puercos, sí fue una práctica que rápidamente se arraigó y que, dicho sea de paso, nos queda como tradición el anhelo por comernos los cerdos -si asados en púa, mejor-  pero vamos perdiendo la pericia para producirlos, comercializarlos y exportarlos.

 Mucho después de 1516, en el siglo XVII,  se convirtió el cultivo y producción de caña de azúcar en una práctica con un potencial sociocultural que la volvería trascendente para modelarse ideológicamente -mentalmente- como valor heredable, transmisible y perdurable más allá de la generación que generaliza la práctica.  Ciertamente nuestra tradición agroazucarera surge con el inicio de nuestros sentimientos nacionales pero no tienen mas de quinientos años.  O el autor del artículo, y los editores de Cubadebate, hacen una interpretación festinada de las definiciones de tradición, o no se han leído en su vida, ni siquiera en reseñas de redes sociales, las referencias a Arango y Parreño o las compilaciones y tratados de Historia de Cuba de Fernando Portuondo o Eduardo Torres Cuevas. 

¿Doscientos años Cuba como la más grande exportadora mundial de azúcar? Una falacia. En primer lugar porque, para ser exactos, no fueron doscientos años de liderazgo mundial de Cuba en la producción y exportación de caña. Es verdad que a partir de la inestabilidad en la isla La Española, la guerra de independencia de Haití del dominio francés, y la proclamación de la llamada independencia efímera en Santo Domingo, a partir de 1821, se desploma la producción azucarera de aquellos y llegan refugiados que contribuyen al aumento decisivo del cultivo de caña y producción de azúcar en Cuba, y se pasa a ser, en 1836, el país mayor exportador de ese momento. Pero esa condición no se mantuvo durante 200 años, ni menos ininterrumpidamente como sugiere el párrafo.  

Apenas ciento veinticuatro años después de 1836, por ejemplo,  desde 1960 y hasta 1987, el país mayor productor de azúcar -de remolacha, eso sí- fue la Unión Soviética, aunque hubo dos o tres años que fueron superados los bolos por Brasil. 

De hecho, aunque la producción azucarera cubana aumentó desde 1970 hasta 1989, durante esos 20 años de auge no fue el primer exportador mundial de azúcar, ni siquiera de azúcar de caña pues Brasil y la India se nos fueron delante en varias ocasiones como lo demuestra este gráfico dinámico de la FAO. Ni siquiera aquella famosa zafra que no se cumplió, entre 1969 y 1970, contribuyó a que esos años fuéramos la nación líder mundial en la producción azucarera. 

¿Cómo un artículo que se presenta como resultante de una investigación -no dice si investigación periodística o histórica- desde su propio planteamiento incluye inexactitudes conceptuales e hiperbolización de los datos? 

Dice el autor: "...el protagonismo de la agroindustria azucarera en la vida nacional, no fue menor desde el mismo inicio y durante toda la pseudo-república inaugurada el 20 de mayo de 1902". ¡Claro que no fue menor, hermano! ¡Cómo iba a ser menor si éramos monoproductores, segun nos enseñaron en la escuela, y estábamos -estamos aunque ahora no nos lo enseñen en la escuela- terriblemente subdesarrollados. 

Claro que estoy de acuerdo con la tesis del artículo, o sea, la afirmación de que "el sector azucarero ha marcado, como ningún otro, la historia, la cultura y la identidad nacional" (Aquí hay un error de concordancia, debió escribir "nacionales"). Pero esa es una verdad de perogrullo, compay, que cada cubano conoce, o al menos intuye, y que tenemos arraigada en nuestro imaginario social. No le veo la pertinencia periodística de tratar de argumentarla en un contexto de franco deterioro de lo que fue una tradición -¡Ya no lo es, y no aceptarlo es un autoengaño, entre otras cosas porque nuestros campos están cada vez más despoblados y nuestra industria está en ruinas-, y menos omitiendo que han sido prácticas que han caído en coma por una decisión gubernamental, -a la postre, mala- debido a la falta de pericia y coherencia con la propia estrategia de actualización y renovación de la agroindustria anunciada cuando se tomó esa decisión y, sobre todo,  por la administración y gestión deficiente y hasta dolosa, en no pocos casos, en las estructuras que han regido el sector. Y es ese estado de coma actual, y sus causas, lo que necesita el lector de Cubadebate se discuta, debata, se exponga públicamente, y no la relación anecdótica y epidérmica de sucesos que se estudian en cualquier secundaria básica cubana. 

Entonces: ¿Quiénes necesitamos que Cubadebate nos argumente lo que cada cubano, casi desde la cuna, sabe? ¿Y a partir de cuáles presupuestos periodísticos de pertinencia necesitamos de un texto, escrito con un estilo que por momentos parece el informe monográfico de un estudiante de Metodología de la Investigación Social y, en otros, la composición de tarea para la casa de un adolescente en la asignatura Lengua Materna? ¿Para convencernos... de qué? ¿Para emocionarnos, segun los cánones del periodismo digital, con qué....? ¿Con verdades de perogrullos? ¿O es que creen en Cubadebate que algun cubano, incluso sus lectores no cubanos asiduos, no sabe que Demajagua era un ingenio, o que nuestros próceres independentistas, en su mayoría, conformaban nuestra sacarocracia. Si a estas alturas hay que escribir un artículo periodístico, y publicarlo en un medio de alcance mundial,  para que algun cubano sepa cosas como esas, entonces nuestra enseñanza de la historia en nuestras instituciones ha sido un rotundo fracaso. 

La Rumba no es una manifestación artística en si misma, aseres de Cubadebate, es uno de los cinco complejos genéricos conformadores de la música popular y tradicional cubana: el Punto, el Son, la Canción, el Danzón y la Rumba, compay. Y todos ellos, son expresiones estéticas de la música y, por extensión, de la danza que sí son manifestaciones del arte. Entonces usted puede decir en la esquina de Toyo, en una conversación de barrio, que  "Sin embargo, de entre esas tantas expresiones culturales de la cubanía, han sido dos manifestaciones artísticas intrínsecamente ligadas a la tradición de la agroindustria..." y luego, en otro párrafo, con una ruptura de la idea central que es un vicio de redacción, referirse a la rumba. Pero no, compay o comay, así no se escribe ni se publica  un artículo periodístico ni científico. No equipare "expresión" con "manifestación". En rigor no son lo mismo aunque vulgarmente se usen una y la otra. Así puedo escribir yo aquí para quienes se obstinan en leerme y comentar, yo que soy gestor de camiones, pero no usted en Cubadebate. 

Y entonces sucede lo que en estos casos: cuestiones interesantes y poco conocidas, que es a lo que se dedica el buen periodismo desde su surgimiento hasta nuestros días, se diluyen y pasan de largo, de larguísimo. Cuestiones como el dato de que aun existen 223 locomotoras de vapor en Cuba, o que instituciones culturales y científicas surgieron por iniciativa de azucareros, cada una de las cuales merecería un buen reportaje. 

Agroindustria azucarera cubana: Historia, cultura e identidad   podrá ser cualquier cosa pero no es periodismo. Y menos el periodismo ese ágil, profundo, acucioso, cautivador que en los congresos de la UPEC, se cacarea y cacarea, hay que hacer. ¿Es que no lo saben los editores de Cubadebate? ¿Es que, en definitiva, hay editores en Cubadebate? Porque: ¿Qué editores o correctores son esos que no se percatan de que el texto marca entre paréntesis siete citas o notas y luego sólo especifica cuatro al final?  Cualquiera de los que, en este blog, me señalan con amor o sin amor mis erratas, pudiera ser mejor editor o corrector de estilo en Cubadebate, y mostrar un mejor resultado. 

Esta entrada no es un descargo contra el autor ni mucho menos. Es una argumentación personal de la superficialidad y la falta de rigor profesional que Cubadebate no debería seguir permitiéndose como medio de prensa que, se dice, alternativo. ¿Puede ser efectiva la alternativa al odio y el merceranismo desde la falta de rigor? No. 

¿Se ayuda a un escritor o periodista, asumo que joven, al publicarle textos con problemas estilísticos e inexactitudes en un medio de alcance mundial? Menos. 

Por eso Polanco, nagüe, métete ahí en Cubadebate.... Revisa su consejo editorial. Una sugerencia de corazón, de un cubano, de un casi camionero... 






martes, 6 de febrero de 2024

Carretera V: Recuerdos

 Al principio de la época que se estudiaba en Cuba filosofía marxista por Afanásiev y no por Marx ni Engels, nuestra carretera central  tenía unos bastoncillos reflectores a cada lado de la cuneta que delimitaban sus bordes. No tenía baches groseros, a no ser por la junta con la tierra firme de algun puente o alcantarilla; ni al anochecer veías en las paradas a personas, ansiosas, que enseñaran un manojo de billetes con el anhelo de ser recogidas.  

Lo recuerdo de lo que me contaba La Vieja de mi primer viaje a La Habana en una de aquellas guaguas inglesas, Leyland, y el regreso a Manzanillo en una Hino RV, a la que le llamaban Colmillo Blanco, no sé por cuál relación con la novela de Jack London. 


Tendría unos cinco años. Era la semana de receso escolar de abril durante mi  preescolar. Mi abuelo Wanchy me había regalado un libro para los niños de cuarto grado llamado Vida Política de mi Patria. El viejo comunista -expulsado del PCC por haber mantenido a mi abuela de amante, lo cual era incompatible con aquella moral socialista -estaba orgulloso pues aun era linotipista y corrector de la Imprenta El Arte que había sido del mecenas Juan Francisco Sariol,  y "el cabezón hijo de La Negra" había aprendido a leer aparentemente solo, mirando las banderolas de los ómnibus que parqueban cerca de la plazoleta de la terminal -ahora solo de trenes- en la cual mis amigos jugaban pelota pero yo solo contemplaba a mi alrededor porque no bateaba ni un melón. 

Y El Viejo, que decía esas asignaturas eran para adoctrinar, había "desclasificado" desde una vieja maleta llena de libros, una colección que la editorial Gente Nueva había publicado a principio de los setenta con la obra de Jules Verne. Así fue como lo primero que leí en mi vida, segun la memoria de mi padre,  fueron planfletos político-ideológicos y Dos años de vacaciones

De Vida Política de mi Patria me gustarían las fotos coloridas y la épica de los textos que te inducían a creer vivías en la sociedad de la esperanza y la superioridad infinitas, con el empeño, la laboriosidad  y la confianza en el futuro de los chicos de la goleta Slougui.

Si ibas en Leyland a La Habana, donde por la magnífica suspensión de esas guaguas sentías flotar por una carretera central aun en buen estado, con cafeterías en cada terminal intermedia donde abundaba la malta y el refresco de botellita a precios que un mecánico y una contadora podían pagar; si al pasar por Matanzas, antes de que terminaran el primer tramo de la autopista nacional, coincidías con uno de los amaneceres más bellos jamás vistos, mientras desayunabas chocolate y sandwich de jamón y queso.  O regresabas en un Colmillo Blanco ya por la recién inaugurada autopista y entrabas a un Conejito -supe luego que le llamaban así porque Celia Sánchez había fomentado la cría de conejos para vender en esos establecimientos de la ruta- a comer pollo frito, muy barato, acompañado con cerveza por los adultos, y con yogurt de sabor por los chicos... Era creíble entonces aquel libro de texto para cuarto grado de primaria  Vida Política de mi Patria, y todo lo que nos contaba acerca de la igualdad y el año 2000, y los hermanos soviéticos, el came y el campo socialista. 


Con el corazón henchido de evangelios revolucionarios, y el estómago lleno de emparedados y golosinas, bien que  podía un niño disfrutar de la ciencia-ficción de Verne, las aventuras de Salgari o Dumas, el humor de Mark Twain o La Edad de Oro de Martí. Aun no existía Harry Potter y esperé a tener barba para leer El Señor de los Anillos

Unos cuantos años después, ya la carretera central no tenía bastocillos reflectores. Las colas y las quejas por el mal servicio en Los Conejitos eran cada vez más frecuentes. Pero eran los enlaces recientemente inaugurados entre Las Tunas y Bayamo, o Entronque de Rio Cauto y Manzanillo, los huecos y badenes, los que a uno le hacían sospechar que algo no había estado bien con los textos de Vida Política de mi Patria, o si en verdad había leído leído ese libro como una protofilosofía para infantes o se trataba también de ciencia ficción en un estilo distinto al de Verne, Wells o Bradbury. 

A pesar de que durante semana tras semana -solo interrumpido por alguna bronquitis, ataque de asma o competencia deportiva-  iba al cine sábado y domingo, estuviera en Manzanillo o donde estuviera, nunca me enteré de que ya habían producciones del ICAIC que avisoraban la debacle administrativa, productiva y de los servicios, ni menos que se gestaba lo que llamarían proceso de rectificación de errores y tendencias negativa. 

Para entonces el título del panfleto habría cambiado. Se llamaba Fundamentos de los Conocimientos Políticos y también ya había tenido mis primeros encontronazos con mis profesores al comparar lo que de ahí se leía con los Episodios de la Guerra Revolucionaria del Che -que recuerdo perfectamente me regaló todos los tomos un cuñado de mi tio Ramón cuando terminé el séptimo grado y devoré esas vacaciones-, o con los textos de Aristóteles, Spinosa, Decartes,  Kant, Shopenhauer que vivían su nirvana en la biblioteca pública Antonio Maceo, de Manzanillo, y que yo había descubierto en una de sus salas, una tarde en que me había comido la guayaba de la clase de Educación Laboral,  para jugar ajedrez, porque me parecía estúpido que me trataran de enseñar a usar una cegueta sin cegueta, sobre todo, porque ya  lo había aprendido antes en el taller de mi papá, a fuerza de no pocos regaños y pescozones. 

Ahora, como a cuarenta años, cuando recorro la carretera central entre zarandeos y vacas atravesadas, precios insólitos y gente que te ruega le subas al camión por "todo lo que traigo, no traigo más", y te arriegas a que te multen por llevar en el camarote a una mujer con una niña de dos años, para que no vaya atrás aterida por el agua y el frío... Ahora que en la prensa y las reuniones redimen aquel proceso rectificatorio, ajeno en las tandas cinematográficas -por lo menos de Manzanillo- del cual nada más, hasta hace unos días, volvimos a saber; no sé por qué me da por pensar en mis viajes de infancia y adolescencia, y en aquellas mis primeras lecturas que me obstinaba a realizar, a pesar de las vibraciones del ómnibus que se fueron convirtiendo en trepidaciones y brincos mientras más nos acercábamos al año dos mil.  A lo mejor de ahí viene mi actual miopía.  Quizás porque ya no se ven en las madrugadas aquellos fuegos, que yo creía eran fatuos -el término fuego fatuo lo leí por vez primera en un libro de Verne, de eso sí estoy seguro-, y que no eran más que los vestigios lejanos de una caña quemada que, andando el tiempo, nunca más se volvería a cosechar.... 




 

jueves, 1 de febrero de 2024

Canciones de Continuidad

Por: Yehuda Amichai.



Un hombre no tiene tiempo en su vida

Un hombre no tiene tiempo en su vida
para tener tiempo para todo.
No tiene temporadas suficientes para tener
una temporada para cada propósito. Eclesiastés
estaba equivocado en eso.


Un hombre necesita amar y odiar al mismo tiempo,
reír y llorar con los mismos ojos,
con las mismas manos para arrojar piedras y recogerlas,
para hacer el amor en la guerra y la guerra en el amor.


Y odiar y perdonar y recordar y olvidar,
ordenar y confundir, comer y digerir
lo que la historia
tarda años y años en hacer.


Un hombre no tiene tiempo.
Cuando pierde busca, cuando encuentra
se olvida, cuando olvida ama, cuando ama
comienza a olvidar.


Y su alma está sazonada, su alma
es muy profesional.
Solo su cuerpo sigue siendo para siempre
un aficionado. Lo intenta y falla,
se confunde, no aprende nada,
borracho y ciego en sus placeres
y sus dolores.


Morirá como mueren los higos en otoño,
Arrugado , lleno de sí mismo y dulce,
las hojas secas en el suelo,
las ramas desnudas señalando el lugar
donde hay tiempo para todo.



En un sitio arqueológico


En un sitio arqueológico

vi fragmentos de preciosos navíos, limpios

y bien carenados, aceitados y relucientes

Y junto a él vi un montón de polvo descartado

que no servía siquiera para cultivar

cardos ni espinas

 

Y pregunté: ¿Qué es éste polvo gris

que ha sido rempujado y esparcido

y torturado y arrojado luego?

 

Respondo en mi corazón: este polvo

es gente como nosotros, quien durante su vida

vivió separada de las piedras

de cobre, oro y mármol

y todas las cosas preciosas-

y siguen así en la muerte

Somos este montón de polvo, nuestros

cuerpos, nuestras almas, todas las palabras

en nuestra boca, toda la esperanza.


Canciones de Continuidad


Canciones de continuidad, minas terrestres y tumbas.

Puestas boca arriba cuando construyes una casa o un camino:

Y luego llegan la gente cuervos negros de Meah Sh’earim[4]

graznando amargamente “muerte, muerte”. Y llegan luego

soldados jóvenes y con manos aún desnudas de anoche

desmantelan el hierro y descifran la muerte.

 

Venid entonces, ¡no construyamos casa ni pavimentemos camino alguno!

Hagamos una casa plegada en el corazón

Y un camino enrollado en un rizo del alma, dentro,

y así no moriremos por siempre. Jo

 

La gente aquí vive dentro de profecías que resultaron verdaderas

como dentro de una gruesa nube tras una explosión

que no se dispersa.

Y así en su solitaria ceguera se tocan

unos a otros entre las piernas, al atardecer,

pues no tienen otra ocasión ni otro lugar,

y los profetas murieron hace mucho tiempo.