lunes, 24 de junio de 2024

Dos poemas de Maiakovski

Y no decimos nada

La primera noche ellos se acercan

y cogen una flor de nuestro jardín,

y no decimos nada.


La segunda noche, ya no se esconden,

pisan las flores, matan nuestro perro

y no decimos nada.


Hasta que un día,

el más frágil de ellos,

entra solo en nuestra casa,

nos roba la luna, y conociendo nuestro miedo,

nos arranca la voz de la garganta.


Y porque no dijimos nada,

ya no podemos decir nada.


¡Escuchen!

¡Escuchen!
¿Si las estrellas se encienden,
quiere decir que a alguien les hace falta,
quiere decir que alguien quiere que existan,
quiere decir que alguien escupe esas perlas?

Alguien, esforzándose,
entre nubes de polvo cotidiano,
temiendo llegar tarde,
corre hasta llegar hasta Dios,
y llora,
le besa la mano nudosa,
implora,
exige una estrella,
jura,
no soportará un cielo sin estrellas,
luego anda inquieto,
pero tranquilo en apariencia,
le dice a alguien:
"¿Ahora estás mejor, verdad?
¿Dime, tienes miedo?"
¡Escuchen!
¿Si las estrellas se encienden,
quiere decir que a alguien les hace falta,
quiere decir que son necesarias,
quiere decir que es indispensable,
que todas las noches,
sobre cada techo,
se encienda aunque más no sea una estrella?

sábado, 22 de junio de 2024

Razón de vivir

De: Victor Heredia 

(A través de Mercedes Sosa y Lila Downs)


Para decidir si sigo poniendo

Esta sangre en tierra

Este corazón que bate su parche
Sol y tinieblas
Para continuar caminando al solPor estos desiertosPara recalcar que estoy vivoEn medio de tantos muertos
Para decidir, para continuar
Para recalcar y considerarSolo me hace falta que estés aquíCon tus ojos claros
Ay, fogata de amor y guíaRazón de vivir mi vidaAy, fogata de amor y guíaRazón de vivir mi vida
Para aligerar este duro pesoDe nuestros díasEsta soledad que llevamos todosIslas perdidas
Para descartar esta sensaciónDe perderlo todoPara analizar por donde seguirY elegir el modo
Para aligerar, para descartarPara analizar y considerarSolo me hace falta que estés aquíCon tus ojos claros
Ay, fogata de amor y guíaRazón de vivir mi vidaAy, fogata de amor y guíaRazón de vivir mi vida





viernes, 21 de junio de 2024

Diatriba de viernes.

 Nunca supe el nombre del oficial de filas que ordenaría a su escuadrón avanzar con los tanques sobre la multitud moscovita, en agosto de 1991. Siempre me he preguntado qué sentiría al ver a sus subordinados abrazados a los ciudadanos, y no el raudal de sangre y vísceras que, seguramente, esperaría. Me gusta pensar que se sintió aliviado. 

La comprensión de lo anti-humano, es uno de los ejercicios intelectuales más duros -y a la vez, en mi caso, apasionante- que se pueda tener. ¿Cómo vivirían los tanquistas de la plaza de Tiananmén las siguientes horas después de la masacre? ¿Cómo vivirían los siguientes años al ver que, en definitiva, se mantuvo en su país la nominación de un tipo de poder pero se cambiaron sus esencias, estructuras y castas, o sea: aquello que los represores entendían como socialismo, no fue más? ¿Cómo se vive con la conciencia -tal vez la inconciencia- de que se es peón de un micromundo, ya juzgado por la realidad y condenado por las consecuencias, que se resiste a morir? 

En las películas de terror clase C, el dilema se resuelve fácil: el zombie es un post- enfermo que no piensa, no siente, sólo mata para tratar de sobrevivir. Su infamia termina cuando le cortan la cabeza. Pero la vida en sociedad no es una película de Hollywood. Por la arena fina del Este de La Habana caminaría el tipo del piolet -segun nos contó Padura- para mayor ironía con un apellido a cuestas que, parece ser, su raíz simboliza El Coco para quiénes ven en toda postura crítica una regresión al peor capitalismo. Y no saben -o tal vez sí,  compleja es la reencarnación del alma- que alimentan el oportunismo y la demagogia de quienes ni aquí ni allá sufren apagones ni penurias, y sólo usan sus doctrinas a conveniencia. 

 No tengo claro si Padura narra la reacción del hombre cuando murió uno de sus perros ni si alguna vez llegó a comprender  que sólo había sido el brazo ejecutor de una personalidad, y un sistema político a imagen y semejanza, o viceversa, enfermo de poder. De las novelas largas, sólo me quedan impresiones debido a una especie de Alzheimer literario que padezco.

He tratado de imaginar a una mujer que le aplica una técnica de artes marciales a otra, mayor e indefensa. La he visualizado llegando a su casa, saludando a sus vecinos con una sonrisa -Ramón Mercader, eventualmente, también sonreiría- dando de comer a su gato o a una anciana enferma que cuida y quizás le espera para darle un beso de bienvenida. ¿Cómo dormirá? ¿Tendrá hijos, sobrinos, un vecinito preferido? ¿De qué orgullo hermoso y humano podrá darles testimonio una noche de apagón? ¿Habrá leído alguna vez a Guillén: "No sé por qué piensas tú,/soldado que te odio yo,/ si somos la misma cosa/yo/tú..." ¿Habrá leído?

Para los ateos  la justicia divina no existe. Menos la venganza. La venganza es propia del odio autojustificado. Integra esa condición que nos vuelve menos humanos.  A veces, en esas escasas secuencias en que sólo somos la carretera, las estrellas y yo, creo que hay por ahí un Dios especial, personalísimo, al cual sí le concierno más allá de las chorradas de las religiones. Debe ser por Él, y no por mis dudosas habilidad y/o sapiciencia, que, hasta ahora, he podido decir "lo mio a tiempo y sonriente", sin otra consecuencia fuera de algunos sueños frustrados, algunas hambres persistentes, y dolores soportables. 

Pero aun si existiera ese Dios al cual le concierno, alguna vez tendrá  que concentrarse en atender a alguien más importante o decisivo que yo para el bien de todos. Soy consciente de que ya me tocarán a mi los "¡Te lo dijimos!", los cuatro retrucones -y más, morales o físicos, llegado el caso- que a todo hombre o mujer honrados parecen tocarle en este país, en apariencia controlado por un poder que, como El Diablo de las religiones, no se ve pero se manifiesta si percibe que lo estás jodiendo demasiado. Sé que puede haber -y hay- más.   

Últimamente, cuando veo los videos de La Presidencia y hacen un close up, me parece apreciar en los ojos de Diaz-Canel visos de tristeza e impotencia. ¿Será por el pueblo que sufre o será por su incapacidad de dar ciertas respuestas a preguntas que ninguno de los suyos se atreve a hacerle en público? ¿O ambos? ¡Vaya usted a saber!



martes, 18 de junio de 2024

Pancartas

 Por: Jorge Braulio Rodríguez*


¿Con una cita
de la Constitución?

Nosotros, sí;
ellos, no.

¿Y con un pensamiento
del Héroe Nacional?

Nosotros, sí;
ellos, no.

¿Y con los versos
que aprendimos de niños?

Nosotros, sí;
ellos, no.

¿Y las que están
en blanco?

Nosotros, sí;
ellos, no.

Nosotros, sí;
ellos, no.

Nosotros, sí;
ellos no.

Nosotros,
si ellos no.


* La imagen que acompaña el poema de Jorge Braulio, no la propuso él sino yo, el administrador del blog. Asumo toda la responsabilidad ante él y ante quien sea por la recontextualización de su magnífico texto. 

lunes, 17 de junio de 2024

Desde Matanzas atormentada

 Por: Alina del Pino.



¿Por qué en la aduana de Varadero insisten en trabajar mal?

Insisten en atropellar

 al más común de los pasajeros.

Y si es cubano, 

hay más fueros, malicia y falsa humildad. 


Ser groseros

 y sin argumentos gritan a una niña

que a sus diescisiete,

 tiene alma de duende. 


Llevaba dos maletas ella.

Ya pagadas previamente, 

porque en "bisnes" pudo venir. 

Aquí le hicieron abrir. 

No estaban por ninguna parte marcadas. 

Nada ilícito traía,

estaban en buen peso,

pero nada de eso valía. 


Ella traía ropa usada, 

todas de  pertenencia, 

pero ellos en su insistencia 

PAGAR LOS REGALOS 

Le exigían.


Ropa vieja!

Ella decía. 

Que no uso y a mi casa van 

Que mi mamá dona siempre 

a un hospital de la ciudad. 


No es algo natural 

que en mi casa quiera estar?.

Debo dejar el cuarto vacío

al terminar el curso escolar. 


La niña abrumada lloraba:

Qué hacer!

Vengo a ver el sol

al calor de mis padres, 

al abrazo de mis amigos,

y aquí encuentro solo desplantes!


Ellos con mala cara porque un cup no tenía, 

El documento de un menor tampoco entraba en valía .


Luego la separaron .

 Le hicieron firmar una carta

Y cada vez que tu portes dos maletas acá, 

Tendrás entonces que pagar. 


TENDRÁS QUE PAGAR EL DOBLE

PORQUE ESA ES LA ORDEN DE LA ADUANA NACIONAL 

Que no se ajusta a ninguna ,

porque ésta está en Cuba 

Y nada aquí es IGUAL. 


EL padre entra angustiado, 

porque un mensaje recibió. 

La madre no puede ir, 

otra orden recibió. 


La vio llorar y decir:

no vengo más aquí 

porque solo hay malos tratos 

el mes pasado al salir, una señora se equivocó y jamás pidió perdón 

cuando la visa me exigía .

Yo le decía la mía,

es solo estudiantil .

Al final después de indagar el pasaporte me entregó. 

Siga la cola, 

con arrogancia

sugirió. 


(del cuento me desvíe )


Ahora sigo en pie, contando como es debido 

el cuento del inicio. 

El de las maletas

Y sin resquicio. 

El que me ha dejado

sin auspicio. 

Aquel que hace rato  empecé .


El de las maletas"absurdas".

El de la burda conducta

con una menor

cubana.


¿Los padres?

Anodadados .

Se quedaban sin argumentos .

Se quedaban indefensos 

en medio de un mar de gentes. 

Se miraban y preguntaban:

¿De qué está hecho el hombre ahora?

¿Dónde están los buenos cubanos?

¿La inteligencia natura?

¿El común de los sentidos?

¿Dónde la responsabilidad?

¿Dónde la sensibilidad de poner alto el nombre?

Cultura, Turismo 

quedan en bordes. 

En manos de forasteros,

que dicen ser revolucionarios

y dejan sin comentarios 

al que viene del extranjero. 






domingo, 16 de junio de 2024

Felices los padres.



Estoy en Manzanillo, con los míos. El Viejo y yo, como en los viejos tiempos de mi niñez, luchando juntos intentando reparar un servo clutch para el camión Howo. Bueno, él lo intenta reparar y yo ayudo, y recibo sus broncas por manos torpes... Y me llegó desde Santa Marta la imagen de arriba de Viejo Sabio Mirando al Mar. 

Encontré de casualidad este video de Yoel Martínez y el dúo Iris con el cual felicito a los padres. 





martes, 11 de junio de 2024

Los fenicios, la propiedad privada y el Estado.

 Está el chiste de "¡Los fenicios, coño, los fenicios!": el tipo que se va a examinar sobre historia de los primeros pueblos y sólo se había estudiado a los fenicios. Saca una boleta, y le salen los celtas. Entonces responde: "Los celtas fueron un pueblo que vivieron en la antigüedad al igual que los fenicios. Las principales  características de los fenicios son..." y comienzan a enumerarlas hasta que lo interrumpen y le dicen que se refiera a los celtas, que si no sabe, tiene la oportunidad de sacar otra boleta y optar por un cuatro de calificación. En la segunda boleta le salen los galos. Y el tipo responde: "Los galos fueron un pueblo de la antigüedad que eran bravos y sabios al igual que los fenicios. Los fenicios, además, eran buenos navegantes... " Y lo vuelven a interrumpir, que debe  caracterizar a Los galos, no a Los fenicios, que tiene la opción de una tercera boleta sólo por el aprobado. Y cuando saca la tercera: "Los fenicios, coño, me salieron los fenicios". 

El modo en que Estévez Rams agarra por los pelos los sucesos en los alrededores de La Finca de los Monos para culpar a un ente abstracto por permitir espacios recreativos y culturales -entendida La Cultura en su acepción más amplia- gestionados por emprendedores privados, me recordó el famoso chiste que, de niño, oí de un casete furtivo de Álvarez Guedes. Los fenicios de Estévez Rams son las formas de gestión no estatal. 

 LEA AQUÍ COMPLETO EL TEXTO REFERIDO DE ERNESTO ESTEVEZ RAMS

Plantea Estévez Rams: 

"Estamos viendo además a donde conduce el desmontaje de la obra social y la intención revolucionaria. Lo privado no puede sustituir a lo social, pensar eso es ignorar las leyes de la sociedad". 

Una perogrullada. 

Valdría la pena profundizar en las causas de ese desmontaje. ¿Las causas están en la convivencia de formas de gestión de la producción y los servicios diversas de la estatizada? Durante la década del ochenta -sobre la  cual los  unos y los ceros coincidimos fue en la que mejor se vivió en Cuba- toda la gestión de la cultura artística y literaria estuvo estatizada e institucionalizada. Un altísimo porciento de los adolescentes y jóvenes cubanos estudiábamos en escuelas internas, bajo la influencia de la pedagogía estatizada,  veinticinco de los treinta días del mes,  y diez de los doce meses del año. ¿No había trifulcas como la ocurrida en los alrededores de La Finca de los Monos? Las había. Lo que no había era redes sociales, ni teléfonos con cámaras al alcance de cualquiera. 

Tengo nítidos los recuerdos de los carnavales de Manzanillo de los ochenta. Las unidades móviles de los boinas rojas -especie de policía militar cubana- apostadas en las bocacalles aledañas a la Avenida Primero de Mayo, los cientos de auxiliares de la PNR -que llamábamos en mi pueblo Guarapitos- con sus descolorido uniformes verdes en grupos de tres o cuatro cada dos o tres esquinas. ¿Qué necesidad había de ese despliegue de seguridad en una sociedad gestionada económicamente,  casi en su totalidad, por el Estado y en la cual la propiedad estatal era casi exclusiva? Las broncas multitudinarias más impresionantes que he visto en mi vida, las vi en esa época. Es más, tengo que confesar, que ya adolescente, con 13 o 14 años, yo mismo participé en algunas. Como aquella con mis amigos Pedrito, el Jabao, su hermano Alberto, Geovanis, El Negro Daniel y mi primo Abdel contra el "ala juvenil" de la famosa pandilla de Wampa en Manzanillo -los coterráneos de mi generación que me lean se acordarán de la pandilla de Wampa- en la cual Diana, mi primera novia que supo que lo era, recibió una pedrada en la cabeza y una herida de varias puntadas. 

Cuando despertamos de aquel letargo subvencionado, con el desmerengamiento del campo socialista, afloró la mariguana que se consumía en la esquina del dominó, allá en el barrio San Nicolás donde nací, la prostitución, el proxenetismo, todos los males que estaban latentes que el discurso oficial, y la prensa partidista -la única que leíamos- más las clases de Historia y Fundamentos de los Conocimientos Políticos, nos decían que habíamos dejado atrás, en "la ignominiosa seudorrepública". 

Es que la sociedad nunca es como debería, ni menos como anticipan los manuales, sino como resulta de múltiples y complejas variables cuyas causas no pueden reducirse a la aprobación de unas cuantas Mypimes, o cierta permisividad e independencia de la gestión sociocultural.

En el 2013 no teníamos Mypimes ni el fantasma de la iniciativa privada acosaba a los puristas. Fue el último desfile por el Primero de Mayo en Manzanillo en el cual participé. Entonces tenía una novia que trabajaba en la sala de emergencia del Hospital "Celia Sánchez". Habíamos quedado en  que, cuando saliera de su guardia a los ocho de la mañana del día 2, nos íbamos a lo nuestro. No pudimos. La chica estaba exhausta por la cantidad de heridas por armas blancas que tuvo que coser como resultado de las trifulcas en medio de las festividades por el Día del Proletariado Mundial. ¿Ya se nos olvidaron los muertos y heridos del carnaval de La Habana -organizado y gestionado estatalmente- durante las décadas anteriores?

Entonces hay un falaz reduccionismo en insinuar -cuando Estevez Rams lee la comparación entre la actividad en La Quinta de los Molinos y la de La Finca de los Monos- que un tipo de actividad cultural, o el modo privado o estatal como se gestione esa actividad, pone armas blancas o no las pone en las manos de los sujetos marginados. La problemática es mucho más compleja que manipular la interpretación de un hecho lamentable en aras del dogma de que el Estado tiene que gestionar de modo totalitario determinados sectores sociales si pretendemos construir el socialismo. 

Silvio, en un comentario en SC, contó cómo se le estancó la construcción del estudio Ojalá, ejecución que estaba siendo financiada por los dineros resultantes de su talento, y como el mismísimo Fidel le había advertido que si seguía los caminos de la empresa estatal, si gestionaba según los requerimientos estatales, no iba a terminar nunca. Ahora que venga alguien a cuestionar el monumental aporte social de Ojalá, o a negar el aporte cultural de Fábrica de Arte Cubano, o de cualquiera de los proyectos comunitarios que artistas e intelectuales de este país han desarrollado con sus propios recursos financieros -o sea, privados- o con una gestión a pesar de la disfuncionalidad harto conocida de las instituciones del Ministerio de Cultura. 

"El negocio privado tiene como objetivo esencial hacer dinero, no hay otra", plantea Estévez, y es verdad. Precisamente dinero es lo que necesita este país para salir de la precariedad material en la que estamos, una precariedad que ya amenaza en convertirse en precariedad espiritual y va camino a revertir la propia obra cultural de La Revolución. Porque sin dinero no hay logística para la promoción de valores culturales, sin dinero no logística para el aseguramiento policial, sin dinero no hay plataformas tecnológicas para la promoción. La voluntad y cuatro manuales de marxismo no suplen la falta de dinero  como mismo los recorridos, las reuniones y los llamamientos no producen comida. Sin dinero no habrá país, precisamente, porque este un país inmerso en un mundo que depende del dinero. Es este el mundo que vivimos. No otro. No el que soñó Martí, no el que intentó Lenin, no por el que se fajó Fidel con los imperialistas americanos. Y en este mundo hemos de aprender a sobrevivir porque sin sobrevivencia no hay construcción socialista ni un carajo. 

Estaría de acuerdo si me dijera Estévez que el dinero no basta, que es una condición necesaria pero no suficiente. Pero no estaría diciendo nada nuevo. No estaría diciendo nada que no hubiéramos estado advirtiendo algunos desde hace más de tres décadas, cuando aun no había Mypimes, ni los empresarios privados podían importar o exportar,  ni se le cedían grandes espacios estatales a la gestión privada. 

Lo advertimos cuando se confundió masificación de la cultura con populismo y promoción de la ramplonería. Cuando se producían back-grounds de "canciones patrióticas" como si fueran longanizas. Cuando apareció Cándiman en los matutinos "culturales" de las escuelas de Alamar y el Distrito José Martí. Cuando había dinero para llevar un humorista -a veces seudohumorista- semanal al Teatro Manzanillo  pero mi amigo, el dramaturgo y director teatral Agustín Quevedo, tuvo que vender los muebles de su casa para terminar de pagar la escenografía de una de sus obras, y poder estrenarla. 

En 1998 o 99,  Fidel habló largamente en un Congreso de la AHS sobre la marginalidad en Cuba. Estableció sus causas sociológicas y culturales. Reconoció cómo había perdurado el racismo, la discriminación de la mujer, la falta de oportunidades para amplios sectores. Y convocó a lo que llamó la masificación de la cultura y, años más tarde, lanzó los programas de la Revolución. ¿Por qué fue posible avanzar en aquellas propuestas? Precisamente porque teníamos algo de dinero. Porque había cómo financiar aquel propósito. 

Pero se trataba de un modelo económico agotado y obsoleto: "No nos sirve ni a nosotros mismos", le dijo Fidel a una periodista, norteamericana creo. Habia que actualizarlo y no lo hicimos a tiempo. Que convivieran la gestión estatal, la gestión privada y la gestión cooperativa -de la cual nadie habla, por cierto-, sería condición esencial de esa actualización. Y algunos agregábamos que también necesitábamos una actualización de los paradigmas y modelos que han sustentado nuestra gestión de la educación, de la promoción de la cultura artística y de la Historia, y de los medios de comunicación y la prensa. ¡Treinta años nos pasamos algunos insistiendo reunión tras reunión, de frente a las presidencias en los salones de las sedes de gobierno, el PCC o las instituciones del MINCULT! ¡Treinta años, de los cuales, apenas los tres o cuatro últimos ha existido una apertura a la gestión privada de espacios socioculturales! Vaya cualquiera a los archivos pasivos de la UNEAC o la AHS,  si es que existen.

¿Es que la marginalidad que encontró en La Corbata aquel oficial de policía que tocó a la puerta de Silvio para que el trovador fuera a cantarles, la produjo la gestión privada? ¿La produjo la propiedad privada? Los reclusos que a inicios de este siglo encontró Silvio en su gira por las prisiones: ¿Los fomentó la propiedad privada? 

PUEDE LEER ADEMÁS: UNA CIERTA ESENCIA.

¿Las realidades presentadas por el documental Canción de Barrio, que cuenta la gira de Silvio por barrios pobres de Cuba, fueron provocadas por la gestión y la propiedad privadas? 

¿Dónde estaba Estévez Rams cuando en Guantánamo, hace menos de un año, desbarataron un cine a la entrada de una actividad cultural? ¿Alguna empresa privada -y no estructuras subordinadas a los gobiernos provinciales- gestiona los cines en Cuba? 

¿Qué empresario privado gestionaba la actividad de La Original de Manzanillo en un municipio de Ciego de Ávila durante la cual un tipejo lanzó una botella contra el rostro de una de las hijas de Pachy Naranjo, cantante de la agrupación? 

¿Qué empresario privado gestionaba la pista de patinaje de Manzanillo cuando en 2014 o 2015, la policía tuvo que sacar custodiado al tal Chocolate MC porque se bajó los pantalones y enseñó sus partes al público, y recibió una andanada de pedradas y botellazos de jóvenes y adolescentes que habían ido a ver su presentación? ¿Quiénes fueron los organizadores de aquello en un escenario perteneciente al INDER y la Empresa Estatal Socialista de Comercio y Gastronomía? 

En 2018, en La Jiribilla, denominada La Revista de la Cultura Cubana, financiada por el propio MINCULT, Arístides Vegas Chapú plantea: 

"Basta saber lo que sucede en la programación de cualquier Centro Cultural de Artex para enterarnos del poder de estos marginales que con máxima impunidad imponen un lenguaje sexista, consumidor, discriminatorio y decadente en todos los sentidos, que a muchos les conviene validar esgrimiendo el equivocado criterio de la libertad y de que estos conectan con las grandes mayorías". 

LEA TAMBIÉN EN LA JIRIBILLA: ¿QUIÉNES FINANCIAN EN CUBA EL MAL GUSTO? 



Una comentarista, de nombre Carol, denuncia en la propia entrada de La Jiribilla: "Ayer en el noticiero Maray Suarez mostraba la celebracion por el 4 de abril en una escuela primaria llamada 15 de junio, simplemente niños muy pequeños “bailando” regueton de forma casi obscena a la vista de toda la escuela, los padres, los profesores".

En el caso concreto que ha dado pie a los pronunciamientos: la bronca en los alrededores de La Finca de los Monos, el suceso trasciende por la torpeza comunicacional del gobierno de La Habana, mas ocupados en quitarse de arriba su cuota de responsabilidad que de aprender de las malas experiencias, y porque seguramente fallaron -como  fallaron también en cada ejemplo que puse anteriormente, sin mayores trascendencias mediáticas- todos los mecanismos institucionales establecidos para asegurar actividades de gran convocatoria, sean gestionadas por emprendimientos privados o no.

Entonces achacarle al tipo de gestión o propiedad del emprendimiento, las causas de comportamientos marginales en Cuba, denota una postura sesgada y evasiva. Un apego a cierta narrativa que busca demonizar la propiedad y la gestión privada como mismo se apega el estudiante a su lección aprendida sobre los fenicios. Aquí el detalle -y la diferencia- es que Ernesto Estévez Rams no es el mal estudiante de historia antigua del cuento de Álvarez Guedes, cuya única opción era hablar de los fenicios. Se trata de un columnista -o excolumnista, no estoy actualizado- del órgano de prensa oficial del PCC. Y el potencial simbólico que tal detalle encierra, a mi me preocupa más que una bronca a machetazos ... 




sábado, 8 de junio de 2024

Divagaciones de sábado

 ¿Texto escrito por periodista joven? Igual a adjetivación. Habrá sus excepciones, claro, como en todo, pero es una tendencia. ¿Improvisación  realizada por comunicador no joven, que no leyó, que se quedó encerrado en su mundo mediático y nunca visitó la biblioteca? Igual a adjetivación. La adjetivación en el ámbito mediático comienza como un indicador de inmadurez y, cuando se arraiga, se convierte en reflejo de mediocridad y pereza del profesional. 

Es más fácil escribir "periodista joven", por ejemplo, que encontrar una palabra que defina al que se inicia en el periodismo. Ahora mismo no sabría yo cuál es, ni tengo ánimos de buscarla, de ahí la pereza y la mediocridad. Suele ser mas complicado, y mas trabajoso, buscar y encontrar la palabra para nombrar que una ristra para calificar. 

El problema de los adjetivos es que fácilmente se convierten en comodines, desde el punto de vista semántico, y en vicios, desde el punto de vista pragmático. Así como los coloquialismos y los modismos, los calificativos  contagian al gremio, se vuelven virales en detrimento de los sustantivos y los verbos -sin los cuales es imposible narrar-  y el texto se satura similar a un arreglo musical donde se cancelen  las armonías de tanto instrumentos que expresan lo mismo, o la superposición de tantos matices en un cuadro que te lleve a la mancha sin sentido.  

El periodista mediocre, o que sin serlo se deja ganar por la pereza, sabe que con un adjetivo -si es superlativo, mejor-  puede solucionar el gran dilema del redactor: el ajuste al espacio asignado. Hace poco leí en Cubadebate una nota de Prensa Latina acerca de la presentación en Casa de las Américas de un tomo sobre la obra de Roberto Fernández Retamar. En el mismísimo primer párrafo, sin habernos enterado aun sobre qué fue la cosa, le llaman excelso pensador.  Que yo no pongo en duda  la singular excelencia ni la eminencia de la obra de Retamar, qué conste. Pero lo que le corresponde al periodista no es calificarla sino es mostrarla y, si no es mucho pedir, contribuir a demostrar la prominencia. 

Cuando La Caro lee: "Entre la poética y la magia de un excelso pensador" no sabe una hostia de lo que le están hablando, ni de quién le están hablando, aunque se llame Roberto Fernández Retamar. Es casi seguro que no sigan leyendo ni ella ni sus compañeros de clase. 

Pero si leyeran, por ejemplo: "Pero que den paso a los que hacen/ los mundos y los sueños,/ Las ilusiones, las sinfonías, las/ palabras que nos desbaratan/Y nos construyen, los más locos que/ sus madres, los más borrachos/Que sus padres y más delincuentes/ que sus hijos/Y más devorados por amores/ calcinantes./Que les dejen su sitio en el infierno,/ y basta.

Entonces estoy seguro que se quedaban a leer más porque no hay epíteto que pueda sustituir la obra misma. 

Ninguna personalidad puede encerrarse en calificativos.  Si usted quiere que el niño o la niña conozcan la bravura de Antonio Maceo, nárreles los hechos que sustentan sus hazañas, cuénteles sobre sus dudas, los entresijos de su vida, contradicciones,  peligros; no los ponga a repetir como una cotorrita que era "valiente, fuerte, honrado y tartamudo cuando se indignaba". 

No sé si habrá cierta cuota de egocentrismo y oportunismo en el comunicador que desaprovecha el espacio que tiene asignado para calificar la obra del otro, aun cuando sea para alabarla, en vez de de presentar lo que pueda de la obra misma sin soslayar, claro está, el hecho concreto que le sirva de sustento. 

He estado en homenajes, tributos, a personalidades en los cuales los panelistas o conferencistas han realizado intervenciones que me han hecho descubrir otros múltiples e interesantes matices en la obra del homenajeado. 

Recuerdo cuando filmé a Aleyda Guevara March en la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Realizó una recontextualización a la circunstancia actual, desde su experiencia como pediatra e intelectual, -Aleyda-  del pensamiento y los valores de su padre Ernesto Che Guevara. Luego leí la reseña periodística de la actividad cuyo texto estaba harto de "magnífica conferencia", "destacada conferencista", "trascendental padre", "coherente mujer" pero ni un comino de las vivencias, los hechos, las interpretaciones que Aleyda había compartido ni de sus tesis respecto la vigencia, en el contexto actual, de las convicciones de su padre, ni  del ejercicio del criterio. 

Aquella fue una filmación por encargo y, por respeto a mis "empleadores", entregué las imágenes sin hacerle copia. Lo lamenté mucho luego de leer la reseña, y creo haber comprendido por qué tanto celo y énfasis porque se las diera lo más rápido posible... 

Cuando la adjetivación deja de ser un vicio, una deficiencia de estilo, y forma parte de un modelo de evasión, que evita la profundización en las contradicciones y matices de un personaje público o hecho social, entonces estamos ante un problema de comunicación ideo-política y credibilidad... Pero ya esta entrada se está haciendo larga...





viernes, 7 de junio de 2024

Canción editorial

 Por: Silvio Rodríguez Domínguez.

 

  Para no botar el sofá (Canción Editorial)


Qué feos se ven los cuadrados
queriendo imponer su patrón,
en nombre de lo inmaculado
y de una sagrada razón.

Sofismas, le llaman algunos;
paquetes decimos acá.
Y yo, que no creo en ninguno,
les veo botar el sofá.

"Silencio, porque llega el lobo
y te devora;
el enemigo acecha todo
y a toda hora."

Y mientras se imaginan majos
de la conciencia,
la realidad es un relajo
de ineficiencia.

La juventud se fuga en masa
y ellos se alteran
porque una boca no es de raza
o de su acera.

Y, como el conyugue burlado,
una mañana
tiran lo menos complicado
por la ventana.

Qué poco favor a las luces,
qué inútil y amargo disfraz,
mientras lo prohibido seduce
sin tener que usar antifaz.

No quiero el abrazo con horma
ni el beso como obligación,
no quiero que vicios y dogmas
dispongan en mi corazón.

Los vi truncar publicaciones
inteligentes
y descalificar canciones
por diferentes.

Los vi cebando las hogueras
de la homofobia,
en nombre de falsas banderas
y tristes glorias.

Los vi, confiados y seguros
lanzando dardos,
aparentando jugar duro
pero a resguardo.

Los vi, y no es que lo quisiera
o lo buscara;
los vi en el parto de una era
que se alargaba.

Para pronunciar el nosotros,
para completar la unidad,
habrá que contar con el otro
las luces y la oscuridad.

Es grande el camino que falta
y mucho lo por corregir.
La vara, cada vez más alta,
invita a volar y a seguir.





miércoles, 5 de junio de 2024

Epílogos del Amanuense I

 I

Mientras Orfeo canta y tensa su lira, Eurídice aguza el oído y le califica pendiente de la pureza de cada sonido,  la ejecución fiel  de las notas, la armonía aferrada a la  completa modulación. La ninfa va restándole puntos  en la misma proporción que el hijo de Apolo le trasciende su más firmes creencias.  Dispuesta a la más severa estimación, no siente cómo el artista va perdiendo la voz con cada eufonía, por tales terquedades en pos de la perfección. 

La mitología nos cuenta la historia de la ansiedad de Orfeo, su mirada hacia atrás a la llegada del alba y el desvanecimiento de Eurídice.  Claro está, los griegos no alcanzaron a estudiar ni a Freud ni  a Fromm, no podían saber que el origen de la incertidumbre del músico no está en los sonidos que le circundan sino en la aceptación que éstos pudieran tener en la mujer amada, y que ese asunto de sentirse constantemente evaluado por aquella, enloquece a cualquiera y te hace, incluso, desafinar.

O hace que El Amanuense salga a explorar nuevos asteroides, a indagar acerca de vanidades, obsesiones y procesos de domesticación  y, mientras mira al firmamento en busca de cierta flor que no se ve, caiga en los lechos de mujeres  seguidoras de Dionisio y muera ahogado en vino después de una serenata que nadie oyó…

Los eruditos de la latinidad lo cuentan a su modo...  Pura superchería, 

II

Al llegar la madrugada, el teorema de Pitágoras comenzó a expeler poesía. Tú, Larita, te alejabas por un túnel de argumentos, razonabas el  sortilegio de perderte y yo, simplemente, te miraba y dibujaba triangulitos por debajo de tus ojos. 

Es que ni los sofistas ni Aristóteles caben en un corazón desintegrado, pensaba mientras te  me ibas en pos de tu propia singularidad. El tiempo, la velocidad y la masa son magnitudes cuya totalidad resulta diversa del beso en cuestión,  o del deseo  de vagar tus universos porque, aunque no llegaras a creerlo nunca, Larita, tu olor ahora es mi Partícula de Dios.

No hay relatividad en el misterio de tu ausencia ni en mi mala convivencia con tu día a día. A pesar de ello, podría amarte a la velocidad de la luz y hasta el infinito si sólo decidieras compartir toda la energía del mundo en mil abrazos.

 …Tal vez esté pidiendo demasiado…


III

Aquella epidemia los sorprendió en plena recitación. Ninguno de los dos imaginó que, entre tan diversa suerte de metáforas, símiles, aliteraciones, onomatopeyas y concatenaciones, el silencio pudiera enseñorearse de tal modo que los amordazara distantes y desconocidos.

V

La resolución de la aquella ecuación, por un algoritmo u otro, le negaba el anhelo desde toda perspectiva en las cuatro dimensiones. Para Calíope  era un asunto de prosaica lógica, y aquel fin de fiesta en cual Eros no podía irse a otro cofín cualquiera, le resultaba un mero error de cálculo. 

“Debo tener a Cronos en contra”, pensó Eros,  apenas a unas luces  del regazo de Urania sin atreverse siquiera a sortearla, a saltar la barrera de noes que la musa le había estado poniendo desde que se encontraron con los primeros alumbramientos. Para no importunarla —o importunarla lo menos posible-,  se dedicó a modelar palabras mientras Calíope dormía con el malestar gravitatorio de la influencia del otro, siempre el otro tan fuera de órbita, presumiblemente haciendo el ridículo.  

Imagen tomada por el fotógrafo manzanillero William Sánchez. 



martes, 4 de junio de 2024

Mañana gris con balada

'With the ironclad fist and wake up French kiss in the morning*',  ruge la balada mientras desapareces sobre una fantasmagórica cama de rosas y 'for tonight i sleep on the bed of nails'

La Joven Actriz diagnostica: “Tienes que operarte de la vista”. "

¿Te tocó hacer de oftalmóloga?”, replico y ella, sin importarle la cercanía de su novio, me quita el audífono izquierdo y susurra: “No, cualquiera sabe que tus ojos padecen de tristeza, te será difícil ver en lo adelante”. 

Y adelante voy.

 Corro.

Alcanzo las ruinas del cabaret Brisas del Mar. Hoy no me hace gracia  el cartel con la fecha de entrega de su remodelación**. Será porque me evoco  bajando de su terraza con  cierta muchacha montada a caballitos, contándome veinte años antes el gran amigo que soy y lo feliz que vivirá con su roquero. Será porque desde aquella madrugada corro que tropiezo con la tapa de una alcantarilla. Caigo violentamente, sin golpearme demasiado: “si algo he aprendido es a caer”, le digo a  las tres  softbolistas que llegan a auxiliarme. Y sigo la trayectoria del muro enchapado sobre el cual El Viejo  Pescador escucha sacar cuentas a La Pareja: “con esta misión*** completamos para la casa y podremos vivir juntos, mi amor, son dos años nada más”,  ruega La Joven Actriz. No puedo leer la respuesta en los labios del hombre, la muchacha tiene razón. “Hay que operarse”, pienso.

He dado la vuelta por la circunvalación hasta la Plaza Celia. Entonces me percato de que El Viejo Pescador me sigue en una bicicleta china: “Veremos cuánto vas a aguantar, con tu peso,  a  esa velocidad” me dice cuando viramos en busca nuevamente de La Playita. 

El aviso de la entrada de un sms, llegado desde la lejanía del norte o el sur, me hace aminorar un poco. Leo:  “no te preocupes más, esas cosas suelen suceder”. Acelero y las tres softbolistas me alertan: “¡No aprietes, la alcantarilla!”, y se ríen a carcajadas.  

Durante una hora, he vuelto veinte desilusiones después a repasar cada mañana gris, cada  grito ronco de 'I want lay you dawn of a bed of roses', cada balada corrida en pos de aquella simple promesa: 'baby, blind love is true'...  

Será porque siempre regreso al mismo punto de partida: allí, donde comienza la frontera entre  las frustraciones y el mar adentro, a pesar de las ruinas de un recuerdo, las tapas de las cloacas, los tropezones, las caídas y el choteo. 

Me alejo de la pareja que  ahora se abraza a si misma. 'When you close your eyes Know i'll thinking about you' Quiero creer que La Joven Actriz cumplirá su misión, él la esperará, tendrán su casa y nunca más estarán solos…  Junto a la balada, escucho  las palabras de mi madre en boca del Viejo Pescador: “En la vida hay anhelos que como el viento, por mucho que aprietes, sencillamente no  se puedes alcanzar”. Debe ser por eso que, aunque quiero correr, nunca huyo...



* Las cursivas en inglés son textos de la balada Cama de Rosas popularizada por  Bon Jovi. 

* Finalmente el Cabaret Brisas del Mar se terminó de remodelar en Manzanillo como diez años después. 

lunes, 3 de junio de 2024

Microrrelatos de mi maestro Pepe Luis

Por: José Luis García Barbán*.


I

 Llovía, ella miró a través de la ventana y vio saltar la rana que se sumergió en el charco. Juraría que la vio sonreír. 

                             II                            

Sabía que tenía delante el vasto océano. Empezó a nadar, aún era temprano y lo estuvo haciendo durante muchas horas. Al otro día,faltaba poco para la puesta del sol, cuando un tiburón se le acercó y le preguntó por qué hacía aquello. Nadie va a saber de tu proeza, aquí no hay cámaras, ni periodistas que lleven al mundo tu esfuerzo. No lo hago por eso, lo hago por mí, no por nadie. Y siguió nadando, el tiburón comprendió que se trataba de un alucinado desdichado  y dejó que se perdiera en la inmensidad del mar.

 III

 El nativo vio como el sobreviviente nadó hasta la orilla salvadora. De inmediato transmitió la noticia del naufragio a golpes sobre un tronco ahuecado. Más al sur, en otra isla, una nativa escuchó el mensaje, de inmediato puso en funcionamiento el equipo eléctrico mediante pedaleo y trasmitió la posición del náufrago hasta un enlace satelital que a su vez lo hizo llegar a una base aérea. Minutos después despegó un avión que sobrevoló la minúscula isla y lanzó un paracaídas. En la playa, a escasos centímetros del náufrago, cayó una botella cerrada conteniendo un papel y un lápiz.                                           

  IV

  Había mezclado convenientemente el veneno en la bebida, pero no sabía si su gusto sería aceptado por la víctima, para salir de dudas, lo probó.

 V

 Guillermo Tell se puso los anteojos, ya la vista no era como antes. Preparó el arco y la flecha y apuntó. Al otro lado, un bisnieto se colocó una enorme calabaza sobre la cabeza y cerró los ojos.

                                          VI                                                  

 Yo soy mi mejor compañía: charlo, intercambio planes, imagino cosas, río, nunca he tenido una discusión o una desavenencia. 




* José Luis García Barbán es un escritor, caricaturista, humorista y realizador audiovisual, maestro de varias generaciones de productores -directores de programas, le llamamos en Cuba- manzanilleros y bayameses. Más sobre él en el primer comentario.