Matanzas: ¡Los Héroes! El monólogo de un bombero.

 Por: Rolando Isaac Nogueira Castro.

Esto más que un análisis, es un monólogo con mis hermanos bomberos... Desaparecidos.

Saber que diecisiete de ustedes no regresarán hoy a casa me causa dolor. Porque a muchos les di clases, les enseñe y compartimos por 18 años el amor a la profesión. 

 No entiendo qué pasó. 

Unos dicen que el tanque se agrieta dos veces en la madrugada, y derrama combustible. Otros cuentan que el viento cambia de dirección, y las llamas arrasan todo en diez segundos.

Ustedes sabían que ese tanque no tenía el enfriamiento adecuado; el color de sus paredes estaba al rojo vivo y en cualquier momento podía fatigarse, y romper sus planchas botando combustible encendido.

Ustedes sabían que era una locura entrar dentro del muro de contención, para enfriar los tanques; cuando la propia táctica de incendios dice que se debe enfriar desde afuera del cubeto. 

Ustedes sabían, que no tenían los recursos necesarios para controlar aquello, no alcanzaban las técnicas, ni los medios. Ustedes sabían que la vida de uno sólo de ustedes, vale más que toda la base de combustible entera.

¡Ustedes lo sabían y lo saben! 

Pero aún así se metieron a cumplir con su deber. 

No les importó que faltará agua, ni medios, ni espuma. No les importó que sea el incendio más grande en la historia de Cuba. No les importó nada. Se quedaron en sus puestos hasta el final para cumplir con su honroso llamado. 

¡Ohhhh Chichi! ¿Qué le vamos a decir ahora a tu hija pequeña? Ella no va a entender que tiene a su padre grave, ingresado en el Calixto García por quemaduras. Estoy seguro, que estabas allí con los tuyos, que a pesar de ser Jefe, te fuiste con tus reclutas a echar suerte con ellos y por eso te cogió la explosión.

Estoy seguro que esos diecisiete desaparecidos estaban rodillas en tierra, aguantando el calor, el zumbido infernal de las llamas, el vapor que te quema todo, las ganas de seguir dando lo mejor de sí y a la vez de mantener la vida... Porque nadie quiere morirse, porque además ustedes no están preparados para morir todavía... Pero aún asi, no se podían perder el privilegio de tratar de dominar la fiera... Y pitón en mano siguieron cumpliendo con su deber. No es negligencia, que nadie los acuse de negligentes. Ustedes cumplieron con su misión. Ustedes dieron lo mejor. Y al final volverán a salir cuando toque el timbre de la campana... Saldrán en cada uno de los corazones de un AC listo para la batalla. Esto es para bomberos, ellos saben lo que escribí.