martes, 31 de mayo de 2022

Turismo. Visitantes hasta abril 2022. Un primer pronóstico.

Por: Humberto Herrera Carlés.

(Enviado por el autor)


 El sector del turismo, al cierre de abril del 2022, continúa reactivándose en relación con el 2021, que fue extremadamente bajo en resultados, por las medidas de impacto excepcionales de enfrentamiento a la pandemia de la COVID, que se hizo necesario tomar en Cuba y la continuidad de las medidas de asfixia económica del gobierno de EEUU. 

Así, los efectos de las medidas “trumpistas”, y la pandemia de la COVID, he estimado ingresos dejados de recibir por el sector del turismo en nuestro país, en el 2020 por 1 973.3 MMUSD y el 2021 por  2 424.5 MMUSD.


Visitantes

Al cierre del primer cuatrimestre 2022, según información de la ONEI, representó un crecimiento acumulado del + 383 177 visitantes válido para un +692.5 % en igual período del 2021. Con ello, los visitantes acumulados llegaron a 447 847, lo que faltarían 2,052,153 visitantes, es decir, 256 520 como promedio mensual en los próximos ocho meses, para alcanzar el objetivo de 2.5 millones del 2022 previstos por las autoridades.

Existe una situación internacional complicada para el turismo en medio de zonas que se van recuperando. No está resuelto al 100 % la pandemia de la COVID y surgen otras amenazas contra la salud, hay afectación en la cadena de suministros mundial, la guerra en Ucrania sin perspectivas de paz inmediata donde se está intentando un reacomodo de los grupos de poder en el mundo que está impactando en la economía mundial. Y los EEUU, con lo mejor que sabe hacer, sanciona arbitrariamente por doquier, en vez de ejercer su liderazgo en alcanzar la paz, estimulando la guerra, para intentar impedir el cambio. Esto, a pesar de los esfuerzos de la OMT, afecta al turismo internacional y las oportunidades aparecen en los nichos de países que tienen más seguridad y menos distantes de los principales centros emisores. 

Elaboración propia con datos de la ONEI
Elaboración propia con datos de la ONEI


Abril 2022, si analizamos el promedio de visitantes diarios, ha sido el mejor mes para nuestro país. En enero 2 790, febrero 3 545, marzo 4 155 y abril 4 443 visitantes, y mensualmente los resultados fueron 86 483, 99 266, 128 817 y 133 281 visitantes respectivamente. Así mismo, en relación con el año anterior, por meses, de enero-abril, los crecimientos mensuales fueron del +387.0, +751.8, +1 027.1 y +804.1 % respectivamente.

Como se observa, Canadá ya se posicionó en el primer lugar con un 32.8% del total de visitantes, y ha estado creciendo mes por mes. Solo recordar que en alguna ocasión, en años anteriores, ocuparon más del 50.0 % del total . Pero hoy son otros tiempos, y aunque hay un potencial, tenemos competencia, la República Dominicana busca desplazarnos. Hace solo 5 días se anunciaba: " El Ministerio de Turismo de R. Dominicana (Mitur) y la Asociación de Hoteles y Turismo (Asonahores), reafirmaron el compromiso con líneas aéreas y turoperadores de Canadá, de impulsar nuevas rutas aéreas que permitan incrementar la cantidad de visitantes al país"  (1)

 Nuestro mercado natural, los cubanos que nos encontramos en el exterior, ocupan el 2.º lugar con el 20.4 % del total de visitantes, de ellos, la mayor comunidad es la de EEUU, y el reciente anuncio de la administración Biden de cambiar algunas prohibiciones implementadas por Trump, en dependencia de la fecha y el alcance, impactaran en este mercado. Por lo pronto, restablecer vuelos a las provincias desde EEUU, puede significar una mayor afluencia de visitantes. Aquí sugiero que debemos crear el " Programa Compatriotas" para darle seguimiento, atención y facilidades a todos los que visitan su Patria, tal como hace México con su "Programa Paisano" y estimular más este sector de mercado. Deben existir, por tanto, ofertas turísticas puntuales, en época de baja turísticas, que estimulen la visita de nuestros connacionales. 

 Rusia, aunque está posicionada en 3er lugar, en marzo y abril tuvieron un descenso significativo por la guerra en Ucrania y el cierre del espacio aéreo en Europa, por lo que es un objetivo recuperarlo, una vez terminado el conflicto que se estima que puede prolongarse.

 Los EE. UU. ya ocupan el 4to lugar (4.9 % del total). La otra medida de Biden de reautorizar la modalidad de grupos e intercambio cultural y académico de ciudadanos estadounidenses, que no turismo, como pueden hacer los estadounidenses, por ejemplo, hasta en Corea del Norte, demuestra el carácter limitado y politizado de las medidas, hasta para sus nacionales.  Del turismo de Cruceros no se habló por parte de administración estadounidense hasta el presente, si lo van a restablecer o no, mismo que en época de Obama significó el mayor número de visitantes procedente de ese país, y el sector que más se benefició fue el privado cubano. Si fueran mínimamente congruentes, algo difícil, a las declaraciones de " financiar" y facilitar "herramientas" al emergente sector privado cubano, deberían restablecer los cruceros a Cuba porque este sector que tanto quieren " apoyar" desde EE. UU. (carril II Ley Torricelli), era el principal ganador.

 Le siguen el conjunto de países europeos que tradicionalmente nos visitan y que representan ya, en su conjunto, el 18.1 % del total, en lo que va de año. Alemania como uno de los países donde sus nacionales gastan más en turismo, España como el país que más inversiones turísticas tiene en nuestro país, Inglaterra, Italia y Francia con vínculos económicos y culturales tradicionales, y hasta de salud y afectivos con la pandemia del COVID, aunque océano atlántico por medio, siguen siendo una oportunidad importante para desarrollar, a pesar de que se busca destinos más cercanos en estos momentos en el mundo.

 Si analizamos, la región de las Américas es la principal emisora de turismo a nuestro país, aproximadamente el 60.0 %, y tenemos también oportunidad de desarrollo con México, Argentina, Colombia, Chile, Venezuela, Bolivia, etc. Lo cual debemos incentivar aún más. 

 

Perspectivas de este año.

 Las dos metas de 2.5 millones de visitantes y 1 159 millones de usd de ingresos, para el 2022, en estos instantes están en peligro de cumplirse.  Para la primera (de la que hay algo de datos) , se necesitan  dos millones de visitantes  en los próximos ocho meses, esa cifra se alcanzó entre el 2016 y el 2019 en un rango de 2.3 a 2.9 millones de visitantes. Pero en un entorno diferente, en lo que resta de año, tendríamos que alcanzar 256 520 visitantes mensuales como ya apuntamos, algo poco probable teniendo en cuenta que el promedio hasta el mes de abril es de 111 962 visitantes mensuales. Por otra parte, hay que señalar que en el 2018 recibimos 600 306 cubanos residentes en el exterior y 638 635 estadounidenses, y en estos momentos (hasta abril 2022), estas cifras son de 91 250 y 21 798 respectivamente, una diferencia importante, por lo que las medidas de flexibilización de la administración Biden no deben "alcanzar" para llegar a los niveles anteriores, al menos este año. 

 Para los próximos meses, hay al menos dos escenarios  plausibles, uno de crecimientos constantes en un por ciento similar al promedio de  los últimos cuatro años entre los meses de mayo a diciembre acorde a las temporadas turísticas, y un segundo, considerando un por ciento adicional de crecimiento mensual del 4.0 % por encima de la media histórica , por cierta normalización en este año, y con ambos, se determina que el primer escenario se alcancen 1.3 millones de visitantes este año , y en el segundo 1.7 millones (pueden existir más, mientras más información sean públicas). 

 En los meses siguientes, si el MINTUR no da las cifras más precisas, se irá ajustando, acorde a la poca información disponible.

 Los ingresos, que es lo más importante, no hay información. Se previó para el 2022, el ingreso por visitantes más bajo desde el 2016 con 463.60 usd. De donde se infiere, que con 1.7 millones, el escenario más optimista, obtendríamos en lugar de 1 159 millones de usd previstos para este año, 796.5 millones de usd. Si se alcanzaran los 765.40 usd por visitantes del 2016, la cifra sería entonces de 1 315.0 MMUSD, algo superior al plan. En realidad, con 1.7 millones de visitantes y un ingreso per cápita de 674.58 usd, se puede cumplir la meta de ingresos apuntada para el 2022. Pero eso requiere desde ahora, ofertas adicionales, sobre todo a los visitantes directos. 

Elaboración propia con datos de la ONEI y pronósticos propios. Se excluyen del gráfico los datos del 2020 y 2021 por poco representativos, pero se muestran sus valores en el recuadro. 

En resumen, nuestras autoridades siguen enfrascadas en la meta de los 2.5 millones de visitantes, que empieza a tonarse poco realista, pero hay que esperar al menos, dos meses más, ¿abaratando el destino?  Mas relevante son los ingresos en usd para el país, pero de eso no hay cifras oficiales, como tampoco de la ocupación hotelera en este 2022. 


 
Por otra parte, siguen aumentándose la puesta en marcha de las habitaciones hoteleras, a pesar de ya que se pueden hospedar de 7 a 10 millones de visitantes, con las existentes. Así, que el mantenimiento y la conservación de las mismas serán un componente importante de gastos en los próximos años. 

 La competencia de la república dominicana y México, en el área, sobre todo de la primera, es fuerte, y no estoy seguro de que estemos bien preparados en esa lid, y estamos cediendo cuotas de mercados, solo basta comparar los visitantes por países, en Dominicana y Cuba en los últimos cinco años.

 Por lo pronto, este año es importante para iniciar un despegue. 

 

P.D Dar las gracias a la ONEI por informar con inmediatez hasta abril 2022, los datos comentados brevemente.


lunes, 30 de mayo de 2022

Continúa en La Habana encuentro de jóvenes pianistas

 

Los pianistas concertistas Malva Rodríguez, Sofia Iraola y Cristhian Pérez, se presentarán este martes 31 de mayo, a las seis de la tarde, en la Sala Ignacio Cervantes  ubicada en El Prado habanero. 


El concierto form parte de la sexta edición del Festival de Jóvenes Pianistas. El evento internacional se realiza en La Habana del 24 de mayo  hasta el 11 de junio, en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís y la Sala Ignacio Cervantes.



El programa general del evento y el del concierto de estos tres jóvenes pianistas cubanos, este martes 31 de mayo a las seis de la tarde en la Sala Ignacio Cervantes, puede ser consultado aquí:  https://drive.google.com/file/d/1JszM__4kS8FdL41FxxsDp46a4JaluvQi/view?usp=sharing


Según la revista cultural y literaria digital La Jiribilla:

Por sexta ocasión, esta vez hasta el 11 de junio, el Encuentro de Jóvenes Pianistas tiende un puente entre los talentos de la Isla y de otras partes del mundo: 19 conciertos y recitales, ejecutantes de nueve países, renovada oportunidad para que el público sienta, desde otra perspectiva, que en La Habana todas las músicas están destinadas a enriquecer el espíritu.

En el centro de la fiesta se halla el empeño de un cubano emprendedor que nunca ha dejado de respirar los aires de la Isla, de la ciudad donde nació y a la que vuelve una y otra vez: Salomón Mikowsky, miembro de Honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Una década atrás, con Eusebio Leal, pactó las bases de evento: convocar en La Habana a jóvenes pianistas de carreras ascendentes, la mayoría de ellos discípulos suyos en la Manhattan School of Music, prestigiosa institución musical en la que Salomón Mikowsky es, a su vez, uno de los más  prestigiosos pedagogos.

Desde su primera versión, en 2013, han pasado por los escenarios habaneros intérpretes de primera línea que no solo entregan, sino que viven la experiencia de estar en un país donde se consolida un sistema de enseñanza artística, en el cual el piano ocupa un lugar jerárquico, prominente y exalta una tradición.

Salomón Mikowsky, formado inicialmente por uno de los grandes maestros cubanos, César Pérez Sentenat, y autor de una extraordinaria contribución al conocimiento de la pianística insular, Ignacio Cervantes y la danza cubana del siglo xix, se ha encargado de promover en los repertorios de sus pupilos la obra de notables compositores cubanos de todos los tiempos.






sábado, 28 de mayo de 2022

Tropiezos juveniles que comenzaron por una mocha

Por: Armando Fernández Álvarez.



La encontré clavada en el suelo en el centro del tajo. Estaba allí desde la zafra anterior. Un poco oxidada y chamusqueado su cabo de madera pero útil. El jefe de lote me explicó cómo mejorarla: “córtale la punta del lomo y envuelve el cabo con cinta de goma". La mocha  por su peso, necesita menos filo que el machete pero como es más corta debes agacharte más, lo que te ayuda a plantonear si te embullas”. A los pocos días ya estaba habituado y la prefería al Gallito . Tan entusiasmado estaba que en un descuido la mocha fue a parar a la bota, entró, cortó y sentí ardor en el pie. Al revisar descubrí que había cortado la yema y parte de la uña del pulgar. También descubrí que  a pesar de la sangre, no era para tanto pero quise aprovechar. 

Mi jefe me mandó para el campamento “dile al sanitario que te cure”, pero no estaba, y el chismoso del cocinero: “dice que iba al hospitalito de Senado, pero yo sé que tiene una noviecita por allí”. Con mi mochila al hombro salí a la carretera y allí ya supe dónde iba a parar todo. Como en la mecánica cuántica tuve y no tuve suerte, al llegar a la carretera hice señas y me paro una grúa de las que construían las primeras ESBEC en Sola. Iba para Camagüey, por supuesto que seguí para mi casa.

 Había sacado mis cuentas, el sanitario no diría nada, regresaría el lunes directo al campo y nadie lo notaria. Eran solo dos días y fin de semana. Así se hizo aunque al regresar me avisaron: “el jefe Cojón de Acero” te adivinó”. 

 Varios días después volví a meter la pata. Estaba en racha. En la compañía había un hombre analfabeto, sin familia, por ello “reenganchó” y decía con orgullo – “Yo gano salario fijo de oficial”. Como era extraordinario machetero, al punto que lo hacía solo, los “pillos” se anotaban y cobraban la caña que cortaba. También yo quería ser jefe y pillo, un día que cortaba a su lado cambie su tarjeta por la mía, pero alguien me vio. 

 Un dos de diciembre  el jefe nos dijo magnánimo: “El pelotón que vaya cumpliendo la media norma puede irse para el campamento”. Parecía una buena idea, además el campo tenía buena apariencia, pero cuando avanzamos un par de pilas era solo caguazo y Paraná hasta el final. Protestamos pero la respuesta era inamovible “el que cumpla se va, el que no se queda hasta que cumpla”. Cuando trajeron el almuerzo ya había mucho desaliento. Estábamos solos en el campo. El tractor se fue y dejo la carreta. Luego de almorzar, rezongamos y maldecimos hasta que decidimos regresar al campamento sin cumplir nada. No sé cómo, pero al llegar lo sabían todo. Elucubramos que debajo de la carreta se escondió alguien. 

 Como no podían castigarnos a todos escogieron a Ramírez y a Armando, los que más despotricamos al lado de la carreta. Primero se llevaron a Ramírez. Mochila al hombro, súbase al Gazito y para San Ignacio, Senado. Isabel Santos quizás recuerde ese barrio en las afueras del central. Allí calabozo. 

 Me llevan a la oficina del fiscal. Está escribiendo y me entretengo mirando la oficina. “¿Qué miras? Tú estas en un gran problema, entre todas tus cositas tienes preparados 10 añitos de cárcel. Vas para la disciplinaria. Allí esperarás el juicio”. Piernas torpes y mente pensando disparates. “Súbanse al camión”. Disciplinaria Loma de C, cerca del Central Lugareño, con alambradas, garitas, gente hosca; presidiarios. Al llegar conferencié con Ramírez. Mi entrevista con el fiscal igual a la suya, y entonces me instruyo: - “No hagas confianza con nadie, habla solo cuando te pregunten. No aceptes regalo, mucho menos comida. Mira y aprende. Si tienes problemas avisa rápido, conozco a alguien del grupo de los guapos, le dicen Bombillo. No entres a las duchas solo. En el campo no sueltes el machete. Aquí hay gente buena pero también asesinos. Uno mató a un jefe de lote en una discusión. Otro molió a palos a un viejo haitiano que lo sorprendió robándole melones, lo dejo tirado en el campo y allí murió”.

Las galeras eran un albergue como cualquier otro, solo la restricción de movimientos por las alambradas y garitas; el resto parecido: hora de levantarse, desayuno, almuerzo en el campo en una lata, porrón de agua, pero custodiados.

Una noche hubo una fuga y los tiros sonaron cerca. Me mantuve despierto pero ni levanté la cabeza. También hubo momentos diferentes. Los domingos por el altoparlante ponían música, Ramírez, otro recluso y yo comentábamos en una ocasión del éxito del momento: “Eva maría se fue...”, pero entonces pusieron a Nino Bravo y aquel muchacho  el otro recluso, soltó una disertación de música y voces, se dolía de la muerte del cantante a quien comparaba con Tom Jones.

Días después me sorprendió la visita de mi viejo. Cuando llegué del campo me avisaron que después de comida podía verlo. Era una mezcla confusa de alegría y vergüenza. ¡Cómo enfrentarme a él si estaba llegando al fondo!! Después de comida, sentado en el último banco y a la luz de un candil, esperé hasta que lo dejaron pasar. Primero conté mi versión y no interrumpió, conociéndolo aquello me extrañó. Luego contó su periplo: a Las Guásimas, a San Ignacio, a la prisión. Me hablo entonces de su entrevista con el Fiscal de San Ignacio y allí estaba la noticia: “era su amigo de muchas batallas del partido y la agricultura”, y le dijo a mi viejo: - “no te preocupes, habrá un juicio, pero saldrá en dos o tres meses”. No le dije nada de su trato ni de los “diez añitos”, no quise echarle moscas a la leche. Tiempo me costó entender por qué, con su carácter de “revolucionario consagrado”, en aquella ocasión no me diera el viejo un duro regaño. Con lo que me quedaba de esperanza le juré “cuando salga estudiare y hare una carrera. – “deja eso, ahora lo importante es salir de esto”. Diez años más tarde terminé la universidad, cuando ya ni me acordaba de la promesa, pero en aquel momento, minutos después de hacerla, por poco se jode todo.

Al terminar nuestro encuentro, el Fiscal de la cárcel le pidió al viejo que se quedara a dormir, Lugareño estaba lejos y era noche cerrada, le ofrecieron una cama en el albergue de los custodios. A media noche regresaron un grupo de reclusos de sus juicios, incluyendo los asesinos. Como pensaban que no regresarían, pues por sus altas condenas irían a cárcel civil, no les guardaron comida. De la misma cocina cogieron hierros los reclusos y se enfrentaron a los custodios que retrocedieron hasta el albergue donde dormía el viejo y comenzaron a disparar al aire. Cuenta el viejo que las balas silbaban contra las vigas del techo y el solo atinó a protegerse tapándose con la colchoneta; no había para dónde ir.




Días más tarde después de comida me avisaron que esperara al Fiscal. “Acompáñame al batey”. En las garitas intermedia y de salida habló con las postas, y al salir me entregó un bulto con ropa. Al batey se podía ir por el terraplén, pero se ahorraba mucho tiempo por un trillo que serpenteaba un arroyo y potreros de ganado. Oscuro llegamos a las primeras casas, y antes de entrar a una de ellas tomó el bulto y me dijo “espérame aquí”. Un rato después salió, me dio otro bulto pequeño y me ordenó: - “regresa y dale eso al Oficial de Guardia”

Era de noche y no conocía el trillo, así que comencé temeroso el regreso. Puedo asegurar que había buena luna pero el graznido de las lechuzas, el miedo a caer en el arroyo, los cruces de la cerca y el ganado que adivinaba en las sombras me atemorizaban. En uno de esos cruces el bulto del fiscal se me cayó y abrió. El mundo se detuvo un instante, y en instantes comenzó de nuevo a andar. Miré en redondo como si me vigilaran, y repetí: “entregar al oficial de guardia”. Reniego de la matemática: “el orden de los sucesos si altera el producto”: el viejo me había encendido luces al final del túnel y ellas me guiaron.

Esta historia la conté por primera vez 36 años después, cuando una tarde de morriña  en Angola, un amigo me contaba de sus misiones como explorador en la retaguardia enemiga durante la guerra. Allí,  en ocasiones, había quedado solo y aislado.

Por primera vez también escribo la palabra catarsis, no estoy seguro que lo sea, pero sí de que estas son mis vivencias de cuando tenía 16 años y meses. Cuando pasé en solo cuatro meses del aula de un preuniversitario a una prisión. De eso hace solo 49 años.



martes, 24 de mayo de 2022

Vindicación del colero y el revendedor.

Los pescadores en el Oriente de Cuba cuentan sobre la chopa, un pez cuya celebridad se debe a su labor como saneador de desperdicios biológicos. Tanto es así que hay un dicho para denotar cuando alguien se apropia de algo con profusa avidez: "Le cayó como la chopa al mojón". 

Estigmatizados en la radio y la televisión, incomprendidos por el comadreo y las charlas de podio, deberíamos reconocer la labor de coleros y revendedores.  Les propongo pausar la indignación ante lo que, seguramente, ya se están apresurando a catalogar de disparate. Hagamos un poco de análisis e historia:

Hasta 1968 no había coleros  ni revendedores en Cuba, entendidas las palabras en el sentido actual. Eso sí, en cualquier esquina había un puestecito, una bodega grande o pequeña, una fiambrería, dulcería, cafetería. En todos esos lugares se vendía al por menor, incluso al menudeo, lo mucho o lo poco que pudiera venderse entonces. Había grandes tiendas, claro, almacenes, mercados inmensos como el de Cuatro Caminos en La Habana o La Plaza en Manzanillo. 

El comercio mayorista, en el período de 1959 a 1968, pasó de estar compartido entre empresas estatales y emprendedores privados al monopolio exclusivo del Estado. Podía entenderse, en una sociedad camino al socialismo. Parecía entonces que lo correcto fuera que sus empresas, propiedad de todo el pueblo, fueran más eficaces que cualquier emprendimiento asociado a formas de propiedad intrínsecas al decadente capitalismo. Bueno: eso se creía pero... Para  no abrumar, solo sugiero una ojeadita al documental Yo también te haré llorar, que realizara Enrique Colina en 1984. 

El resultado de la llamada ofensiva del 68 trasciende lo económico a lo sociocultural. Se destrozaron los valores del servicio -que no de la servidumbre, que es otro asunto-, el cliente comenzó a llamarse consumidor -¡qué ironía siendo el consumo la razón de ser del comercio capitalista!- y se invirtió la jerarquía al convertirse el tendero, camarero o vendedor en el dueño del bate y las pelotas. Si no juegas con sus reglas, no juegas. 

Pero de todos, la figura más poderosa después del 68 es el administrador. No el que administra un timbirichi, un carrito de vender pan con croquetas o una guarapera. Ese no. Me refiero al gran administrador, el que tiene bajo su cargo la asignación y/o distribución de recursos. El que decide si las cajas de pollo van para San Agustín o para la fiesta del Guatao, o la pipa de agua para el reparto Camilo Cienfuegos o para La Güinera ¡Ese es el tipo o la tipa, y lo sabe! Hay cinco problemas para nosotros, los mortales, que, para él o ella, son ventajas: el monopolio estatal, la demanda casi siempre por encima de la oferta, la falta de control popular y público sobre sus decisiones, la preponderancia del factor administrativo sobre el mercantil y el bloqueo, obviamente, que es una causa y contribuyente de la agudización de todo lo demás.

Mi madre trabajó toda su vida en empresas de servicios o comercio. Solía decirme que para hacerse ricos en esas "estructuras extrañamente socialistas" -esa era la construcción lingüística que usaba- no había ninguna necesidad de robar ni de meterse en problemas con "el dinero de Papá". Bastaría con asociarte con otros administradores de recursos y decidir a favor de quiénes más convenientes te fueran para tu beneficio personal siempre que la empresa no "perdiera". Si mi establecimiento distribuye almohadillas sanitarias en La Cuchufleta y el de René distribuye cigarros en Macana Arriba, una parte de mis almohadillas irán para revendores en Macana Arriba que me las pagarán por encima del precio impuesto administrativamente para que yo abone "el dinero de Papá"  y me quede una ganancia. A cambio, una parte de los cigarros de René vendrán a La Cuchufleta en las mismas condiciones. Ganancia doble. 

Una vez le pregunté al administrador de un restaurante estatal en Bayamo cómo, sin caer preso, había pasado en apenas diez años de ser un mal nutrido recien graduado de una escuela de comercio al dueño de un auto, dos motorinas, tres coches tirados por caballos y a tener dos familias bien mantenidas. Y la respuesta fue contundente: "Yo jamás le he robado una onza de aceite al Estado. Es sencillo, Giordan, un pollo frito vale [valía] como nueve pesos en mi establecimiento y lleva una cantidad de pollo, aceite, sal y guarnición. El balancista de la empresa tiene que vivir, como yo, y me asigna recursos para 200 raciones diarias pero yo sirvo 100 y presto un buen servicio con esas 100. Lo otro se lo vendo a un revendedor a un precio mayor pues ese mismo pollo, en una paladar, cuesta 40 pesos. Imagínate eso mismo, con seis o siete platos más, los 365 dias del año, durante 10 años". Pensemos que algo similar ha sucedido  con piezas de respuesto, artículos de limpieza, ropa, herramientas y todo lo que necesitamos o demandamos.

Mi amigo funcionaba como un proveedor mayorista de un mercado informal que, producto de la distorsión impuesta por el modo en que el Estado intepreta el comercio, se ha convertido en el predominante. 

Entonces: ¿Es el colero? ¿Es el revendedor el que nos hace la vida más dura? 




"Haciendo colas nadie se hace rico", me explica la señora que me vende un paquete de galletas a 250 CUP. "Nosotros somos kileros. Los duros de verdad son los proveedores, los que se 'enguaran' con los que controlan las cadenas de abastecimiento. Esos son los poderosos, los que saben con anticipación dónde van a "sacar" esto o lo otro. Nosotros somos la cara visible, mijito". 

Desde el punto de vista del comprador común, el comercio minorista cubano es aleatorio. El distribuidor de un establecimiento casi nunca sabe cuando va a llegar determinado producto ni en qué cantidad. Pero cuando le llega ya tiene su cuota de poder. Esa es una cuota de poder que,  lo mismo que el producto, se va distribuyendo desde la OSDE hasta el colero-revendedor que es  el último y más débil eslabón. 

Entonces el colero, el revendedor, es una consecuencia del comercio distorsionado, de un comercio que da vueltas sobre si mismo a medio camino entre el mercantilismo más caótico -el del mercado ilegal- y un ideal de relaciones mercantiles socialistas que se sustenta en valores humanos que aun no alcanzamos.a formar. 

¿Cómo salir de ese círculo vicioso? Habría que pensar (y actuar). Lo que sí sé es que no es cogiéndola con el colero o el revendedor quienes, en definitiva, nos proporcionan, muchas veces sin pérdida de tiempo, aquello que, para comprarlo, tendríamos incluso que dejar de trabajar o, simplemente, de vivir. Por eso los revindico. Porque no es culpando la chopa por su oficio como se limpian las aguas... 



domingo, 22 de mayo de 2022

Silvio Rodríguez: "La fuga de jóvenes es el drama más amargo de Cuba"

 Por Daniel Ramírez.

(Tomado de:  https://www.elespanol.com/opinion/20220522/silvio-rodriguez-fuga-jovenes-drama-amargo-cuba/673182795_0.html )


"Pensar, lo que es pensar, he pensado en muchas cosas posibles y
posiblemente en algunos imposibles. Pero ¿se sabe de alguien que sólo pensó en algo predeterminado?... Pensar es importante; pero más importante es lo que hacemos después de pensar.




Usted me ha recibido porque le conté que mi madre, guitarrista, nos ponía de niños sus canciones. Desde entonces, Silvio Rodríguez ha formado parte de mi biografía sentimental, igual que la de miles de españoles. Hábleme de su madre.

Cierto que le recibí por lo que me contó de su mamá, a quien, antes de continuar, envío un saludo afectuoso y agradecido. Mi madre, Argelia Domínguez León, es hija de una familia de trabajadores del tabaco. Las mujeres eran despalilladoras y los hombres torcedores.

Fueron once hermanos que, tan pronto podían empezar a trabajar, lo hacían para ayudar a la familia. A ella le gustaba mucho la escuela, pero tuvo que dejarla en segundo grado. Era una persona de muy buen humor. Amaba la música, la poesía, la canción trovadoresca.

Le cantaba mucho.

Sí. A los quince años tuvo un dúo con su hermana Orquídea. Con el tiempo se hizo peluquera para sobrevivir, y muchas veces le tocó la responsabilidad de mantenernos. Pero nunca dejaba de cantar, pasara lo que pasase. Murió el año pasado, cuando iba a cumplir 96.

Lo siento de veras. Si su madre le acercó a la música, su padre le empujó a la literatura. ¿Cómo fueron esas primeras lecturas? Imagino que no concibe un camino sin el otro. Son sendas que se cruzan.

Mi padre, Dagoberto Rodríguez Ortega, tuvo que doblarse sobre un surco a los seis años, pero de mayor fue un lector infatigable. Siempre, después del almuerzo, se acostaba a leer al menos una hora.

¿Qué era lo que más le gustaba?

Especialmente la poesía y el teatro. Por él conocí a José Martí, a Juan de Dios Peza, a Rubén Darío, a Nicolás Guillén, a Rabindranath Tagore... Mi padre era un autodidacta total; aun así escribía sainetes ocasionales.

Durante la segunda guerra, junto a su hermano Ángel y otros jóvenes, pulió diamantes para la industria bélica en la base aérea de mi pueblo. Después se dedicó a la construcción de muebles y se hizo ebanista. Un oficio que le gustaba mucho porque, según él, "tenía de arte".

¿Cómo era su pueblo, San Antonio de los Baños, en los años cincuenta?

26 kilómetros de La Habana, entonces y todavía hoy, más que una distancia es un mundo. San Antonio era un pueblo alegre, con más conciencia obrera que agraria, gracias a las tabaquerías, donde existía el oficio de Lector, que era un empleado que empezaba el día leyendo el periódico mientras los trabajadores realizaban su faena, y luego continuaba con los clásicos de la literatura.

La fábrica de levadura más grande de Cuba, la Fleishmann, estaba en San Antonio. Las mujeres tenían los despalillos y la Fábrica de Camisas. Mi pueblo tiene en su haber un récord nacional de revistas y publicaciones, sobre todo humorísticas.

¿Había música?

El pueblo tenía dos cines, varias Sociedades y había bailes todos los fines de semana, con las orquestas más populares del momento. Era un pueblo próspero, lleno de actividad, y para colmo atravesado por un río que, después de cruzar densos bosques, escondía una misteriosa cueva.

El analfabetismo, antes de la Revolución, era muy amplio. A usted, ¿cómo le enseñaron a leer y escribir?

El analfabetismo en Cuba, antes de la Revolución, era de
aproximadamente un 30% de la población, sobre todo de las zonas rurales. Mis primeras nociones de lectura y escritura las recibí en mi casa, de mis padres, y luego terminé de aprender en la Escuela Pública nº5 de mi pueblo, donde cursé preescolar y primer grado.

Pocos años más tarde, participó precisamente en una campaña de
alfabetización rural. ¿Cómo lo recuerda? ¿Cómo enseñó usted a leer y escribir a aquellos niños?


No eran niños los que enseñé a leer y a escribir. Eran los hombres del batallón de milicias 339, de Cienfuegos, que acababan de perder a 42 familiares y amigos en las arenas de Playa Girón. Estaban muy tristes.

Después continué en la Ciénaga Oriental de Zapata, en casa de un campesino carbonero. La comida era escasa. Tenían varios hijos y ninguno sabía leer ni escribir. Estando allí nació el último. Mi farol de alfabetizador sirvió para alumbrar el parto.

Le impactó mucho El Principito con el mítico "lo esencial es invisible a los ojos". Es una lectura estrechamente relacionada con la utopía. Ahí ya se cocinaba algo dentro de usted.

No es casual que El Principito haya tocado el corazón de sucesivas generaciones. Es un libro bellamente escrito. Desde la ternura, sobre la comprensión al otro, por raro que parezca. Por eso sigue siendo necesario.

Antes de saberlo en carne propia, por aquella época, siendo muy
pequeño, aprendió las luces y las sombras del amor. Porque sus padres se separaron, regresaron, se volvieron a separar… Después llegarían sus propios amores. El amor es clave en sus canciones. De hecho, cuando llegó lo de la canción protesta, algunos trovadores decían entre risas: "¡Pero si yo no tengo ninguna canción protesta!".


El término protest song fue acuñado en los Estados Unidos en los años sesenta, una época de auge de los movimientos integracionistas y antiguerreristas, que reunieron a mucho pueblo norteamericano y a sus más audaces cantores en una lucha memorable.

Aunque no dudo que también lo etiquetaran así para venderlo. El hombre tiene la buena costumbre de nombrar las cosas, aunque algunos nombres, cuando se usan para el comercio, parecen encerrar las cosas en una especie de gueto.

Lo cierto es que la canción, de forma natural, ha ido haciendo el
cuento de la vida. Desde Homero se sabe, pero seguramente fue desde antes. Véanse las canciones en la Biblia. El canto siempre ha narrado el amor, el desamor, las guerras, las ambiciones, la naturaleza, los ideales; en la canción caben todos los asuntos humanos. Por eso me reía cuando querían clasificarnos.

Y sus primeros amores, esos "primeros asuntos humanos", ¿cómo fueron?

Como los de todo el mundo: utópicos primero y luego cada vez más manifiestos y tangibles, hasta que me puse a cantarlos, que es también una forma de prolongarlos y tratar de entenderlos.

Cuando llegó la Revolución, usted tenía doce o trece años. ¿Cuáles son sus primeros recuerdos?

Cuando triunfó la Revolución, hacía un mes que había cumplido doce. En aquella Cuba había una complicidad generalizada contra la tiranía. Cuando los niños jugábamos a los soldaditos, los malos eran los del ejército y los buenos eran los barbudos de la Sierra Maestra.

Conocíamos personas que estaban huyendo y, en las noches, escuchábamos Radio Rebelde por la onda corta, muy bajito. El primero de enero de 1959 fue un día muy esperado y, claro, como dice el poema de Jesús Orta Ruiz...

¿Cómo dice el poema?

¡Primero de enero! 

Luminosamente surge la mañana. 

¡Las sombras se han ido! Fulgura el lucero 

de la redimida bandera cubana. 

El aire se llena de alegres clamores. 

Se cruzan las almas, saludos y besos, 

y en todas las tumbas de nobles caídos 

revientan las flores y cantan los huesos.

 

Usted, aunque esto, imagino, exigiría una respuesta muy amplia, ¿por qué se hizo revolucionario?

No sé qué entenderá usted por revolucionario. Yo creo que pude ser revolucionario si mis canciones pudieron aportar algo propio, personal, a la tradición de la inmensa trova cubana. En ese sentido quizá pude ser revolucionario en algún momento, el tiempo lo dirá.

En el otro sentido, en el político, sólo me siento seguidor de nuestra historia, ya que somos un país ambicionado por otro mucho más grande, cosa que viene declarando desde los tiempos en que pertenecíamos a España.

Por eso se metieron en la guerra, en 1898, cuando el ejército colonial ya estaba desgastado y en retirada; por eso se adjudicaron la victoria que había conquistado nuestro pueblo en una guerra por etapas que duró treinta años; por eso firmaron en París, a espaldas nuestras; por eso nos impusieron la Enmienda Platt, que los autorizaba a intervenir en Cuba cada vez que lo consideraran apropiado.

Por eso ahora nos crucifican con la extraterritorial ley Helms-Burton, que sólo levantarán cuando haya un gobierno moderado por ellos y de su total aprobación. Para estar contra eso no hay que ser revolucionario. 

Sólo hay que ser cubano y tener vergüenza.

En aquella época, dijo haber alcanzado el convencimiento de que la guitarra era algo así como un fusil y que un cubano era siempre mita soldado, mitad algo. En su caso, a tenor de sus respuestas, mitad trovador, mitad soldado.

Estaba aludiendo a la realidad de nuestra historia como pueblo. Lo cierto es que empecé a cantar profesionalmente cuando estaba recién salido del servicio militar; los únicos zapatos que tenía eran las botas del ejército.

Aún estábamos muy cerca de la invasión por Playa Girón. Unos pocos meses atrás todavía había bandas armadas por la CIA en las tres cordilleras de nuestra geografía. Era normal que pensáramos en aquellos términos de lucha, de defensa.

Aprendió a tocar la guitarra durante el servicio militar. Una vez contó que, durante esos años, advirtió una poderosa virtud en el Ejército: un grupo de personas, coordinadas, con vocación de hacer algo. En España, el Ejército tiene muy mala prensa entre los partidos de izquierdas. ¿Por qué?

El ejército cubano empezó a formarse a partir del Ejército Rebelde, que había luchado en la Sierra Maestra contra la tiranía. Para los jóvenes de 1964, cuando empezó la ley de Servicio Militar, no era conflictivo cumplir con la defensa de la patria. Así se veía, así lo vi yo, por más incómodo y latoso que resultara: aquello me impidió seguir estudiando lo que me interesaba y también me perdí de ir a la Universidad.

Pero en las fuerzas armadas, o al menos en las que a mí me tocaron, también se aprendían cosas de las relaciones humanas, mucho más si se entraba a los 17, como fue mi caso, y se salía a los 20. Yo tuve mucho tiempo, noches enteras, para leer y para aprender a tocar la guitarra. A eso me dediqué, cada vez que podía.

Hemos hablado de una parte luminosa de la Revolución: la alfabetización. Pero, ¿cuándo y cómo comenzó a conocer la parte amarga que entraña toda revolución? La separación o el distanciamiento de amigos y familias, el exilio, la represión.

Ninguna revolución es un camino de rosas. Estas mismas palabras se las dije a periodistas españoles a fines de los setenta, cuando visité su país por primera vez. Cierto que es duro ver partir a familiares y amigos, pero es una elección que no sólo sucede en las revoluciones: pasa en todas partes, sobre todo en países en conflicto o con problemas económicos.

¿España no ha sido un pueblo de migrantes? ¿No tienen problemas migratorios en el sur, con África, y con países del Medio Oriente? A veces me asombra que en países con recursos, donde hay problemas e inconformidades con sus gobiernos, se hable tan mal del nuestro, que siempre ha vivido acorralado por colosales fuerzas externas y, aún así, ha resistido un bloqueo de más de sesenta años.

La revolución ha traído, en ese sentido, la fractura entre los intelectuales. Me vienen a la cabeza los nombres de algunos músicos que se instalaron fuera de Cuba como Celia Cruz o Pablo Milanés. ¿Cómo lo ha vivido?

He vivido algunas de nuestras disidencias con el mismo pesar que usted o sus ancestros podrán haber vivido la de intelectuales y artistas extraordinarios como Antonio Machado, León Felipe, Rafael Alberti o Antonio Gades. A los dos últimos tuve el gusto de conocerles. De Gades fui muy amigo; sus restos, por su voluntad, yacen en nuestra Sierra Maestra.

Hace no mucho tiempo, usted criticó la represión por parte de la policía de una marcha del colectivo LGTBI en las calles de La Habana. Ya antes, con su canción Acerca de los padres, abordó con valentía un tema que era tabú para el régimen. Lo sucedido con los homosexuales en Cuba a partir de la Revolución fue terrible, muchos de ellos enviados a campos de concentración. ¿Cómo explica algo así?

Lo cierto es que el Gobierno Revolucionario tuvo que cargar con todos los prejuicios que arrastraba nuestra sociedad desde tiempos de la colonia; entre ellos un machismo patriarcal y homofóbico. Sin embargo, conocí a miembros del Ejército Rebelde que eran homosexuales. Por supuesto, esto era de total conocimiento de la Dirección de la Revolución.

Las Unidades Militares de Ayuda a la Producción fueron creadas para castigar indisciplinas de miembros del Ejército Rebelde. Después, algunos inconscientes pensaron que podían ser usadas para castigar a quienes no trabajaban, “gente de la dulce vida”, se les decía.

Dentro de los estúpidos prejuicios que había con los homosexuales, estaba el de que no trabajaban, o que vivían una vida fácil. Fue un error espantoso y cuando lo que estaba pasando llegó a la jefatura revolucionaria, mandaron a cerrar aquellas unidades. Esto sucedió a fines de 1966 o principios de 1967. Conocí oficiales que tuvieron que ver con la clausura de aquellas prácticas.

En 1989 se fundó en Cuba el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), que educa, investiga, apoya abiertamente y hasta desfila cada año a favor de los derechos de las personas LGTBIQ+.

Solía decir José Agustín Goytisolo que las revoluciones son brillantes por fuera, pero muy frágiles por dentro. Cuando leí aquello, me acordé de su canción: "Martí me habló de la amistad y creo en él cada día. Aunque la cruda economía, ha dado luz a otra verdad". ¿Esa verdad es la pobreza que hoy puede palparse en las calles de Cuba?

No sé cuántas revoluciones conoció José Agustín, a quien tuve el gusto de conocer cuando fue jurado del premio literario Casa de las Américas. Pero me consta que aquí sí estuvo. Por ahí hay una foto en que aparecemos, junto a Haydée Santa María y otros amigos.

Los versos míos que usted cita quieren decir que las diferencias económicas crean distancias y pueden enemistar a la gente, cosa que sucede en todos los países donde he estado.

Parte de la pobreza que se palpa en las calles de Cuba tiene apellido: Made in USA. El bloqueo es para eso, para crear pobreza y para que el pueblo se vire contra el gobierno. No lo digo yo. Lo dicen ellos con toda claridad.

Le leo un verso suyo que siempre me ha causado curiosidad: "Tener no es signo de malvado y no tener tampoco es prueba de que acompañe la virtud". Podría interpretarse como una enmienda a algunos aspectos de la Revolución cubana y de partidos que actualmente en España tienen como primera estrategia enfrentar a "la gente" con "la casta".

La Revolución cubana no inventó la lucha de clases. Tampoco la inventó España. Eso existía desde mucho antes; está en la Historia de las relaciones económicas y sus consecuencias sociales. Por otra parte, puede que sean singularidades, pero no siempre la clase social determina el valor humano de una persona. Lo digo porque lo he visto.

Antes de ser músico, trabajó en un semanario. Allí conoció a grandes escritores. Me viene a la cabeza el “dentro de la revolución, todo; fuera de la revolución, nada” entonado por Fidel Castro. ¿Concibe la censura como un mal necesario para que prospere la Revolución? A mí, un joven nacido en democracia, me ha chocado mucho, en las calles deLa Habana, no encontrar periódicos libres, sólo los controlados por el partido.

En el semanario Mella no sólo conocí a grandes escritores; también a grandes dibujantes y a grandes fotógrafos. Las llamadas Palabras a los intelectuales las pronunció Fidel a unos meses de la invasión por Playa Girón.

No creo que lo dijera como una orden, como una ley. Lo dijo en un contexto específico. Lo que pasa es que después la burocracia ideológica consideró que era mejor mientras menos se discutiera. Las nuevas tecnologías acabaron con esa comodidad ingenua. Puede usted leer el discurso completo de Fidel.

Pero, ¿qué piensa de la censura?

Estoy contra la censura. Me he pronunciado contra ella dentro y fuera de Cuba, porque censura existe en todas partes. Conozco países muy desarrollados donde actores y cantores han sido procesados y presos por decir “inconveniencias”. También hay países donde se calla la opinión ajena a balazos. Nada de eso ha pasado en Cuba.

Me han contado un problema que tuvo usted por hablar bien de los Beatles. ¿Qué pasó exactamente?

En mis inicios me preguntaron qué me parecían y dije que eran una vanguardia musical. Me botaron de la televisión por eso, a principios de 1968. Sin embargo, hace unos años, tuve el gusto de pronunciar el discurso de defensa del Honoris Causa para Sir George Martin en el Instituto Superior de Arte de La Habana.

Por cierto, ¿cómo era Fidel Castro? ¡Me daba miedo! Igual que Franco. Los hombres providenciales que dirigen los futuros de las naciones siempre me han dado miedo.

Fidel fue un revolucionario que conectó mucho con su pueblo. Quiso que fuéramos un país soberano, viviendo a noventa millas del imperio más grande de la historia, que siempre quiso dominar a Cuba. Por eso se ganó el más terrible de los odios. Es público que la CIA fraguó contra él más de seiscientos asesinatos.

Fidel también fue un intelectual, un hombre estudioso, con vocación de maestro. Podía pasar horas explicando un tema. Sabía escuchar a sus interlocutores con mucha paciencia. Personalmente era un hombre atento y amable.

Castro fue muy amigo del Rey Juan Carlos I, que ahora vive en los Emiratos Árabes tras algunos escándalos de corrupción. ¿Está al tanto de la política española? ¿Qué piensa un republicano como usted de la monarquía española?

Que es un asunto de los españoles.

Hace un tiempo conoció a Pablo Iglesias, que fue vicepresidente del Gobierno. Su sucesora, Yolanda Díaz, es afiliada del Partido Comunista. ¿Cree que la ideología comunista tiene futuro en la sociedad española?

Conozco desde hace años a Pablo y admiro su lucha, su resistencia. Lamenté mucho el cerco que le hicieron sus enemigos políticos fuera de su casa, durante años. Algo insólito, inhumano. Aquí diez personas cercan por un rato la casa de un disidente, ponen un poco de música, pegan un cartel pintado a mano y sale en todos los diarios del mundo como los horrendos mítines de repudio del comunismo castrista.

Pienso que la ideología comunista no puede seguir siendo como se prefiguró en sus inicios, porque vivimos en un mundo muy diferente, más complejo y con nuevas contradicciones.

Yo nunca he pertenecido a un partido político. Pero simpatizo con la idea de la igualdad de derechos que promueve el socialismo. No creo en el igualitarismo, que considero una desviación dañina.

¿Y respecto a España?

Serán los españoles los que decidan su futuro.

Las relaciones entre España y América atraviesan un momento delicado. En algunos países se están derribando, por ejemplo, las estatuas de Cristóbal Colón. ¿Cuál es su opinión acerca de la conquista de América?

Porque usted me lo pregunta y, con mucho respeto, me atrevo a decir en voz alta que quizá España deba revisar algunas premisas de sus relaciones con Latinoamérica. Impregnarse del espíritu solidario y fraterno de muchos españoles, expresados en diversas organizaciones no-gubernamentales como MediCuba y otras asociaciones de amistad con diversos países latinoamericanos.

La llamada “conquista de América” fue lo que siempre han hecho los que más pueden con los que pueden menos. Es la parte brutal y triste de los seres humanos.

Teniendo en cuenta la estrecha relación de Cuba con Rusia, me gustaría preguntarle: ¿le parece justificada la actuación de Putin en Ucrania?

Estoy contra las guerras, mucho más las de supremacía, incluyendo por supuesto la guerra de Ucrania. Pero aclaro que no soy antirruso, como he visto que incita a ser la propaganda en muchos periódicos de occidente.

Entrados los setenta, marchó a la guerra de Angola. Allí, ya adulto, vio de cerca lo que era dar la vida por una idea. Gabriel Celaya decía que la "poesía no podía ser un lujo de los neutrales". Pasado el tiempo, ¿usted entregaría su vida por una idea?

Decir "una idea" parece reducir a algo ínfimo un asunto que puede tener proporciones históricas y puede abarcar a más que todo un pueblo, porque implica una esencia de la mismísima condición humana: el derecho a la soberanía, a la libre determinación de los pueblos.

¿Pensamos o no que todos tenemos derecho a ser libres? ¿Creemos de verdad en el mejoramiento humano?  Espero que sí y que seamos capaces de ser consecuentes con eso.

A lo largo de mis quince días en Cuba, he conversado con muchas
personas. He percibido un gran descontento con el gobierno. Hay quien se está marchando a través de Nicaragua, otros no pueden porque no tienen dinero. ¿Se está generando el caldo de cultivo para que otra revolución acabe con la revolución?

La fuga de jóvenes es nuestro drama más amargo. Pero el descontento es un derecho universal y, por fortuna, también una práctica incensurable. Sin embargo, estar descontento con un gobierno no es lo mismo que no creer en los principios que defiende. Hay coyunturas económicas, a veces impuestas, que pueden provocar reacciones puntuales.

Yo pienso que las revoluciones ocurren cuando las contradiciones sólo pueden ser resueltas a través de la violencia revolucionaria. Después de eso, en adelante, le toca actuar a Evolución. Cuidado con los que le nieguen el cauce que precisa. Lo he dicho cantando en algo que llamé Sea señora, y perdone que me cite:

Sea señora la que fue doncella. Hágase libre lo que fue deber.
Profundícese el surco de la huella; reverdézcanse sol, luna y estrellas en esta tierra que me vio nacer.

A desencanto, opóngase deseo. Superen la erre de revolución. Restauren lo decrépito que veo, pero déjenme el brazo de Maceo y, para conducirlo, su razón.

Seguimos aspirantes de lo mismo que todo niño quiere atesorar: una mano apretada en el abismo, la vida como único extremismo y una pequeña luz para soñar. Las fronteras son ansias sin coraje. Quiero que conste de una vez aquí. Cuando las alas se vuelven herrajes, es hora de volver a hacer el viaje a la semilla de José Martí.

¿Cree que habrá otros trovadores que como usted entonces tomarán la guitarra contra esas injusticias? Usted escribió el otro día: “Me preocupa que la revolución, o lo que usa su nombre, acabe siendo contrarrevolucionaria y que lo que se le enfrente parezca o acabe siendo revolucionario”.

Son lecturas que hago de mi realidad, porque la vivo, y porque canto lo que me parece vivir; siempre lo hice así. Es como entiendo mi oficio; como me parece que ha sido la trova desde que surgió. Hoy hay muchos trovadores bastante más jóvenes que abordan nuestra realidad con compromiso y sin complacencia.

¿Cómo vivió las protestas y la reacción del Gobierno a las
manifestaciones del 11 de julio?

Hubo representantes del gobierno que dialogaron. Aplaudí eso. No puede haber sociedad sin diálogos. Mucho menos con las zonas inquietas de la juventud. Ese es el socialismo en el que creo.

En sus canciones se percibe una tensión entre ley y justicia, que cristaliza en este otro verso, una pregunta que usted se hace: "¿Hasta dónde debemos practicar las verdades?". 

 Las respuestas erróneas a esa pregunta han desatado las mayores crisis sociales de la Historia. Es que nunca ha habido una sociedad sin contradicciones, mucho menos hoy, en un mundo tan comunicado y a la vez diverso, tan complejo que a veces parece muy nuevo pero en el fondo también es muy viejo.


Cuando, muy joven, hizo una larga travesía en el Playa Girón, atracó en Canarias. En el prólogo de Canciones del mar cuenta que, por la calle, se dio cuenta de que tenía la posibilidad de no regresar a Cuba. Pero regresó. ¿Alguna vez ha pensado en marcharse?

Pensar, lo que es pensar, he pensado en muchas cosas posibles y posiblemente en algunos imposibles. Pero ¿se sabe de alguien que sólo pensó en algo predeterminado?... Pensar es importante; pero más importante es lo que hacemos después de pensar.

 

 

 


viernes, 20 de mayo de 2022

Variaciones sobre un mismo tema

 

Tengo ante mí el artículo de Ariel Terrero Lecturas reposadas de Alma Mater. Aprecio que   llama las cosas por su nombre desde una postura revolucionaria: le llama chapucería política a lo que, efectivamente, lo es. Me resulta admirable la descripción de la solidaridad que recibió desde el gremio, después del atropello, el equipo de la revista de la FEU.

 Pero hay una pregunta que martilla: ¿Qué hacemos con los chapuceros? ¿He de creer que los únicos dos chapuceros, en lo que Terrero llama episodio Alma Mater, son los cuadros sustituidos por el Comité Nacional de la UJC?

El articulista especula acerca de que la chapucería anterior es la mayor. Digo especula porque usa la palabra ¨creo¨ cuando se refiere a la causa que sí, comparto con el destacado periodista y por eso lo vuelvo a citar, es: la incapacidad de los cuadros de la UJC para abrazar, cultivar, absorber y  defender un medio de prensa muy bien posicionado en el diálogo con la juventud... Y aquí me detengo en el intento de profundizar un poco.

¿Absorber? No me queda claro qué significa en el contexto de la construcción socialista. Creo saber lo que significa en el contexto capitalista. Ahí se trata de la reconversión en mercancía de los símbolos asociados a la rebeldía. La industria cultural norteamericana absorbió los movimientos contestatarios que, a partir de la década del sesenta, destrozaron los valores de la postguerra. Aquellas posturas iconoclastas de los Beatles fueron absorbidas por las disqueras al reconvertirlos, a ellos mismos, en iconos de generaciones, sujetos de adoración. Lo fans no suelen razonar ante el ídolo. Tal como, en un montón de lugares, redujeron al Che Guevara a la imagen redundante de Korda  en camisetas y tatuajes.   Así se reinventa ideológicamente el capitalismo sin necesidad de ¨amar al líder por encima de ti mismo¨ o de  adjudicarle a éste epítetos y superlativos como harían sus homólogos del socialismo eurasiático del siglo XX.

 ¿Es una absorción de ese tipo a la que se refiere Ariel Terrero para Alma Mater? Me gusta pensar que no. Que habla de otra de nuevo tipo que nos acercaría -confieso que aun no sé cómo- por el camino hacia un socialismo que, si no es libertario, no sería digno de llamarse socialismo. Me hubiera valido que lo aclarara.

Tampoco creo que la necesidad de conectar desde el periodismo con los jóvenes, sobre la base de un nuevo modelo comunicacional, sea  mero resultado -o imposición-  dado el surgimiento y desarrollo  de las redes sociales, como me sugiere -no digo que el autor sugiere, sino a mi me sugiere- el último párrafo del subtítulo incultura  dentro de su texto. Ya desde mucho antes de que tuviéramos INTERNET la comunicación política en Cuba, y el paradigma comunicacional gestor de nuestros medios, estaban necesitando de una renovación y de una ruptura con la cerrazón, el secretismo y la manipulación por sesgo propia de la Teoría de la Aguja Hipodérmica. Si apenas pueden contarse con los dedos de las manos los medios revolucionarios que en Cuba logran altos posicionamientos respecto a sus públicos, no es sólo por una asintonía generacional, sino por el anquilosamiento persistente de un modo ya caduco de hacer política en un país donde un partido se concibe, legaliza y manifiesta como la fuerza dirigente superior que ha de determinarnos a todos.

Entonces si los cuadros de la UJC poseen la ya mencionada incapacidad para, reitero la cita: abrazar, cultivar, absorber... ¿Sería un disparate pensar que esa incapacidad ha sido ¨heredada¨ de sus padres, los cuadros superiores, del PCC? ¿Será que, en realidad, el PCC tiene sus propios déficits de eficacia en el modo de orientar el tipo de comunicación política que la Revolución demanda? ¿O será que, en definitiva, no tiene tales déficits y el propio partido necesita replantearse su paradigma de gestión comunicacional y cambiar de mentalidad su membresía?

Salvo estas dudas, acaso reflexiones, tengo que decir que estoy de acuerdo con el abordaje realizado por Ariel Terrero. 


Y A CONTINUACIÓN LES DEJO UN NUEVO PODCAST en La Otra Cita Sonora. 

Poesía de Federico García Lorca, Nancy Morejón, Cintio Vitier, Victor Cassaus y Wichy El Rojo. Y música de Liuba María Hevia y de la familia Vitier García. Excepto el poema de Nancy Morejón, todo fue elaborado a partir de la memoria sonora del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.





 

jueves, 19 de mayo de 2022

Nuestra América

 Por: José Martí


Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el cielo, que van por el aire dormido engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada, como los varones de Juan de Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.

No hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo, para, como la bandera mística del juicio final, a un escuadrón de acorazados. Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos. Los que se enseñan los puños, como hermanos celosos, que quieren los dos la misma tierra, o el de casa chica, que le tiene envidia al de casa mejor, han de encajar, de modo que sean una las dos manos. Los que, al amparo de una tradición criminal, cercenaron, con el sable tinto en la sangre de sus mismas venas, la tierra del hermano vencido, del hermano castigado más allá de sus culpas, si no quieren que les llame el pueblo ladrones, devuélvanle sus tierras al hermano. Las deudas del honor no las cobra el honrado en dinero, a tanto por la bofetada. Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen las tempestades; ¡los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.

A los sietemesinos sólo les faltará el valor. Los que no tienen fe en su tierra son hombres de siete meses. Porque les falta el valor a ellos, se lo niegan a los demás. No les alcanza al árbol difícil el brazo canijo, el brazo de uñas pintadas y pulsera, el brazo de Madrid o de París, y dicen que no se puede alcanzar el árbol. Hay que cargar los barcos de esos insectos dañinos, que le roen el hueso a la patria que los nutre. Si son parisienses o madrileños, vayan al Prado, de faroles, o vayan a Tortoni, de sorbetes. ¡Estos hijos de carpintero, que se avergüenzan de que su padre sea carpintero! ¡Estos nacidos en América, que se avergüenzan, porque llevan delantal indio, de la madre que los crió, y reniegan, ¡bribones!, de la madre enferma, y la dejan sola en el lecho de las enfermedades! Pues, ¿quién es el hombre?, ¿el que se queda con la madre, a curarle la enfermedad, o el que la pone a trabajar donde no la vean, y vive de su sustento en las tierras podridas, con el gusano de corbata, maldiciendo del seno que lo cargó, paseando el letrero de traidor en la espalda de la casaca de papel? ¡Estos hijos de nuestra América, que ha de salvarse con sus indios, y va de menos a más; estos desertores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte, que ahoga en sangre a sus indios, y va de más a menos! ¡Estos delicados, que son hombres y no quieren hacer el trabajo de hombres! Pues el Washington que les hizo esta tierra ¿se fue a vivir con los ingleses, a vivir con los ingleses en los años en que los veía venir contra su tierra propia? ¡Estos “increíbles” del honor, que lo arrastran por el suelo extranjero, como los increíbles de la Revolución francesa, danzando y relamiéndose, arrastraban las erres!

Ni ¿en qué patria puede tener un hombre más orgullo que en nuestras repúblicas dolorosas de América, levantadas entre las masas mudas de indios, al ruido de pelea del libro con el cirial, sobre los brazos sangrientos de un centenar de apóstoles? De factores tan descompuestos, jamás, en menos tiempo histórico, se han creado naciones tan adelantadas y compactas. Cree el soberbio que la tierra fue hecha para servirle de pedestal, porque tiene la pluma fácil o la palabra de colores, y acusa de incapaz e irremediable a su república nativa, porque no le dan sus selvas nuevas modo continuo de ir por el mundo de gamonal famoso, guiando jacas de Persia y derramando champaña. La incapacidad no está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia. Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero. Con una frase de Sieyés no se desestanca la sangre cuajada de la raza india. A lo que es, allí donde se gobierna, hay que atender para gobernar bien; y el buen gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país, y cómo puede ir guiándolos en junto, para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país mismo, a aquel estado apetecible donde cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia que la Naturaleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas. El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma del gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país.

Por eso el libro importado ha sido vencido en América por el hombre natural. Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales. El mestizo autóctono ha vencido al criollo exótico. No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza. El hombre natural es bueno, y acata y premia la inteligencia superior, mientras ésta no se vale de su sumisión para dañarle, o le ofende prescindiendo de él, que es cosa que no perdona el hombre natural, dispuesto a recobrar por la fuerza el respeto de quien le hiere la susceptibilidad o le perjudica el interés. Por esta conformidad con los elementos naturales desdeñados han subido los tiranos de América al poder; y han caído en cuanto les hicieron traición. Las repúblicas han purgado en las tiranías su incapacidad para conocer los elementos verdaderos del país, derivar de ellos la forma de gobierno y gobernar con ellos. Gobernante, en un pueblo nuevo, quiere decir creador.

En pueblos compuestos de elementos cultos e incultos, los incultos gobernarán, por su hábito de agredir y resolver las dudas con la mano, allí donde los cultos no aprendan el arte del gobierno. La masa inculta es perezosa, y tímida en las cosas de la inteligencia, y quiere que la gobiernen bien; pero si el gobierno le lastima, se lo sacude y gobierna ella. ¿Cómo han de salir de las Universidades los gobernantes, si no hay Universidad en América donde se enseñe lo rudimentario del arte del gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos de América? A adivinar salen los jóvenes al mundo, con antiparras yanquis o francesas, y aspiran a dirigir un pueblo que no conocen. En la carrera de la política habría de negarse la entrada a los que desconocen los rudimentos de la política. El premio de los certámenes no ha de ser para la mejor oda, sino para el mejor estudio de los factores del país en que se vive. En el periódico, en la cátedra, en la academia, debe llevarse adelante el estudio de los factores reales del país. Conocerlos basta, sin vendas ni ambages: porque el que pone de lado, por voluntad u olvido, una parte de la verdad, cae a la larga por la verdad que le faltó, que crece en la negligencia, y derriba lo que se levanta sin ella. Resolver el problema después de conocer sus elementos, es más fácil que resolver el problema sin conocerlos. Viene el hombre natural, indignado y fuerte, y derriba la justicia acumulada de los libros, porque no se la administra en acuerdo con las necesidades patentes del país. Conocer es resolver. Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías. La universidad europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América, de los incas a acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras Repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras Repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas.

Con los pies en el rosario, la cabeza blanca y el cuerpo pinto de indio y criollo, venimos, denodados, al mundo de las naciones. Con el estandarte de la Virgen salimos a la conquista de la libertad. Un cura, unos cuantos tenientes y una mujer alzan en México la república en hombros de los indios. Un canónigo español, a la sombra de su capa, instruye en la libertad francesa a unos cuantos bachilleres magníficos, que ponen de jefe de Centro América contra España al general de España. Con los hábitos monárquicos, y el Sol por pecho, se echaron a levantar pueblos los venezolanos por el Norte y los argentinos por el Sur. Cuando los dos héroes chocaron, y el continente iba a temblar, uno, que no fue el menos grande, volvió riendas. Y como el heroísmo en la paz es más escaso, porque es menos glorioso que el de la guerra; como al hombre le es más fácil morir con honra que pensar con orden; como gobernar con los sentimientos exaltados y unánimes es más hacedero que dirigir, después de la pelea, los pensamientos diversos, arrogantes, exóticos o ambiciosos; como los poderes arrollados en la arremetida épica zapaban, con la cautela felina de la especie y el peso de lo real, el edificio que había izado, en las comarcas burdas y singulares de nuestra América mestiza, en los pueblos de pierna desnuda y casaca de París, la bandera de los pueblos nutridos de savia gobernante en la práctica continua de la razón y de la libertad; como la constitución jerárquica de las colonias resistía la organización democrática de la República, o las capitales de corbatín dejaban en el zaguán al campo de bota-de-potro, o los redentores bibliógenos no entendieron que la revolución que triunfó con el alma de la tierra, desatada a la voz del salvador, con el alma de la tierra había de gobernar, y no contra ella ni sin ella, entró a padecer América, y padece, de la fatiga de acomodación entre los elementos discordantes y hostiles que heredó de un colonizador despótico y avieso, y las ideas y formas importadas que han venido retardando, por su falta de realidad local, el gobierno lógico. El continente descoyuntado durante tres siglos por un mando que negaba el derecho del hombre al ejercicio de su razón, entró, desatendiendo o desoyendo a los ignorantes que lo habían ayudado a redimirse, en un gobierno que tenía por base la razón; la razón de todos en las cosas de todos, y no la razón universitaria de uno sobre la razón campestre de otros. El problema de la independencia no era el cambio de formas, sino el cambio de espíritu.

Con los oprimidos había que hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores. El tigre, espantado del fogonazo, vuelve de noche al lugar de la presa. Muere echando llamas por los ojos y con las zarpas al aire. No se le oye venir, sino que viene con zarpas de terciopelo. Cuando la presa despierta, tiene al tigre encima. La colonia continuó viviendo en la república; y nuestra América se está salvando de sus grandes yerros -de la soberbia de las ciudades capitales, del triunfo ciego de los campesinos desdeñados, de la importación excesiva de las ideas y fórmulas ajenas, del desdén inicuo e impolítico de la raza aborigen- por la virtud superior, abonada con sangre necesaria, de la república que lucha contra la colonia. El tigre espera, detrás de cada árbol, acurrucado en cada esquina. Morirá, con las zarpas al aire, echando llamas por los ojos.

Pero “estos países se salvarán”, como anunció Rivadavia el argentino, el que pecó de finura en tiempos crudos; al machete no le va vaina de seda, ni en el país que se ganó con lanzón se puede echar el lanzón atrás, porque se enoja, y se pone en la puerta del Congreso de Iturbide “a que le hagan emperador al rubio”. Estos países se salvarán, porque, con el genio de la moderación que parece imperar, por la armonía serena de la Naturaleza, en el continente de la luz, y por el influjo de la lectura crítica que ha sucedido en Europa a la lectura de tanteo y falansterio en que se empapó la generación anterior, le está naciendo a América, en estos tiempos reales, el hombre real.

Éramos una visión, con el pecho de atleta, las manos de petimetre y la frente de niño. Éramos una máscara, con los calzones de Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón de Norteamérica y la montera de España. El indio, mudo, nos daba vueltas alrededor, y se iba al monte, a la cumbre del monte, a bautizar a sus hijos. El negro, oteado, cantaba en la noche la música de su corazón, solo y desconocido, entre las olas y las fieras. El campesino, el creador, se revolvía, ciego de indignación, contra la ciudad desdeñosa, contra su criatura. Éramos charreteras y togas, en países que venían al mundo con la alpargata en los pies y la vincha en la cabeza. El genio hubiera estado en hermanar, con la caridad del corazón y con el atrevimiento de los fundadores, la vincha y la toga; en desestancar al indio; en ir haciendo lado al negro suficiente; en ajustar la libertad al cuerpo de los que se alzaron y vencieron por ella. Nos quedó el oidor, y el general, y el letrado, y el prebendado. La juventud angélica, como de los brazos de un pulpo, echaba al Cielo, para caer con gloria estéril, la cabeza coronada de nubes. El pueblo natural, con el empuje del instinto, arrollaba, ciego del triunfo, los bastones de oro. Ni el libro europeo, ni el libro yanqui, daban la clave del enigma hispanoamericano. Se probó el odio, y los países venían cada año a menos. Cansados del odio inútil, de la resistencia del libro contra la lanza, de la razón contra el cirial, de la ciudad contra el campo, del imperio imposible de las castas urbanas divididas sobre la nación natural, tempestuosa o inerte, se empieza, como sin saberlo, a probar el amor. Se ponen en pie los pueblos, y se saludan. “¿Cómo somos?” se preguntan; y unos a otros se van diciendo cómo son. Cuando aparece en Cojímar un problema, no van a buscar la solución a Danzig. Las levitas son todavía de Francia, pero el pensamiento empieza a ser de América. Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa y la levantan con la levadura de su sudor. Entienden que se imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación. El vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino! Se entiende que las formas de gobierno de un país han de acomodarse a sus elementos naturales; que las ideas absolutas, para no caer por un yerro de forma, han de ponerse en formas relativas; que la libertad, para ser viable, tiene que ser sincera y plena; que si la república no abre los brazos a todos y adelanta con todos, muere la república. El tigre de adentro se entra por la hendija, y el tigre de afuera. El general sujeta en la marcha la caballería al paso de los infantes. O si deja a la zaga a los infantes, le envuelve el enemigo la caballería. Estrategia es política. Los pueblos han de vivir criticándose, porque la crítica es la salud; pero con un solo pecho y una sola mente. ¡Bajarse hasta los infelices y alzarlos en los brazos! ¡Con el fuego del corazón deshelar la América coagulada! ¡Echar, bullendo y rebotando por las venas, la sangre natural del país! En pie, con los ojos alegres de los trabajadores, se saludan, de un pueblo a otro, los hombres nuevos americanos. Surgen los estadistas naturales del estudio directo de la Naturaleza. Leen para aplicar, pero no para copiar. Los economistas estudian la dificultad en sus orígenes. Los oradores empiezan a ser sobrios. Los dramaturgos traen los caracteres nativos a la escena. Las academias discuten temas viables. La poesía se corta la melena zorrillesca y cuelga del árbol glorioso el chaleco colorado. La prosa, centelleante y cernida, va cargada de idea. Los gobernadores, en las repúblicas de indios, aprenden indio.

De todos sus peligros se va salvando América. Sobre algunas repúblicas está durmiendo el pulpo. Otras, por la ley del equilibrio, se echan a pie a la mar, a recobrar, con prisa loca y sublime, los siglos perdidos. Otras, olvidando que Juárez paseaba en un coche de mulas, ponen coche de viento y de cochero a una bomba de jabón; el lujo venenoso, enemigo de la libertad, pudre al hombre liviano y abre la puerta al extranjero. Otras acendran, con el espíritu épico de la independencia amenazada, el carácter viril. Otras crían, en la guerra rapaz contra el vecino, la soldadesca que puede devorarlas. Pero otro peligro corre, acaso, nuestra América, que no le viene de sí, sino de la diferencia de orígenes, métodos e intereses entre los dos factores continentales, y es la hora próxima en que se le acerque demandando relaciones íntimas, un pueblo emprendedor y pujante que la desconoce y la desdeña. Y como los pueblos viriles, que se han hecho de sí propios, con la escopeta y la ley, aman, y sólo aman, a los pueblos viriles; como la hora del desenfreno y la ambición, de que acaso se libre, por el predominio de lo más puro de su sangre, la América del Norte, o el que pudieran lanzarla sus masas vengativas y sórdidas, la tradición de conquista y el interés de un caudillo hábil, no está tan cercana aún a los ojos del más espantadizo, que no dé tiempo a la prueba de altivez, continua y discreta, con que se la pudiera encarar y desviarla; como su decoro de república pone a la América del Norte, ante los pueblos atentos del Universo, un freno que no le ha de quitar la provocación pueril o la arrogancia ostentosa, o la discordia parricida de nuestra América, el deber urgente de nuestra América es enseñarse como es, una en alma e intento, vencedora veloz de un pasado sofocante, manchada sólo con sangre de abono que arranca a las manos la pelea con las ruinas, y la de las venas que nos dejaron picadas nuestros dueños. El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no la desdeñe. Por ignorancia llegaría, tal vez, a poner en ella la codicia. Por el respeto, luego que la conociese, sacaría de ella las manos. Se ha de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor para que se revele y prevalezca sobre lo peor. Si no, lo peor prevalece. Los pueblos han de tener una picota para quien les azuza a odios inútiles; y otra para quien no les dice a tiempo la verdad.

No hay odio de razas, porque no hay razas. Los pensadores canijos, los pensadores de lámparas, enhebran y recalientan las razas de librería, que el viajero justo y el observador cordial buscan en vano en la justicia de la naturaleza, donde resalta, en el amor victorioso y el apetito turbulento, la identidad universal del hombre. El alma emana, igual y eterna, de los cuerpos diversos en forma y en color. Peca contra la humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio de las razas.  Pero en el amasijo de los pueblos se condensan, en la cercanía de otros pueblos diversos, caracteres peculiares y activos, de ideas y de hábitos, de ensanche y adquisición, de vanidad y de avaricia, que del estado latente de preocupaciones nacionales pudieran, en un período de desorden interno o de precipitación del carácter acumulado del país, trocarse en amenaza grave para las tierras vecinas, aisladas y débiles, que el país fuerte declara perecederas e inferiores. Pensar es servir. Ni ha de suponerse, por antipatía de aldea, una maldad ingénita y fatal al pueblo rubio del continente, porque no habla nuestro idioma, ni ve la casa como nosotros la vemos, ni se nos parece en sus lacras políticas, que son diferentes de las nuestras; ni tiene en mucho a los hombres biliosos y trigueños, ni mira caritativo, desde su eminencia aún mal segura, a los que, con menos favor de la historia, suben a tramos heroicos la vía de las repúblicas; ni se han de esconder los datos patentes del problema que puede resolverse, para la paz de los siglos, con el estudio oportuno y la unión tácita y urgente del alma continental. ¡Porque ya suena el himno unánime; la generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado por los padres sublimes, la América trabajadora; del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó el Gran Zemí, por las naciones románticas del continente y por las islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva.